Finanzas 

¿Por qué los Farmatodo parecen inmunes a la «histeria de precios»?

Las nuevas medidas económicas anunciadas en vísperas de la reconversión monetaria, lanzaron al país en una estampida de consumo donde los usuarios salieron a comprar “lo que fuera” -antes de que el dinero se les devaluara aún más-, mientras que los comercios cerraban sus puertas bajo la excusa de hacer inventario, o subían sus precios anticipando el impacto del nuevo salario mínimo. Extrañamente, durante el fin de semana, e incluso este lunes no laborable, las tiendas de Farmatodo en Maracaibo parecieron inmunes a la locura.

La semana en la capital zuliana arrancó como un pueblo fantasma. Las calles solitarias, tiendas, farmacias, supermercados, bancos y oficinas cerradas, le daban a la urbe un aire desolado, lacónico, como el de un primer de enero tras una gran resaca de fin de año, en la que se bebieron hasta el agua de los floreros, pero en las farmacias de techo azul, la vida seguía inmutable.

Oasis contra el remarcaje

Tras un recorrido por la ciudad donde la norma eran las Santamarías abajo con letreros anunciando el “cierre por inventario”, la icónica fachada de Farmatodo con sus estacionamientos a medio llenar y las puertas abiertas eran un oasis que brindaba a la estresada clientela más que una sensación de normalidad.

Desde afuera las caras eran de duda pero al pasar por el chorro de aire del portal climatizado, el calor y otras angustias quedaban disipados. Como era de esperarse, en los anaqueles los precios ya estaban expresados en el bolívar Soberano que regirá las finanzas nacionales a partir de ahora, pero faltaba algo; al hacer la conversión los precios eran los mismos que antes de los anuncios presidenciales.

Incrédulos, los usuarios desfilaban por los pasillos, revisando los marcadores, solo para constatar que salvo el nuevo signo moneratio, todo lo demás permanecía igual. A pesar de esto, la gente solo parecía interesada en refrescos y agua mineral, ya que durante el fin de semana éste producto osciló entre Bs.F 12 y 34 millones en diversos supermercados y abastos de la ciudad, mientras que en la centenaria cadena farmacéutica todavía este lunes se cotizaba en Bs.S 66 (Bs.F 6.600.000) y los estantes estaban repletos.

Picados de culebra

Este comportamiento que puede parecer inusual en este contexto económico, es en realidad predecible, si nos remontamos a la historia de años previos.

Desde 2014, cuando los productos de primera necesidad comenzaron a ser blanco del contrabando de extracción, Farmatodo fue una de las empresas más fuertemente fiscalizadas por el Estado, ya que gracias a su gran cantidad de sucursales y su sistema de facturación integrado, recibían con frecuencia dichos artículos para garantizar el fácil acceso de la población a ellos.

Los controles oficiales al manejo de inventarios, precios de venta y comportamientos irregulares por parte del personal y los compradores, lejos de flexibilizarse se han mantenido y ocasionalmente agudizado, dependiendo de la disponibilidad de ciertos rubros, por ello Farmatodo debe caminar la estrecha senda de la rigurosidad fiscal para evitar sanciones gubernamentales.

En este último particular, ya el pasado domingo el primer mandatario lanzó una clara advertencia a los dueños de establecimientos que remarcaron los precios de sus mercancías, alegando el tener que garantizar el pago del nuevo salario mínimo de Bs.S 1.800 (equivalente a Bs.F 180 millones).

«El nuevo salario comenzará a cubrir a partir del 1 de septiembre. Atención todos aquellos que están pensando en una locura de remarcación de precios a lo loco, cuidado, cuidado», advirtió el mandatario en una transmisión de Facebook Live.

En síntesis, la misma cobertura nacional que ha llevado al éxito a esta gran cadena farmacéutica, también la ha puesto como uno de los objetos más visibles en el radar fiscal del gobierno socialista, por lo que se puede anticipar que al menos hasta que las autoridades competentes lo autoricen, Farmatodo seguirá manteniendo la mesura en el precio de venta al público.

 

 

Redacción y Fotografía: Luis Ricardo Pérez P.

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