Sucesos 

Inseguridad condena al empresariado zuliano a un anonimato autoimpuesto

Ser cabeza de una compañía exitosa en un país como Venezuela es pasar a formar parte de una cultura underground, donde los nombres de sus miembros se mencionan en voz baja, como si llevaran una especie de estigma vergonzoso.

El temor, ya sea infundado o justificado por experiencias traumáticas a manos del hampa, ha hecho que preguntar “quién es el dueño” de algo, sea casi un insulto que dispara miradas de suspicacia, o en el mejor de los casos una larga pausa, seguida de un murmullo casi indescifrable que comienza con la advertencia: “ten cuidado porque eso es de…”

Ante esta agobiante situación, Franco Cafoncelli, presidente de Fedecámaras Zulia, asegura con firmeza que en Venezuela “el primer éxito de un empresario es mantenerse vivo”.

A su criterio, “la industria que más se ha desarrollado en el país en los últimos tiempos es la inseguridad”, donde existe todo un sector que trabaja en identificar objetivos, y obliga a los empresarios a “volar bajo” para no ser detectados por su radar.

Invisibles a plena vista

“Los empresarios que están asesorados saben que deben mantener un bajo perfil. Quien tiene una empresa de éxito no se va a exponer y a decir ‘éste es el que está a la cabeza’ porque sabe que esa es la forma más segura de recibir amenazas y extorsiones”, ilustra el representante del gremial, al describir cómo el anonimato se ha convertido en la primera línea de defensa contra el hampa.

Cafoncelli reconoce que es un tema delicado y complicado, que empuja a la gente a sobrevivir como si estuviesen en un país en guerra.

“Aquí no es cuestión solamente de miedo, sino que ya hay experiencias traumáticas en la familia. Normalmente alguien que pasa por una tragedia a causa del hampa, se va del país. Ese suele ser el punto de quiebre donde muchos dicen ‘ahora sí me voy, no aguanto más esto’, pero aun así, hay gente que tiene la fortaleza de seguir invirtiendo y lograr negocios exitosos”, recalca el empresario de ascendencia italiana.

El presidente de la cúpula empresarial regional, considera que hoy día la inversión en seguridad es parte esencial de los costos operativos que los integrantes de su gremio deben asumir para competir en el mercado. Afirma que pese a pagar sus impuestos, los empresarios no pueden dejar su seguridad solo en manos del Estado, ya que el auge de la delincuencia sobrepasa la capacidad de respuesta de los cuerpos policiales.

A Dios rogando…

“Yo recuerdo que hace 20 años yo iba a Bogotá a visitar proveedores y me buscaban en vehículos blindados con seguridad armada y carros escolta. En aquel entonces me preguntaba cómo esta gente puede vivir así, pero luego vimos que poco a poco esa situación fue mermando en Colombia y aumentando aquí”, cuenta Cafoncelli al confesar que nunca pensó en llegar a necesitar tales niveles de resguardo.

Todas las crisis abren puertas inesperadas, y la inseguridad no es la excepción. Durante los últimos años en el país y la región ha proliferado una industria de la seguridad compuesta por blindajes para vehículos, escoltas privados, cámaras de vigilancia, cerco eléctrico y todo tipo de servicios para quienes cuentan con los suficientes recursos como para no sentarse a esperar que el Estado les garantice su integridad, mientras las balas surcan el aire.

“Lo peor que puede hacer un empresario o cualquier persona es ignorar la inseguridad. Mucha gente se hace como el loco y dice ‘eso no me va a pasar a mí’. Es preferible dar un paso adelante y ser previsivo, planificar e invertir en eso para reducir los riesgos”, concluye Cafoncelli al remarcar que también es buena política “mantener bien a tu gente” para eliminar el peligro de la ya famosa complicidad interna, que suele ser el flanco más débil ante el hampa.

Promoción sin exposición

Fermín Mármol García, criminólogo y experto en seguridad privada, afirma que la inseguridad ha impuesto una importante restricción en el campo comercial y el desarrollo profesional a la hora de promocionarse.

El especialista detalla que en el país están desapareciendo las tarjetas de presentación, directorios médicos en las recepciones de las clínicas y directorios organizacionales en las páginas web de bancos, transnacionales o empresas consolidadas. “La razón es muy sencilla. La mayoría de estas personas han recibido asesoría por parte de sus gerencias de seguridad” sobre cómo protegerse limitando el acceso a su identidad.

Mármol García reconoce que estas prácticas suponen un importante obstáculo inicial para un emprendedor que aspira a lograr el éxito, por ello recomienda “emular sanamente lo que hacen las grandes corporaciones. Promocionar y publicitar lo que haces, tu producto, pero no tu persona para así protegerte”.

Otra recomendación básica para evitar ser objeto de amenazas o extorsión, es direccionar hacia asistentes u otros compañeros de trabajo, toda llamada de personas desconocidas, así quieran indagar sanamente sobre los servicios. El emprendedor o cabeza del negocio solo debe tratar con personas conocidas o con quienes ya se haya interrelacionado, dejando que un filtro previo se encargue de aquello que recientemente reclame de su atención o servicios.

El muro institucional

El consultor en negociaciones de riesgos especiales, afirma que en un país como Venezuela se puede llevar una práctica de emprendimiento relativamente segura, sin necesidad de tu aparecer en la escena, al menos en las primeras de cambio.

“El ejemplo que dieron los colombianos en los 90’s y que dieron los mexicanos son válidos, ya que demuestran que se puede ser exitoso y consolidarse empresarialmente sin necesidad de exponerse como persona natural”, ejemplifica Mármol García.

En cuanto al contacto con medios y la prensa, el criminólogo aconseja apoyarse en estructuras gerenciales que puedan ofrecer una vocería calificada a nombre de la empresa, con peso específico del cargo y manejo de información pertinente, sin exponer a la cabeza de la compañía.

“Las denominadas unidades de relaciones institucionales o de comunicaciones son estructuras válidas para proteger a la cabeza de la organización, la junta directiva y al comité ejecutivo. En caso de que algún ejecutivo o directivo asuma el papel de enlace comunicacional, él será el único que se expone y no al resto de organización”, concluye el criminólogo al asegurar que la manera correcta de afrontar la inseguridad es con una actitud proactiva y la adopción de las “mejores prácticas” que ya han probado su efectividad en condiciones incluso más adversas que las que vive el país.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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