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Gasolineras del Zulia operan «a pérdida y bajo amenaza»

El pasado lunes 2 de julio los gasolineros en Caracas anunciaron extraoficialmente que a partir del próximo fin de semana no abrirán las estaciones de servicio los días domingo, debido a los incrementos de los costos laborales y la baja afluencia de usuarios, pero en el Zulia los miembros de este sector están al garete y temerosos.

En los últimos meses el gremio gasolinero en la región se ha convertido en una “caja negra”. El miedo se metió en los huesos de la directiva de ADEGAZ (la Asociación de Expendedores de Combustible del Estado Zulia) y ahora los agremiados no cuentan con posturas claras sobre cómo actuar ante situaciones que afectan directamente la operatividad y la supervivencia de sus empresas.

Ya no es negocio

En Caracas la argumentación de los dueños de las bombas para no laborar los domingos señala que los incrementos salariales y de bono alimentación decretados por el Gobierno han hecho muy pesada la carga económica para un modelo de negocios que ya desde hace tiempo es deficitario, hasta el punto de depender de “ayudas” que envía PDVSA para el pago de nóminas, las cuales de paso, suelen llegar con retraso.

Fuentes allegadas al sector en la región contaron a TuReporte que los dueños de las estaciones ya no tienen margen de ganancia, ya que el precio de venta de la gasolina no alcanza ni para pagar los salarios del personal.

“Irónicamente los bomberos ganan más que las estaciones de servicio; las marañas que hacen para venderle gasolina a los bachaqueros o gente que no tiene el chip, les deja más de lo que ingresa a la contabilidad de la empresa” aseguró el administrador de una estación al oeste de la ciudad, que prefirió mantener su identidad en reserva.

Entre angustia y silencio

Adicionalmente la inflación ha hecho que las bombas de gasolina sean el único comercio formal que todavía acepta los billetes marrones de Bs. 100 y los verdes de 50, ya que PDVSA así lo exige, pero en la práctica los consumidores pagan con billetes de Bs. 1000 y al no poderles dar el cambio “lo dejan así”. El excedente termina en el bolsillo de los bomberos que lo asumen como “propina”.

Los agremiados de ADEGAZ han intentado elevar estas inquietudes ante sus representantes para que canalicen respuestas por parte de la industria petrolera, por cuanto una vez que entre en vigencia la reconversión monetaria y el nuevo cono (el 4 de agosto) las cosas empeorarán si no hay un ajuste en el precio del combustible, pero la respuesta es el silencio.

En cuanto a la posibilidad de no funcionar los días domingo, un empresario marabino indicó a título personal que los argumentos que manejan sus colegas en Caracas coinciden a medias con la realidad local, puesto que por un lado sí les golpea el encarecimiento de la nómina, pero la afluencia de usuarios no baja y por el contrario aumentan las colas ya que el Zulia es un estado fronterizo donde abundan las mafias dedicadas al contrabando de extracción de combustible hacia Colombia.

Trabajo forzado

Otra razón por la cual los gasolineros zulianos estiman que la medida adoptada en Caracas no es viable en la región, es que el sector está operando prácticamente bajo amenaza.

El pasado 13 de mayo el gobernador del Zulia, Omar Prieto anunció durante un balance de seguridad ciudadana que las estaciones de servicio que estén cerradas o tengan una sola isla funcionando, serían intervenidas de forma administrativa y penal y pasarían a manos del estado. Dicho pronunciamiento cayó como una chispa en un balde de gasolina, pero no hubo un pronunciamiento del gremio ya que temen a represalias del ejecutivo regional o PDVSA.

Según el anuncio de Prieto, la Policía Nacional bolivariana se encuentra desde entonces patrullando a los expendios de combustible, no para resguardarlas del hampa, sino para constatar que todas las islas estén abiertas.

“El problema con ese pronunciamiento del gobernador es que cuando una isla no está abierta, no se debe a un capricho del dueño de la estación, sino por factores que dependen principalmente de PDVSA. Puede ser que no hayan despachado suficiente combustible y tengan el tanque correspondiente vacío o que las mangueras, el pico o el surtidor se encuentren dañados y los técnicos de la petrolera, que son los únicos autorizados a hacer la reparación, no hayan acudido” detalló un empresario del ramo.

S.O.S.

Hasta ahora los propietarios de las bombas de gasolina se aferran a las esperanzas de una mejoría con un eventual ajuste en el precio del carburante, debido a que ni siquiera los negocios colaterales compensan ya las pérdidas (caucheras, ventas de repuestos, cafés y minimercados) a causa de la caída del consumo y los costos de las mercancías.

La situación se resume en la fase empleada por uno de los afectados: “Nos sentimos como los músicos del Titanic, seguimos tocando mientras el barco se hunde y la gente entra en pánico. Ojalá no terminemos igual”.

 

Redacción y fotografía: Luis Ricardo Pérez P

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