EnChichaTé «reavivó la llama» de un producto que ardía en el corazón de Maracaibo
“Y vos como que teneis en las venas chicha u horchata”, decían las abuelas maracuchas para reclamar algun comportamiento de frialdad o desapego, pero en el transcurrir del tiempo está expresión coloquial ha resultado premonitoria, pero un sentido opuesto al que se le daba, ya que el renacimiento de la chicha como fenómeno de mercado, es un testimonio a la añoranza de un producto que nos recuerda de dónde venimos y quienes somos.
Puede que la presentación, los canales de venta y hasta las recetas hayan cambiado un poco de aquel brebaje mágico que hipnotizaba a la salida del colegio o en el parque, pero en esencia la reacción del público sigue inmutable.
Hacer una cola para comprar una chicha es salir victorioso en una rifa donde todos los números están premiados. El cliente contempla el vaso con expresión casi libidinosa, se moja los labios, empieza a salivar y remueve lentamente el pitillo iniciando la puesta en escena de un ritual de seducción que ya había comenzado desde hace rato en su cerebro. Busca un lugar tranquilo, se distiende y comienza el disfrute, removiendo la mezcla para que se mantenga tersa y suculenta.
Contrario a lo que se piensa comúnmente, el pitillo en este caso no es un instrumento para beber el contenido del vaso, sino una extensión del cuerpo del cliente que retoza usándolo de paleta o cuchara, hasta terminar satisfecho y cerrar la faena aniquilando los hielos restantes en el vaso. Solo el plástico se salva de aquella vorágine.
Quien ha experimentado lo anterior entiende por qué la chicha es un producto predestinado para triunfar en Maracaibo, es parte integral de nuestra cultura llena de calorías, excesos y sabores reconfortantes que hacen sonreír a los labios, el corazón y el estómago.
Luis Marín conocía muy bien el potencial del producto, desde la infancia ya traía un romance con éste, el cual consumaba todos los días con la complicidad de su chichero de confianza. “Dos dedos de leche condensada en el fondo del vaso, luego la chicha y un dedo más en el tope para rematar” era la dosis que le robaba todo interés en el menú del almuerzo al llegar a casa.
Esa pasión por la chicha nunca abandonó a Luis, por eso cuando quien era su novia hace un año le propuso montar un negocio basado en los tés y las infusiones light, Marín inmediatamente decidió combinarlo con su antiguo amor, así nació EnChichaTé.
Este joven ingeniero convertido en empresario de la chicha, confiesa que el negocio no es una idea inédita, ya que simplemente decidió rescatar algo que existía hace algún tiempo, pero que había desaparecido del mercado abruptamente, tras la muerte del creador de la franquicia Doctor Chichero.
Todo hizo “clic” al entender que había un mercado listo para consumir y una demanda insatisfecha de un delicioso producto con gran arraigo emocional. Luis levantó la antorcha que Doctor Chichero había dejado caer sin encontrar relevo y reinició una carrera que ha ido ganando cada vez más velocidad en los últimos 12 meses.
“Creamos la marca en función de los dos públicos y fuimos buscando una receta y probando poco a poco. Después se sumaron los toppings como una plusvalía que le daba un elemento novedoso a un producto tradicional”, explica Marín, al señalar que desde entonces las ventas se han ido incrementando de manera consistente y hace un mes aproximadamente iniciaron una prueba piloto de franquiciamiento con un allegado que le propuso instalar un local en el C.C. Camoruco.
Cuando arrancó EnChichaTé en el Doral Center Mall, las ventas eran de un filtro de 44 litros diarios, pero a los tres días la clientela ya estaba pidiendo el segundo y 15 días mas tarde el tercero. Hoy Marín se siente satisfecho al destacar que el volumen de ventas ya va por nueve filtros diarios y está temporalmente retenido por el impacto de la crisis eléctrica en el centro comercial. Su experiencia piloto en el Camoruco ha seguido la misma tendencia, y en solo un mes la venta asciende a cinco filtros diarios.
Luis asegura que sigue creyendo en Venezuela a pesar de las dificultades, y ello se refleja en que de los 50 compañeros de estudio que tuvo en el colegio, solo cuatro siguen en el país y sus ganas de continuar luchando por salir adelante no han mermado ni un ápice.
“Los rubros que manejamos de materia prima para la producción tienen incrementos de costos hasta 2 veces a la semana, a veces ni siquiera los básicos sino los circundantes como los plásticos tienen 3 o 4 aumentos al mes y de forma exponencial, pero el venezolano se ha adaptado a eso. Al principio hay un impacto en las ventas en los primeros días tras un ajuste, pero luego se normaliza”, explica Marín, al detallar algunas de las complicaciones que se presentan en el negocio.
Luis es un hombre de actitud positiva que cree en la calidad, el buen servicio y la publicidad como herramientas efectivas para conquistar al mercado. “Yo siempre le digo a mis muchachos, quien nos paga la quincena a nosotros es esa persona que está allá afuera, que está en la cola, que está pidiendo, exigiendo y a veces reclamando, esos son nuestros jefes”.
Hasta ahora esta filosofía de trabajo ha dado sus dividendos y en los próximos meses EnChichaTé se prepara para iniciar una nueva fase con un centro de procesamiento que les permitirá atender a franquiciados o clientes interesados vender el producto en sus establecimientos.
“Estamos finiquitando con dos proveedores el despacho de materias primas, leche, arroz y azúcar así que en unos dos o tres meses estaríamos pensando en ser proveedores a terceros, ya que hay mucha gente interesada en vender el producto, incluso fuera del país, pero tenemos que saber gatear antes de caminar y empezar a correr. Hay que ser ambiciosos, mas no codiciosos” concluye este ingeniero eléctrico/chichero.
Redacción y fotografía: Luis Ricardo Pérez P.