Una salida al cine se come el 24% del salario mínimo integral
Las salas de cine venezolanas perdieron 6,3 millones de espectadores entre enero y julio de 2016 por dos razones muy específicas: el aumento del precio de las entradas y la reducción de los horarios en los malls por racionamiento eléctrico. Las estadísticas, de las que se hizo eco El Nacional, provienen de los exhibidores y distribuidores de películas.
Este año la industria del cine ya no tiene que luchar con los cortes eléctricos, que se han reducido considerablemente. En Cines Unidos del Sambil Maracaibo, por ejemplo, hay ocho funciones para 11 películas.
Es la inflación el factor con el que debe pulsear el negocio de entretener. Y lo hace con más gracia que con la crisis eléctrica, porque las taquillas estaban repletas. Fernando y Sara, un joven matrimonio sin hijos, se fueron a ver Annabelle 2 el fin de semana a despecho de Sara, que no le gustan las películas de terror. En los dos boletos gastaron 12.300 bolívares.
Antes de entrar a la sala se pasearon por la caramelería para decidir qué snacks iban a comprar. Y es aquí donde los gustos en común hacen la diferencia. A los dos les encantan las cotufas y el chocolate. La primera opción, el Combo para dos: una cotufa grande, dos bebidas grandes, un chocolate, un agua mineral y un servicio de tequeños. Precio: 26.300 bolívares.
—¿Compramos este?
—Sí—, contestó Fernando
Con el resto de los combos o combinaciones que incluían dos bebidas grandes sólo se iban a ahorrar entre 5.000 y 6.000 bolívares.
A cenar
A Sara, como era de esperarse, no le gustó Annabelle 2. Como tampoco le había gustado la primera. Para compensarla, Fernando la invitó a cenar. Comida rápida, ya era de noche, había amenaza de lluvia y debían volver a casa en taxi. No tienen vehículo propio.
Se fueron a Burger King. Un whopper sencillo más un refresco por 22.750 bolívares, pero multiplicado por dos la cifra subía a 45.500. Siguieron repasando el menú: el Tendergrill o Tendercrisp (dos hamburguesas más un refresco) por 28.960 bolívares. “Este es”, se dijo Fernando. Compartieron la única bebida que incluye la promoción.
Así termino su noche. Eran las 9:00. Hicieron una extensa fila a la salida del mall y tomaron un taxi hacia Las Lomas, al oeste de Maracaibo. Por la hora, el taxista les cobró 9.400 bolívares. Para la ida no pagaron nada, los llevó la mamá de Sara.
El total de las facturas dieron el resultado final: 76.960 bolívares, el 24 por ciento del salario mínimo integral, que subió en septiembre a 325.544 bolívares. Fernando y Sara compartieron la mayoría de los gastos. Varios pagos los hicieron con la tarjeta de alimentación. Ya no van con la misma frecuencia al cine, aunque ambos trabajan.
“Para esta salida nos preparamos ahorrando. Si antes íbamos al cine tres veces al mes, ahora vamos una vez cada dos meses. En mayo del año pasado una entrada apenas costaba 790 bolívares”.
Sara de repente ríe para sí misma y se pregunta: “¿cómo hace para salir alguien que le esté cayendo a una chama ahorita?”.
Una salida familiar
Luis, Ester y Rafa, el hijo de ambos, comparten una pizza en la feria de comida de Galerías Mall. Al niño, de 7 años, le apetece más el nuevo McFlurry de Pirulín que le prometieron si cenaba al menos tres slices.
“Estos precios son una locura, hermano”, dice mostrando la factura de Pronto Pizza Express: 38.990 la pizza grande. No compraron bebidas porque aún traían las de la función de Mi villano favorito 3 que vieron con Rafa.
Luis y Ester compraron el Combo dúo de Cinex, que contiene una cotufa y dos bebidas grandes por 27.000 bolívares. Rafa, como siempre, pidió tequeños: 16.500 bolívares. El costo de los boletos fue de 14.400, 4.800 bolívares cada uno.
Rafa sólo se comió un slice de la pizza, pero no fue impedimento para que su papá le comprase el McFlurry prometido, por el que tuvo que desembolsillar 10.900 bolívares. En cine, cena y postre, una familia de tres gastó 91.290 bolívares
Trabajar por cuenta propia le permite a Luis salir con su familia con más frecuencia y menos estrecheces. Tener un vehículo es una gran ventaja. A este zuliano, de 37 años, también lo asalta de pronto la curiosidad: “¿cómo hará una pareja que apenas vaya empezando para poder hacer una salida como esta?”.
Todos saben. Pero todos saben no queriendo saber.
Redacción: José Flores
Foto: Cortesía Sambil