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«Don Matías», el edificio que inauguró la modernidad en Maracaibo

Hace 60 años Maracaibo se vistió de metrópolis con su primer edificio de Altura. El Don Matías es una de las obras más emblemáticas del insigne arquitecto José Hernández Casas, no solo porque su diseño se mimetiza sin problemas con el paisaje contemporáneo de la ciudad, sino porque su disposición, materiales y uso rompieron paradigmas e inauguraron una nueva era en la arquitectura regional.

Situada en el nexo de Bella Vista con 5 de Julio, esta obra que comparte la cuadra con el terreno de la extinta estación de servicio American Bar, no figura formalmente como patrimonio cultural de la ciudad, sin embargo es reverenciada entre los arquitectos y diseñadores por su estilo innovador que evoca a maestros del ramo como Mies Van Der Rohe y Le Corbusier en Europa.

Para entender la trascendencia del Don Matías hay que remontarse a la Maracaibo de los años 50’s, donde antes de su llegada las edificaciones de mayor elevación habían sido el edificio de La Botica Nueva (1925) con apenas cuatro pisos en el casco central y el Yonekura (1957) en Bella vista con nueve pisos.

En esa época, el “gigante” de color verde que se erigía sobre los terrenos que albergaban al club de la petrolera Shell, era todo un espectáculo para los citadinos que desconocían el vértigo. Con 9.000 m2 de construcción dispuestos sobre una parcela de 6.000 m2, la estructura de 13 niveles con ascensor, combinaba armónicamente usos comerciales y residenciales en dos volúmenes.

El plano horizontal con forma de herradura rectangular tiene dos niveles destinados a locales comerciales y oficinas que sirven de plataforma a una torre de 11 plantas que se distribuyen en 10 pisos con dos apartamentos cada uno y una azotea visitable con jardines.

Los pasillos de este segundo centro comercial marabino, rápidamente se transformaron en el lugar de encuentro de patinadores que se desplazaban a toda velocidad por sus superficies lisas, sorteando a compradores, intelectuales y encopetadas señoras que visitaban los comercios, la peluquería y la desaparecida librería Lobos para ver las novedades literarias y las exhibiciones de arte.

Más allá de los atributos evidentes que captaban la atención de los lugareños, la estructura de concreto armado era un prodigio del diseño bioclimático, donde la disposición de las caras del edificio, las estructuras y los materiales fueron pensados para reducir el impacto del calor.

Los niveles comerciales así como la fachada norte de la parte residencial exhiben una de las primeras superficies acristaladas en la ciudad, empleando un vidrio de tinte verdoso para aprovechar la luz natural y reducir la ganancia térmica.

El frente norte de la torre acentúa los conceptos de amplitud y libertad propios del Modernismo del siglo XX con losas que sobresalen para servir de asiento a las superficies transparentes, interrumpidas solo por las terrazas que se forman entre la fachada y los antepechos con base de hierro con cristal.

Esta disposición permite la entrada de la luz solar vespertina en las áreas privadas y sociales de los apartamentos, mientras que la fachada sur muestra bandas continuas alternadas con antepechos lisos, aleros y quiebrasoles para proteger del calor las áreas de servicio.

Los costados este y oeste de menor superficie están completamente cerrados y terminados en bloques de mampostería con acabados en pintura verdosa para armonizar con las icónicas superficies de vidrio que destacan en la obra perteneciente al productor agropecuario y arquitecto Antonio Fajardo.

La planta baja del edificio que hoy alberga al registro mercantil de la ciudad, la Notaría Pública Tercera y a un puñado de comercios, también muestra elementos estructurales únicos para la fecha con columnas intervenidas en forma de cruz y perfiles de hierro que suspenden cubiertas creando pórticos para resguardar del sol directo.

Aunque en la obra de José Hernández Casas destacan otras estructuras icónicas de la ciudad como las sedes de Fin De Siglo, Banco Mara, Diario Panorama, Seniat, El Montielco y el C.C. Delicias Norte, el Don Matías conserva un sitial de honor en su legado por ser el proyecto que cortó el horizonte de 5 de Julio y Bella Vista enfilando a Maracaibo en la senda de la modernidad.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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