La influencia de «los masones» en el Zulia: ¿Realidad o mito?
Guardianes de misterios, epicentro de leyendas y constructores de hombres y sociedades. De seguro usted habrá escuchado hablar de “los masones”, pues últimamente están en todo, desde las grandes producciones de Hollywood, hasta los dólares que tanto le mortifican, pero lo que tal vez ignora es que también han sido prominentes zulianos, más cercanos a su vida y con más influencia en ella de lo que jamás haya imaginado.
Los masones son una de las hermandades secretas más enigmáticas y difundidas de la humanidad, cuyos miembros han protagonizado revoluciones políticas, científicas y filosóficas que han guiado al mundo por el camino de la ilustración, y provocado tanto la caída como el ascenso de imperios, lo cual les ha puesto en una confrontación histórica con la Iglesia Católica, las monarquías y el poder hegemónico en general.
Su antigüedad que se remonta a tiempos bíblicos y su naturaleza hermética, saturada de rituales y símbolos con significados ocultos que protegen un conocimiento ancestral, han sido fuente inagotable de mitos que se multiplican y deforman con ayuda de una narrativa literaria y cinematográfica que explota el poco interés de esta fraternidad en dar explicaciones.
Ciertamente su rica historia va desde los constructores del templo del Rey Salomón, pasando por las cruzadas medievales de los Caballeros Templarios, El Renacimiento, La Ilustración y todos los procesos independentistas y democráticos de Europa y América, lo cual explica por qué se les asocia con historias del Santo Grial, intrigas políticas, ocultismo y hasta conspiraciones alienígenas, pero todo ese embrollo mejor se lo seguimos dejando a autores como Dan Brown (Código Da Vinci), Erick Von Daniken (Alienígenas Ancestrales) y Rodolfo Benavídes (El Secreto de la Gran Pirámide).
La intención de estas líneas no es desmitificar la fascinante aura de misterio de la masonería, sino más bien aprovechar el inagotable interés del público hacia el tema, para darle nuevas dimensiones a la obra de grandes hombres, que sin hacer alarde de su filiación, se ganaron un espacio en la historia nacional y ahora comparten sus nombres con nuestras calles, plazas, hospitales, municipios y parroquias.
Gracias a la industria cultural del llamado primer mundo, la mayoría de la gente reconoce como masones a figuras históricas como Jorge Washington, Benjamín Franklin, Isaac Newton, Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Napoleón Bonaparte, Winston Churchill, Alexander Fleming, Gustav Eiffel, Harry Houdini, Henry Ford, Benito Juárez, Abraham Lincoln y Ludwig Van Beethoven entre otros, pero también existe una pléyade regional cuyo accionar ayudó a consolidar nuestra libertad y progreso social, científico e intelectual.
La masonería en el Zulia data de 1812 cuando se fundó la llamada Escuela de Cristo, un grupo de notables dirigidos por el Capitán Juan Evangelista González, y el doctor en medicina Dionisio Torres, que se reunía en el templo de Santa Ana bajo una fachada religiosa, mientras conspiraban para proclamar la independencia de la provincia de Maracaibo de la monarquía española.
A 206 años de aquella primera sociedad secreta, los masones contemporáneos se reúnen libremente en la sede de la Logia Regeneradores N°6, ubicada en la calle 82 frente al edificio Las Carolinas, aunque siguen manteniendo de forma ritual sus encuentros nocturnos, saludos secretos y códigos que antes servían a los fines prácticos de escapar de la persecución a la que eran sometidos los libres pensadores que se atrevían a anteponer la lógica y la ciencia por encima de los dogmas.
Entre los más prominentes masones zulianos se pueden contar al prócer de la independencia Rafael Urdaneta; el caudillo Jorge Sutherland, quien inauguró el Palacio de los Cóndores; el escritor, poeta e historiador Rafael María Baralt; el abogado Jesús Enrique Lossada, rector de la reapertura de LUZ y el médico Antonio Urquinaona, fundador de la Casa de la Beneficencia (hoy hospital Central); Francisco Eugenio Bustamante, médico precursor de técnicas quirúrgicas; Valmore Rodríguez, periodista que lucho contra el gomecismo; Antonio Borjas Romero, constructor de la Ciudad Universitaria; Juan Besson, periodista e historiador y José Rafael Pocaterra, periodista, escritor y diplomático entre muchos otros que hoy son recordados por su labor.
Tomando en cuenta lo anterior, es evidente que los aspectos ocultos de la masonería les brindan un aire más seductor a nuestras personalidades regionales, pero son los aspectos visibles y perdurables los que reflejan la verdadera naturaleza de esta hermandad.
A través de sus hombres el legado masónico está intrínsecamente atado a nuestra lucha independentista, los movimientos autonomistas regionales, la creación del primer hospital de Venezuela, la reapertura y modernización de la Universidad del Zulia, la libertad de prensa, la implementación de la instrucción pública y obligatoria, e importantes avances médico-científicos solo por mencionar algunos de sus mayores aportes.
Hay quienes insisten en ver la masonería como una élite que controla el poder tras bastidores, pero al menos en lo local, la evidencia apunta a que la ascendencia de este grupo sobre la sociedad, se fundamenta en la agudeza intelectual y visión de sus miembros, fomentando los ideales de libertad, igualdad, tolerancia, verdad y progreso, mediante la enseñanza mutua.
El tema de la influencia masónica en la vida de estos grandes zulianos todavía está por ser estudiada y tal vez nunca conozcamos todos los detalles de esta enigmática faceta, aunque no haría daño escudriñar la obra de estos notables bajo esta óptica impregnada de misterio. Quién sabe qué revelaciones podamos encontrar si mantenemos la mente abierta y leemos entre líneas.
Redacción: Luis Ricardo Pérez P.
Fotografía: Archivo
Redacción: Luis Ricardo Pérez P.
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