Autobancos de Maracaibo: ¿Fósiles vivientes de una prehistoria económica?
Hasta hace relativamente poco en Maracaibo los autobancos (especialmente del BOD) eran puntos de gran congestión. La demanda de transacciones a través de estas sucursales era tal, que una visita podía durar horas, dependiendo de las “disponibilidad de línea” o el día que se escogiera para acudir; sin embargo la conveniencia de hacer operaciones bancarias sentado, mientras comías, escuchando música y hablando por teléfono, acompañado de uno o varios infantes, bien valía la espera, a menos que necesitaras el baño.
Hoy estas enormes instalaciones dotadas de tubos neumáticos, intercomunicadores, vidrios antibala, taquillas peatonales, bóvedas, computadoras y grandes espacios de archivo, han quedado prácticamente reducidas a estacionamientos o en el peor de los casos, a fósiles de una modalidad que terminó sepultada por las distorsiones económicas, y finalmente olvidada tras el arribo de formas más convenientes de gestionar el dinero que entra y sale de las cuentas bancarias.
Dinosaurios bancarios
Uno de los casos más elocuentes de este proceso de extinción es el del monarca indiscutible de aquel ecosistema en la región: El BOD Multiamigo de la calle 72 con avenida 3G. La estructura edificada en los años 80’s por el desaparecido Banco de Maracaibo, fue comprada a Fogade por el BOD e inaugurada en diciembre de 1998, poco después de que Víctor Vargas asumiera la presidencia de entidad.
Dotada con 10 canales de autobanco, tres cajeros peatonales, dos cajeros automáticos teleamigo BOD y tres autocajeros para realizar transacciones desde el carro, la moderna central de paso se erigió como un símbolo de la expansión y actualización tecnológica que llevarían al entonces banco regional a transformarse en uno de alcance nacional e internacional.
Como un electrocardiograma, esta sucursal de atención vehicular, mostraba en tiempo real los altibajos en la demanda de operaciones en el principal banco de la región. En los días 15 y último de cada mes, así como durante las navidades y cierres de año fiscal, las instalaciones colapsaban comprometiendo el flujo automotor en la calle 72, pero el reinado de este coloso llegaría a término antes de alcanzar su vigésimo aniversario.
Llueven complicaciones
En los últimos cuatro años, la creciente recesión económica, alimentada y complicada por las distorsiones del control cambiario, la hiperinflación y la escasez de dinero en efectivo, empujaron al Estado venezolano, a la banca y a los usuarios a irse deslastrando de las operaciones financieras in-situ.
Los costos de la burocracia interbancaria, hizo que progresivamente la banca restringiera la entrega de chequeras y planillas para depósito y retiro. En muchos casos los formularios de depósito y retiro se transformaron en formatos únicos que causaron frustración y confusión entre los cuentahabientes, y con el tiempo casi se convirtieron en un bien escaso, tanto en agencias tradicionales como en autobancos.
Otro duro golpe al sistema de la “banca sobre ruedas” fue la desaparición del papel moneda a causa de la extracción de las especies monetarias hacia Colombia y la hiperinflación que ha llevado a los usuarios a requerir cada vez más billetes para pagar menos bienes y servicios. Este descalabro estructural ha puesto en veremos la pertinencia de mantener abiertas este tipo de agencias que desde hace rato no reciben o dispensan efectivo.
Tiempos digitales
Por otra parte el Gobierno nacional, en conjunto con Sudeban y la Federación Bancaria de Venezuela, han promovido en los últimos dos años el uso de la banca digital y el dinero plástico como alternativa al efectivo, creando mayor presión sobre las infraestructuras virtuales y descongestionando las sedes físicas.
La trivialización de las transferencias bancarias, las mejoras en plataformas de internet, el lanzamiento del pago digital entre personas (pago movil) y aplicaciones para el depósito virtual de cheques empresariales, se suman a otros factores como la paralización del parque automotor nacional por encarecimiento y falta de repuestos e insumos, sellando así el destino de los autobancos.
En el caso de agencias como el BOD en Ceciclio Acosta con avenida 8A, o el Mercantil de 5 de Julio con 3G, que cuentan con autobancos adosados a oficinas tradicionales, el área de operaciones vehiculares ha llegado a ser usada como estacionamiento para empleados, mientras que en el caso del icónico Multiamigo de la 72, el contexto económico le ha impuesto una paralización de facto.
¿Cascarones vacíos?
Tras meses sin actividad, en los últimos días el autobanco más grande de Maracaibo ha retirado la cadena de acceso y hasta exhibe tenues luces encendidas en los “semáforos” que regulan el flujo de taquillas. La aparente reapertura parece obedecer a la puesta en circulación del nuevo cono monetario, pero aun así no hay carros en cola, a diferencia de las agencias peatonales, donde enjambres de usuarios esperan para retirar algo de efectivo.
TuReporte intentó pulsar la opinión de voceros calificados del Banco Occidental de Descuento para vislumbrar el posible futuro de instalaciones como el Multiamigo 72, pero enlaces en el área de comunicaciones del banco informaron que por ahora no hay una gerencia designada para hablar sobre el tema.
A juzgar por las evidencias, la era de los autobancos en la ciudad parece haber llegado a su fin, ya que estos colosos yacen inertes y polvorientos tras los embates de no uno, sino múltiples e incesantes cataclismos económicos.
Redacción y fotografía: Luis Ricardo Pérez P.