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Maracaibo Gótica: La quema de basura se ha convertido en la «bati-señal» de los barrios

De noche arden los promontorios en las esquinas oscuras, siluetas humanas reptan entre las sombras y el sucio como si estuvieran hechas de la mugre misma, las volutas de un humo espeso y tóxico lo arropan todo aumentando la negrura de unas calles sin alumbrado público. Es una escena que bien podría formar parte de algún remake de Batman, pero no se trata de Ciudad Gótica sino de Maracaibo en quizás la peor crisis de aseo urbano que puedan recordar sus ciudadanos.

Quemar basura es un delito, penado con multas y cárcel pero ya nadie se asusta. En los barrios marabinos la gente le tiene más miedo a las enfermedades que traen las moscas y la inmundicia que parece colonizar cada esquina o terreno baldío.

Según el artículo 14 de la ordenanza municipal 044-2008 sobre las normas de Seguridad, Protección Civil, Prevención de Siniestros y Desastres en General, “Ninguna persona podrá encender o mantener encendida hogueras o quemar basura, ni desperdicios o desechos en general, ni autorizar a otra persona para hacerlo en terrenos públicos o privados”.

La violación a esta disposición será sancionada con multa de 20 unidades tributarias (unos Bs. 10.000) y arresto preventivo de los responsables de acto ilícito, lo cual explica por qué la gente hace caso omiso a esta normativa.

En el barrio Cerros de Marín los habitantes parecen haber encontrado una fórmula para que les retiren los desechos sólidos cuando ya la situación alcanza niveles de colapso. La señora Carmen, habitante de la zona, asegura que la única forma en que las autoridades los toman en cuenta para llevarse la basura, es cuando la atraviesan en mitad de la calle y la incendian en señal de protesta cada vez que les quitan la luz.

La estrategia parece funcionar ya que al poco tiempo de iniciar la quema de basura aparecen funcionarios policiales a tratar de sofocar “la protesta” y luego un camión volteo se lleva los escombros y cuando no es así, al menos resuelven momentáneamente la acumulación de desechos y espantan el mosquero que azota no solo al barrio si no a los edificios de clase media y alta que abundan en las inmediaciones.

Otros sectores de la ciudad como la vía de Ziruma-Milagro, desde los edificios de Zapara hasta la entrada de La Paraguita parecen haber adoptado la misma modalidad, ya que en las noches una seguidilla de fogatas improvisadas alumbran la oscura vía en cada esquina, pintando un cuadro post-apocalíptico.

Esta forma de anarquía transformada en protesta ciudadana es un arma de doble filo para la misma comunidad, ya que el humo tóxico de plásticos, químico y materia orgánica en descomposición que emana de estas piras funerarias donde arde el civismo marabino, tiene un poderoso coctel de agentes cancerígenos y alérgenos que con la exposición constante llega a desarrollar enfermedades respiratorias severas y hasta la muerte.

María José González, comunicadora social recién graduada, conoce bien los efectos de la exposición al humo de la basura quemada, ya que hace un mes debió ser llevada de emergencia al hospital Chiquinquirá cuando vecinos del sector Veritas quemaron una montaña de desperdicios en la esquina del taller de latonería Rin-Mar.

González explica que el humo le produjo un edema de glotis, una reacción alérgica intensa ya que sufre de asma y si no hubiese recibido tratamiento inmediato podría haber muerto de asfixia, afortunadamente para la joven, solo tuvo que tolerar dos días de hospitalización en el nosocomio público, lo cual ya es un calvario en sí mismo.

Otro punto de la ciudad donde pareciera existir un portal al mismo averno, ya que casi todas las noche arde esparciendo pestilencia hacia los edificios cercanos, es en la esquina de 5 de Julio con la cale 76-A (diagonal a Grafipress). Es tan habitual el uso de esta esquina para incinerar desechos que el container de hierro ya está doblado por la acción de las llamas e incluso desde Google Maps puede verse el manchón negro que han dejado los usuarios de este infiernillo urbano.

Los vecinos del edificio La Castellana, a una cuadra del quemadero, aseguran que la peor parte la llevan los pisos más bajos, ya que es allí donde se percibe con mayor fuerza la acción del humo, pero confiesan que no esperan mayor cosa de la municipalidad, ya que si ésta no han podido recoger la basura en una arteria vial tan concurrida como 5 de Julio, probablemente tampoco tome acciones para detener la quema de desechos en esa vía.

 

 

Redacción y Fotografía: Luis Ricardo Pérez P.

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