El arte de la perfumería se “evapora” en medio de la inflación
Los precios de un perfume original son estratosféricos. Incluso en las franquicias dedicadas a las imitaciones, un frasco de 100 mililitros oscila entre 200 mil y 600 mil bolívares. Y aunque las ofertas en el libre mercado se asemejan a las matrioshkas —las muñecas rusas que en su interior entrañan una versión distinta y más pequeña que la anterior—, el cerco se cierra cada vez más.
Dentro de ese reducido redil aún pervive una pequeña empresa, Cosmevic, propiedad de Víctor López, farmacéutico y químico de profesión.
“En este momento hago siete perfumes de dama y cuatro de caballero. Las fragancias son difíciles de adquirir, porque su precio se paga en dólares”. De hecho, la última vez que compró la materia prima, la cotización era de 40 mil bolívares por dólar, y en menos de un mes dio un salto a 80 mil bolívares por dólar.
“Antes se compraban 10 kilos de una fragancia, ahora puedes comprar sólo un kilo o medio kilo para poder fabricar una pequeña cantidad de producto”.
Con medio kilo se pueden hacer 60 perfumes (aguas de colonia) de 100 mililitros, a una concentración del 8 por ciento del aceite esencial de la fragancia. “Es una concentración alta para un agua de colonia, porque para nuestro clima es lo mejor”.
Los productos de Cosmevic están a la venta en siete farmacias de Maracaibo: Farmagrande, ubicada en la avenida Delicias con calle 82 —donde López es el farmacéutico en funciones—, El Vistal, El Nazareno, Farmacaribe, La Nación, Global y Nueva Veracruz; y en la Costa Oriental del Lago, en dos: Nuevos Laureles, de Cabimas, y El Nazareno, de Ciudad Ojeda.
El envasado
Otro obstáculo que deben sortear los pequeños empresarios para sacar sus productos al mercado son los envases. Sólo un frasco de vidrio con la válvula incluida cuesta 80 mil bolívares. López, por lo tanto, los vende en botellas PET, plásticas, genéricas, de las que aún conserva un inventario y cuya reposición es cada vez más cuesta arriba.
“Las válvulas son importadas, casi nadie las está trayendo a menos que sean grandes capitales que pueden hacer su propia importación, pero los pequeños empresarios no podemos porque para poder comprarlas hay que adquirir entre 50 mil y 60 mil envases. Se necesita un capital muy alto. Hace dos meses yo hacía 100 mililitros por 70 mil bolívares, mientras que Perfumes Factory los hacía en 300 mil bolívares. Eso es irrisorio ya. Claro, ellos trabajan con frascos de vidrio”.
López es farmacéutico y químico egresado de la Universidad Santa María (USM). Oriundo de Yaracuy, hizo su carrera profesional en Maracaibo. En el año 2000, un empresario argentino que quería desarrollar productos para una firma de su propiedad, lo contactó a través de la Coordinación de Farmacias del estado Zulia.
“Me contrató y empecé a trabajar con él, y creo que desarrollé alrededor de 130 productos: una línea corporal, facial, una dedicada a niños y una línea de perfumería fina. Para eso se importaron fragancias de Basilea, Suiza”.
Hace nueve años el empresario decidió dejar el negocio y le ofreció la propiedad a López, que con un crédito bancario logró comprarla.
Empuje
Entre 2008 y 2017 la economía venezolana dio un vuelco devastador, pero la voluntad del farmacéutico yaracuyano de seguir adelante se mantiene.
“Todavía tengo algunos productos que se usan en el mercado, como la solución del citrato que se usa para los cálculos y lo prescriben los urólogos. Hago un producto que se llama Matadolor, que es un gel con altas concentraciones de salicilato de metilo, mentol y alcanfor, para los dolores musculares. También hago un gel árnica y pasta al agua, que se usa sobre todo cuando la gente está en cama para evitar la formación de escaras”.
Jabones líquidos, desinfectantes, desodorantes antisudorales: Cosmevic está en capacidad de hacer estos y otros productos. El único —y gran— problema que enfrenta es que la materia prima es importada y, por lo tanto, se cotiza en dólares.
“Hasta que no haya un acuerdo sobre el dólar paralelo, aquí no vamos a poder salir adelante. Hay empresas que no quieren vender porque se preguntan cómo van a reponer ese inventario. Yo compraba, por ejemplo, un kilo de citrato de potasio en siete mil bolívares en enero, y ya pasa del millón 400 mil bolívares”.
López explora alternativas —vender, asociarse— para mantener Cosmevic a flote.
“El interés en seguir adelante y crear se mantiene, pero estamos estancados porque la capacidad de reposición de inventario es difícil”.
Redacción: José Flores
Foto: Cortesía Víctor López