Chops: Una marca que convirtió los tequeños en una «adicción»
La idea de un tequeño solía ser algo más o menos uniforme para todo el mundo, pero desde 1983 el boom de Chops en el mercado local cambió la forma en que los marabinos conciben al “rey de los pasapalos”, con una versión estructuralmente distinta a la que se usa en el resto del país y un efecto colateral que engancha a quienes los prueban. ¿Cuál es su secreto? La respuesta viene de muy lejos y te sorprenderá.
Quienes tienen más de 35 años seguramente recuerdan un comercial de aceite Vatel –cuando era de girasol-, donde se mostraba un tequeño de masa gruesa abierto a la mitad, exhibiendo su interior de humeante queso derretido, mientras una voz en off decía “doradito por fuera, jugosito por dentro”.
Reinventando un clásico
Aquella visual definía en todo su esplendor, lo que en la región central todavía hoy se considera la ejecución perfecta de la insigne botana creada en Los Teques, estado Miranda, mientras que en Maracaibo una familia caraqueña (Los Durán), propietaria del local de comida rápida Chips, ya tenía para entonces varios años desafiando los cánones de la fritanga, con un producto que aprovechaba el potencial quesero del Zulia y que sería la clave en el surgimiento de otra exitosa marca con ADN compartido.
Después de trabajar durante muchos años en el negocio familiar, Miroslava Durán, decidió montar su propio restaurante de comida rápida “Chops”, usando el estilo de tequeños creado por su padre, como piedra angular de lo que hoy es reconocida como la franquicia de fritura y patacones más famosa de la región y probablemente del país.
En vez de una delgada forma cilíndrica con la masa entorchada, los tequeños de los Durán son un grueso rectángulo de queso pasteurizado, arropado por una delgada película de masa con pliegues poco visibles. Esta importante diferencia en la proporción de los ingredientes le da al producto cualidades estructurales que modificaron la forma de comerlo y también es la causante del efecto cuasi narcótico que producen en los comensales.
Efectos secundarios
Un tequeño de Chops no puede comerse recién sacado de la freidora ya que la cantidad y densidad del queso que contienen, hacen que el calor no se disipe rápidamente presentando un potencial peligro de quemaduras en la boca.
Esta situación se resuelve fácilmente esperando o zambullendo el producto en un recipiente de salsa tártara o de kétchup, que baja la temperatura a un nivel plácidamente tibio, donde el queso aún es maleable y rechina en los dientes al morderlo, soltando jugos que estimulan la salivación y aumentando la experiencia placentera.
El carácter adictivo de estos tequeños puede sonar como exageración, pero se trata de un hecho científicamente comprobado por un estudio de la Universidad de Yale en Estado Unidos y publicado en la revista Techa Times en marzo del 2016.
La investigación de esta universidad localizada en Connecticut, no tiene como sujeto de análisis a los tequeños de la franquicia marabina per-se, sino al queso, el cual debido a las altas concentraciones de una fosfoproteína llamada “caseína” -presente en todos los lácteos-, estimula los receptores opiáceos del cerebro, provocando la liberación de dopamina y casomorfinas que crean una agradable sensación de embotamiento que puede desatar adicción si se abusa de ella, incluso más que el alcohol o la nicotina.
Para un asiduo comensal de Chops, ésta es la familiar sensación de cosquilleo que le embarga el rostro, los pies y las manos después de haber consumido dos servicios de tequeños (10 unidades) o más, que equivalen a medio kilo de queso, lo cual es mucho más caseína de la que se ingeriría si los tequeños fueran del Club Creole, Fritomanía o Rikosón, donde la proporción del derivado lácteo en el producto no llega al 50%, mientras que en Chops ronda el 70%.
Un «vicio» inofensivo
Pero antes de alarmarse o salir corriendo a llamar a la ONA o la DEA, tome en cuenta que si bien la caseína produce sensaciones similares a la de opioides como la morfina o la codeína, su intensidad es 90% menor, por lo que no representa ningún riesgo para la salud, más allá de lo que podría advertirle cualquier nutricionista o cardiólogo con relación a las frituras.
Algunas personas podrán debatir hasta la muerte si los tequeños de Chops son o no los mejores de Maracaibo o el planeta, pero lo que no se puede negar es que con su conveniente ubicación en la Av. 10 con calle 72 (la original) o en los principales centros comerciales de la ciudad, son una de las opciones más sabrosas y accesibles a la hora de darse un gusto con una excelente relación precio valor.
Usted no tiene porque asumir estas líneas como un axioma irrefutable, póngalo a prueba la próxima vez que visite un mall y observe cuál de los locales concentra la mayor cantidad de gente en la feria de comida, ya sea por su precio, por su sabor o por sus efectos secundarios, se dará cuenta de la veracidad de la premisa aquí expuesta.
Si a partir de ahora usted siente que nunca volverá a ver a un tequeño de Chops o cualquier otra franquicia con los mismos ojos, no se preocupe; solo relájese, ponga algo de Pink Floyd y disfrute el viaje.
Redacción Luis Ricardo Pérez P.
Fotografía: Cortesía