El Padre Palmar “pasa la cesta” en GoFundMe para costear su exilio en EEUU
Tras un inusual período de silencio, el pasado 15 de junio el Padre José Palmar emitió un llamado de auxilio que ha tenido eco en las redes sociales de venezolanos dentro y fuera del país. Esta vez las causas no son políticas sino económicas, ya que el polémico presbítero zuliano decidió acudir a la plataforma de financiamiento colectivo on-line GoFundMe, para tratar de costear su manutención en los Estados Unidos, donde se encuentra en calidad de asilado político desde principios de marzo de este año.
La situación financiera del Padre Palmar –como se le conoce popularmente- contrasta con la de otras prominentes figuras de la oposición venezolana que han partido hacia el exilio, ya que el autodenominado “cura de barrio” no cuenta con bienes de fortuna propios, ni tampoco recibe apoyo económico de las ONG’s internacionales que defienden las causas democráticas y los derechos humanos. ¿Por qué? Las razones son diversas, pero antes de ahondar en ellas, veamos primero lo que solicita el controversial hombre de sotana.
Habla el cura
En el texto que acompaña su perfil de GoFundMe, titulado “Paz y Bien”, Palmar señala lo siguiente: “Recurro a la bondad de sus corazones y a la generosidad de su espíritu misericordioso para que puedan colaborar a sostenerme económicamente en mi condición de sacerdote exiliado y refugiado religioso”.
En el detalle de la campaña de recaudación, el ex párroco de Sierra Maestra explica que requiere de un promedio de $16.000 dólares para cubrir durante un año el alquiler de una vivienda en la comunidad de St. Cloud Florida (cuya mensualidad es de $900), además de otros costos médicos, alimentación y logística de transporte.
Con menos de un mes publicada, la solicitud ha sido compartida unas 117 veces en Facebook, logrando recaudar hasta ahora la octava parte de la meta establecida. Según el registro de contribuciones de la plataforma de croudsourcing, unas 38 personas han efectuado aportes que oscilan entre 5 y 400 dólares, con lo cual la campaña ya suma unos $2,360 (apenas suficiente para pagar dos meses de renta y comida).
Por sus obras lo conoceréis
Es lógico suponer que debido a su perfil mediático y postura radical contra el Gobierno de Nicolás Maduro, Palmar también pudiera calificar como beneficiario del tipo de apoyo que evidencian algunas figuras opositoras en el exterior, pero antes hay que recordar que pese a haber tenido una intensa vida dentro y fuera del chavismo, Palmar no es una figura política sino religiosa y eso limita su rango de acción en el contexto internacional.
También hay que considerar que en su rol como sacerdote y comunicador, Palmar ha desatado altisonantes cruzadas contra personeros del Gobierno venezolano, así como de la coalición opositora, a la cual ha tildado en sus redes sociales de “pocilga, lambucia, colaboracionista y macilenta”. Esta actitud sin duda ha minado cualquier posibilidad de que las caras visibles de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en el exterior le tiendan una mano solidaria.
Quienes conocen de cerca a Palmar no dudan en describirlo como una persona sencilla, frontal, piadosa y con un gran sentido del humor, pero sobre todas las cosas destacan su absoluta incapacidad para entrar por el carril, bien sea de la Iglesia, los medios o las organizaciones políticas.
Cada quien como puede
Su desenfrenado apasionamiento ideológico y áspera sinceridad le han llevado a comportarse en el ámbito comunicacional como una especie de toro suelto en una cristalería política, haciendo añicos con sus palabras todo aquello que contrasta con su particular visión de la vida y el acontecer nacional.
Algunos de sus simpatizantes y detractores tratan de explicar su peculiar forma de abordar la política como un subproducto de la edad, pero el pueblo zuliano que ha seguido por mas de 40 años las aventuras y desventuras del Padre José Palmar, sabe bien que el filoso verbo de este cura –aunque lo parezca- no es atribuible al síndrome de Tourette ni a la senilidad, “Palmar es simple y exageradamente Palmar”, acota uno de sus correligionarios que prefiere mantener su identidad en reserva.
Como pastor de la Iglesia Católica, este irreverente zuliano que a principios de año partió a México huyendo de sus adversarios y luego a Estados Unidos, cuando su anfitrión en suelo azteca fue asesinado, apela a las experiencias de su vida sacerdotal para sobrevivir. Hoy su parroquia y su púlpito son digitales, así como la cesta que pone a circular entre la comunidad global, para recoger lo que cada quien esté dispuesto a dar “y que Dios se lo pague”.
Redacción: Luis Ricardo Pérez P.
Fotografía: Archivo