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Con doble salario mínimo, comestibles y bonos empresas “pescan” trabajadores

Marcos salió de la pequeña oficina con una sonrisa de sarcasmo en los labios. Invirtió tres horas de su tiempo para asistir a una entrevista de trabajo, pero los resultados no fueron satisfactorios, porque lo que le ofrecieron no cubrió sus expectativas y no quiere trabajar por un salario mínimo.

Desde hace un año Marcos renunció a la empresa donde trabajaba. “Ya lo que me pagaban no me alcanzaba ni para los pasajes y me parecía una locura cubrir un horario de ocho horas, por un salario tan bajo”.

El joven de 34 años es administrador, pero desde que quedó cesante se gana la vida como cajero de un juego de Poker virtual. “Trabajo desde mi casa, no gasto pasaje ni en comida de la calle, además me pagan en dólares”.

Sin embargo, las fluctuaciones del servicio eléctrico y del internet lo movieron a buscar de nuevo un “trabajo fijo”. “Mi mamá es de la que aún piensa que debo ejercer la profesión, porque para eso me quemé las pestañas estudiando”.

La de hoy es la sexta entrevista a la que asiste en lo que va de año. “Tengo un buen perfil y currículo, siete años de experiencia y hablo inglés, pero las empresas que he visitado no me ofrecen más de lo que gano como cajero virtual. Seguiré esperando”.

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La comida es “clase aparte”

Pedro trabaja en una fábrica de pastelitos. Su sueldo es de 40 mil soberanos mensuales, además le dan almuerzo y cena, una bolsa de comida cada mes y un bono por producción. Desde hace meses, solo contratan personal que viva cerca.

La realidad en el sector de Alimentos y Bebidas es un poco más esperanzador, porque más allá del dinero, el trabajador obtiene comestibles y parte de su alimentación diaria.

“Lo que gano es para la familia, porque yo me sostengo con la comida que me dan en la fábrica. También tengo la suerte, de que si sobra material que no se pueda guardar para el día siguiente, el dueño lo reparte entre los trabajadores”.

Quién da más, quién da más

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El caso de Marcos es un pequeño reflejo de la gran realidad que vive el sector productivo y empresarial marabino. Aunque el drama se produce no solo del lado del talento humano, sino dentro de cada empresa y firma comercial que labora en la ciudad.

Carmen es la encargada del departamento de recursos humanos de una modesta clínica ubicada al sur de Maracaibo. “Estamos en una encrucijada. La rotación es hasta del 70 por ciento cada trimestre y eso es terrible, sobre todo porque el personal debe estar entrenado para tareas específicas”.

La encargada específica que hacer entrevistas de trabajo es todo un desafío. “Me siento como en una subasta. Acá manejamos dos o tres paquetes de salario y bonificaciones que dependen de la experiencia y formación que tenga el aspirante, pero frecuentemente sigo ofertando más allá de lo establecido, para conquistar a los mejores”.

Sin embargo, “los mejores” son cada vez más escasos y el personal sin experiencia ni capacitación se convierte en una buena opción. “A los más jóvenes les ofrecemos formarlos, con la condición de que permanezcan en la empresa al menos dos años”.

Bonificaciones, productos y más

Madelen es gerente de Recursos Humanos de una cadena de farmacias. Como promedio, cada tienda posee una plantilla de unos 40 empleados, con una rotación de hasta el 80 por ciento cada cuatro meses.

“Cuando captamos personal la entrevista incluye la pregunta ¿tienes planes de irte del país en los próximos meses? Además, ahora contratamos personas con compromisos, como hijos, padres ancianos, estudiantes a mitad de carrera, entre otros”.

Para la gerente, la rotación trae problemas de operatividad. “Se entrenan y se van. Por eso intentamos minimizar la rotación, porque entrenar a un trabajador significa invertir tiempo y dinero. Además, la falta de trabajadores capacitados produce errores en los procesos”.

Esta cadena de farmacias tiene un paquete muy apetecible para ofrecer. “Doble salario mínimo, pagamos días feriados, horas extras, cestatique, bonificaciones por logros, bonos especiales según la utilidad de la empresa”.

También ofrecen descuentos por compras en las tiendas, HCM, funeraria, bonos por muerte, nacimiento, servicio de atención médica en el hogar, bonificaciones por años de servicio y les pagan los estudios y los útiles escolares a los hijos.

“Acá nos aumentan el salario cada mes, para que la inflación no afecte la calidad de vida de los empleados, sin embargo, para muchos todo esto aún no es suficiente”, lamentó Madelen.

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Programas adaptados a la realidad

Por su parte, Franco Cafoncelli, presidente de Fedecámaras Zulia, afirma que en la actualidad, la empresa atraviesa dificultad para incorporar colaboradores con potencial en distintas áreas, tanto profesionales como en oficios calificados.

“Más allá de la captación de personal, tenemos el gran compromiso de retener y asegurar el bienestar de los colaboradores que nos acompañan a construir futuro. Para lo cual, los empresarios diseñamos programas ajustados a las necesidades reales de ellos y desarrollamos acciones dirigidas a las áreas de alimentación, salud, transporte y educación, cuatro dimensiones claves para contribuir en la calidad de vida de nuestros trabajadores y su núcleo familiar”.

Cafoncelli también opina que con estas medidas la rotación descendió hasta el
29%. “Los porcentajes que reflejan las empresas en Venezuela están por encima y hasta son negativos (más egresos  que ingresos) un ejemplo de ello sería: solo en el mes de febrero del 2018 tuvimos 30 egresos en nuestro grupo”.

Ante esta situación las empresas también toman acciones. “Redimensionándose, diseñando roles integrales, optimizando y reduciendo actividades que signifiquen retrabajo o duplicidad de funciones e implementando programas para captar y retener talento”.

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografías: Archivo

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