En Café Imperial prefieren “cumplirle bien” al Zulia, que “quedarle mal” a resto del país
El 24 de julio de 1926 salió al mercado el primer lote de Café Imperial. Bajo el slogan “calidad comprobada en cada taza”, la empresa creada por Armando Capriles y su sobrino Fernando Méndez Chumaceiro fue conquistando casa por casa el paladar de los zulianos, hasta convertirse en la marca consumida por el 70% de los hogares regionales.
Tras una serie de dificultades asociadas a la disponibilidad de materias primas y regulaciones gubernamentales que desafiaban la estructura de costos y la supervivencia misma de la empresa, en el año 2009 Café Imperial dejó atrás su estructura familiar y optó por profesionalizar su visión empresarial y diversificar su portafolio de productos con la ayuda de un nuevo presidente.
Gracias al nuevo impulso y visión estratégica del abogado José Alberto Romero, hoy esta marca nacida en el hato Palacio de la avenida El Milagro, se aferra a su liderazgo regional, y apuesta por afianzar cada vez más la fidelidad de su clientela, a través de una presencia constante en los anaqueles locales, dejando de lado las tentaciones y peligros de expandirse hacia un mercado nacional.
Tomando el pulso
“Cuando yo asumí la presidencia de la compañía a partir del 2009, decidí disciplinar el manejo de la empresa y tratar de afinar la estructura de costos en términos de partidas que agregasen valor a la producción”, cuenta Romero, al conversar con Tureporte.com sobre el abordaje que le permitió rescatar la tradicional empresa zuliana.
El nuevo presidente de la torrefactora relata que su llegada a la compañía estuvo antecedida por dificultades que se generaban a partir de las políticas de reducción de precios que el Gobierno nacional aplicaba para beneficiar a los consumidores finales. “Eso había generado una distorsión porque Café Imperial no poseía productos fuera de la regulación, que permitieran hacer una compensación a través de una utilidad global generada en términos del portafolio y no de un solo producto”.
A pesar de los controles que existen sobre los productos considerados de consumo esencial para la población, de Estado venezolano permite la comercialización de variaciones que entran en la categoría denominada “gourmet”, cual permite a las empresas de alimentos compensar o suplementar sus márgenes de ganancias entre sus líneas de productos regulados y los de valor agregado para alcanzar una utilidad final.
Los peligros de crecer
Consciente de la moraleja contenida en el refrán “quien mucho abarca poco aprieta”, Romero asegura que el café, al igual que la leche y el aceite están entre una serie de productos de alto precio que no necesitan mover millones de kilos para que “el negocio sea interesante”, por ello no se apresura a buscar un crecimiento que pudiera representar dificultades logísticas en el corto y mediano plazo.
“Café Imperial siempre ha manejado volúmenes de liderazgo en la región y siempre me preguntan por qué no se está comercializando a nivel nacional y es por un tema de las políticas que ha tenido el Gobierno nacional alrededor de los productos que se manejan en la frontera”, acota el joven empresario, al recalcar que la operación de traer materia prima hacia un estado fronterizo para transformarla y redistribuirla hacia el interior del país, genera precaución en el Gobierno ante la posibilidad de que esa materia prima termine siendo desviada hacia Colombia por razones cambiarias.
Por ejemplo un kilo de café verde (crudo sin procesar) en Colombia se cotiza entre $5,37 y $5,40 a las puertas de la cosecha –entre noviembre y marzo- , que es cuando hay mayor disponibilidad y mejor precio del rubro. En contraste, en Venezuela el mismo kilo de café verde cuesta Bs. 2.826, que representa unos 90 centavos de dólar a la última tasa Simadi. Este diferencial representa márgenes de ganancia muy atractivos para las mafias de extracción de alimentos, que al otro lado de la frontera pueden obtener hasta $100.000 por una gandola de café.
Romero explica que es precisamente esta distorsión la que hace que no sea 100% segura la procura de materia prima suficiente como para poder abastecer nuevos mercados aparte del zuliano.
Un sabor confiable
“Vender 50 mil kilos adicionales un mes y al siguiente no encontrar el producto en los anaqueles, no ayuda a generar una relación de fidelidad con tus clientes, sino que esas inconsistencias más bien crean un nerviosismo que promueve patrones de consumo mensuales no adecuados. El café es un producto que al entrar en contacto con el aire se oxida y pierde condiciones y cualidades, por eso no se debe tener guardado por meses”, advierte el presidente de la torrefactora, al alertar que si un consumidor promedio compra más de lo que necesita, por temor a no encontrar el producto a futuro, a la vuelta de un mes o dos no estará disfrutando del aroma y sabor que le llevaron a preferir una marca, sino que tendrá un producto degradado.
Por estas razones, Romero prefiere concentrarse en un mercado regional al que pueda garantizarle con regularidad un producto en óptimas condiciones.
Esta nueva filosofía de distribución confiable ayuda a manejar Café Imperial como una estación de trenes, donde los tiempos de llegada y partida van determinados por el conocimiento minucioso de los patrones de consumo y rotación del producto, tanto a nivel de supermercados y abastos como de consumidores finales.
“No quiero que me compren más allá de lo que la gente realmente va a consumir. Si yo sobreabastezco un supermercado, eso atenta contra nuestro propio inventario, volúmenes de venta y facturación, ya que el producto se despacha con un valor y debido al fenómeno inflacionario que está sufriendo la economía venezolana, el café sube aproximadamente cada 10 días. Esto quiere decir que ese establecimiento con exceso de inventario no volverá a comprar hasta agotar la existencia, ya que no puede tener un producto con el mismo código de barra y dos precios distintos”, ilustra Romero, al destacar que esto los obliga a ser más eficientes en el manejo de los ciclos de rotación de sus clientes para que una vez agotado su inventario vuelvan a comprar al precio que registre el producto, según la cotización vigente de la materia prima, que representa el 70% del costo del producto.
Variedad y modernización
La cartera de productos de Café Imperial está compuesta por la línea gourmet en presentaciones de 50, 200 y 400 gr, el café regulado de 50, 200 y 500 gr y el café tostado en grano sin moler para cafeterías, hoteles o clientes que lo requieran.
La gran apuesta de expansión de la marca está en el proyecto de automatización, que en un período de cuatro a seis meses, aspira a reactivar la línea de café instantáneo posicionando a la empresa como la única en el país con producción de esta variedad.
Con una capacidad instalada de hasta 500 mil kilos de café molido. Café Imperial se apresta a terminar la automatización de todas sus líneas de empaquetado, para poder producir simultáneamente e incrementar sus ventas en un 60%.
“Aspiramos a procesar unos 400 mil kilos, de los cuales queremos exportar entre 50 y 70 mil kilos (a mercados cercanos como Aruba, Curacao y Bonaire), ya que el Gobierno está apoyando iniciativas de exportación que generen divisas y permitan oxigenar las cajas de las empresas en moneda extranjera, a la vez que satisfacen las necesidades de mantenimiento de la infraestructura industrial venezolana”, sentenció el empresario, al reiterar que la meta de Café Imperial como empresa que apuesta al crecimiento y el éxito económico del país, es garantizarle a todo el mercado regional y más adelante al nacional una taza de café todas las mañanas para que puedan recibir el día e incorporarse a su jornada de trabajo.
Redacción: Luis Ricardo Pérez P.
Fotografía: Cortesía Café Imperial