¿Sabes qué hará el Alcalde Casanova con la “Plaza de Todos”? Aquí te lo contamos
Falleció tras una larga agonía. En los últimos tiempos ya casi no le quedaban fuerzas ni amigos pero conservaba intacta su crueldad, por eso nadie la lloró, al menos en público. El pasado 15 de diciembre el nuevo alcalde de Maracaibo, Willy Casanova, firmó el acta de defunción de la llamada Fiesta Brava, ahora toca disponer de su herencia, una plaza que primero fue de la muerte, luego de nadie y ahora es “de todos”, pero ¿qué significa eso?
La historia de la antiguamente denominada Plaza de Toros de Maracaibo, está intrínsecamente atada a las fiestas en honor a la santa patrona de los zulianos, la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, ya que era durante estas celebraciones que se efectuaban las corridas; irónicamente la devoción mariana también jugó un rol clave en la abolición de la cruel disciplina.
Fue inaugurada en la prolongación Circunvalación 2 con avenida 16 (Guajira) durante la primera presidencia de Rafael Caldera un 18 de noviembre de 1972. “La Monumental” vino a sustituir a la antigua estructura que había servido al mismo propósito desde los años 60’s, pero que fue declarada inapropiada para el uso público y demolida para dar paso a un coliseo oval de concreto armado con tres niveles y una capacidad para 17.650 personas.
Cláustro de orquídeas
Durante 46 años la obra también fue usada como anfiteatro para espectáculos públicos como conciertos y mítines políticos, pero el único evento que logró rebosar la plaza año tras año con hasta 25 mil personas, fue el Festival Internacional de la Orquídea, creado en 1982 por la organización Venevisión en alianza con la Alcaldía de Maracaibo.
El certamen musical promovido como “el más importante de Venezuela” emulaba al festival de San Remo en Italia o el de Viña del Mar en Chile. Se transmitía en vivo en un programa especial de hasta 6 horas de Sábado Sensacional, con la presentación de artistas nacionales e internacionales que eran premiados por aclamación popular. El clímax del evento era la coronación de la Reina de la Feria de la Chinita, que servía de trampolín al concurso de Miss Venezuela.
El galardón en forma de orquídea era originalmente de color plata, pero con los años su entrega se prostituyó de tal forma, que debieron crearse versiones de color bronce, oro, platino y “diamante” para conferirle distintos rangos de importancia a sus receptores, quienes asumían como un insulto no alcanzar el máximo escalafón.
En el año 2012 las orquídeas se marchitaron por falta de irrigación monetaria. Diferencias entre el Comité de Feria de la ciudad y la administración del Canal 4 en torno a los montos adeudados por la municipalidad dejaron a la Feria sin su magno evento.
Ole toro…
La crisis económica, falta de presupuesto municipal y creciente impopularidad de la tauromaquia a nivel global fueron mellando la concurrencia al duelo entre bestia y hombre en la capital zuliana. La venta de licor, sombreros y parafernalia que acompañaba el polémico espectáculo también decayó al compás de la sensibilización de las masas frente al maltrato animal, pero todavía quedaba público para justificar las corridas.
Así como existen algunos católicos que se emborrachan los viernes y sábados para luego darse golpes de pecho los domingos en misa, durante mucho tiempo en Maracaibo abundaron de esas gentes que se hacían selfies con sus mascotas en las marchas de Asodepa y luego se exhibían con desparpajo en las corridas.
Esta doble moralidad hizo que las autoridades le rehuyeran a un verdadero compromiso para abolir las lidias de toros por miedo a la impopularidad, hasta que en 2014 se dio un primer paso en esa dirección. La ONG defensora de derechos de los animales Matar No Es Arte, logró ese año la intermediación de la Arquidiócesis de Maracaibo para que la entonces Alcaldesa de la ciudad Eveling Trejo, prometiera que el día la Chinita “no habría sangre en la plaza”.
Durante dos años el compromiso se cumplió con relativa cooperación de los empresarios taurinos, pero en 2017 el récord de baja recaudación en taquilla hizo que éstos presionaran para restituir la faena en el día que consideraban el de mejor venta.
La situación causó un choque entre la municipalidad y los taurinos, quienes amenazaron con suspender todas las corridas si no lograban su cometido, pero el bluff no surtió efecto y tuvieron que conformarse con los días 16, 17 y 19 de noviembre. El público no respondió.
Cayendo y corriendo
Durante la cortísima campaña electoral para las municipales de diciembre del año pasado, Willy Casanova, abanderado del PSUV, tomó la bandera anti-taurina como promesa de gestión y tras un sorpresivo triunfo firmó la prohibición de las corridas como su primer acto oficial al frente de la corporación municipal.
“Esto es una expresión de una lucha que tiene años. Yo vengo a firmar un decreto como alcalde bolivariano de Maracaibo para eliminar las corridas de toros en la ciudad”, expresó la máxima autoridad del municipio al momento de convalidar su promesa.
El decreto establece que la ahora denominada “Plaza de Todos” será un espacio para promover actividades de recreación, deporte, cultura y educación, pero en el momento quedaron gravitando interrogantes sobre la ejecución y alcance de semejante enunciado, lo que en buen castellano se traduce …»¿Y con qué se come eso?»
En conversación exclusiva con TuReporte, Ricardo Benítez, nuevo presidente del Servicio Autónomo Plaza de Todos (Saplaz), explicó que en los próximos meses el alcalde iniciará una consulta pública para que todos los sectores de la sociedad marabina participen con propuestas sobre el uso y disposición de este espacio.
Cambió de esencia
Muchos marabinos se preguntan si el nuevo rol de la plaza implica una intervención física de la misma, pero Benítez aclara que todo el complejo conformado por la edificación, el estacionamiento para 2.000 carros, las áreas verdes y hasta la estatua de bronce del toro saliendo al ruedo, están amparados bajo el estatus de patrimonio cultural del municipio, por lo cual no pueden ser alterados sin la autorización de las autoridades que rigen la materia (Centro Rafael Urdaneta e Instituto de Patrimonio Cultural).
Lo que si harán es convocar en las próximas semanas a colectivos culturales para estudiar opciones creativas que permitan replantear el significado de la estatua de la plaza, para que esta sirva como recordatorio de “lo que no debe hacerse”, de la misma forma en que la zona cero de Hiroshima, las Torres Gemelas de Manhattan o el campo de concentración de Auschwitz sirven para crear conciencia sobre el horror que aconteció en dichos lugares.
El presidente del Saplaz también informó que algunos objetos de interés histórico que se encuentran en las instalaciones, como trajes de matadores célebres y la cabeza disecada de un toro centenario que llegó a pesar media tonelada, serán prestados a la comisión taurina para su preservación como parte de un museo, pero todavía está en estudio la figura legal bajo la cual se hará el convenio.
Ojalá que llueva
Entre los planes de Casanova está la restituir el Festiva de la Orquídea como una forma de revitalizar la plaza y promover a la capital zuliana.
“Yo como candidato sostuve reuniones con directivos de Venevisión para plantear la posibilidad de subsanar la deuda que tiene la alcaldía por el último festival, queremos traerlo de nuevo a la ciudad, lo vamos a rescatar, con trabajo y voluntad vamos a devolverle la cultura y la tradición a Maracaibo”, apuntó el alcalde recientemente.
Actualmente los alrededores de la plaza permanecen tan invadidos por la maleza que el estacionamiento parece un trigal. Las espigas de cadillos brotan entre las grietas del asfalto como manos pidiendo auxilio, mientras esperan a que la vida vuelva a llover sobre esos espacios y las orquídeas retoñen entre aplausos de júbilo.
Redacción: Luis Ricardo Pérez P.
Fotografía: Archivo