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Tostadas Hermanos López: La “Basílica del Tumbarrancho” está frente al Club Bella Vista

En Venezuela las arepas son como emblemas tribales culinarios que identifican y enorgullecen a cada región o ciudad, capaces de desatar airadas disputas si alguien osa afirmar que la suya es mejor que la de otro. Para los marabinos la excelsa patrona de las arepas es la suculenta “Tumbarrancho”, y por más de 60 años su templo más concurrido ha sido el kiosco de las Tostadas Hermanos López, frente al Club Bella Vista de la calle 72.

Los orígenes de esta despampanante bomba de carbohidratos que nos representa como un pueblo amante de las frituras, se desvanecen en las brumas del tiempo, pero versiones que sobreviven en la tradición oral del centro maracaibero, afirman que ésta surgió después de la segunda guerra mundial, en las inmediaciones del mercado municipal de la calle Comercio, muy cerca de donde hoy está el Museo Lía Bermúdez.

Hijo de la fusión cultural

La grasienta creación cubierta en un crocante rebosado, hecho con harina de trigo, huevo y mostaza, y rellena con mortadela, queso y mucho repollo, habría nacido del ingenio de inmigrantes italianos que reciclaban las arepas sobrantes del día anterior con uno de sus fiambres más baratos y otros ingredientes igualmente económicos y abundantes en el sector.

El resultado de aquel precursor anónimo de la cocina fusión, fue un suculento y accesible producto capaz de llenarle el estómago y dar energía a los caleteros que pasaban el día cargando cajas y guacales en el malecón de la ciudad.

El nombre de nuestra popular arepa puede no ser tan glamoroso como el de la “Reina Pepiada” caraqueña -bautizada así en honor a la primera Miss Mundo venezolana, Susana Duijm (1955)-, pero retrata el característico sentido del humor zuliano, al comparar las flatulencias que produce el repollo de la Tumbarrancho con unos estruendosos petardos de igual denominación, que solían comercializarse en la época decembrina.

De la paila, a la fama

En 1957, Víctor López de 16 años y su hermanito Francisco de 7, vieron en el popular plato centrero, una forma de llevar el sustento a casa. Todos los días se levantaban antes de que amaneciera a preparar suficientes arepas para llenar una cavita que transportaban en bicicleta con canastilla hasta la esquina del antiguo Club de la Shell (hoy Club Bella Vista), en la esquina de la calle 72 con avenida 3F.

Desde las 7.00 de la mañana hasta las 12.00 del mediodía, los hermanos López ofrecían su producto en el concurrido punto de la ciudad. Al poco tiempo cambiaron la bicicleta por un kiosco en frente del club Bella Vista, en un espacio que les fue otorgado en calidad de comodato, dentro de una antigua casa construida por Shell, que actualmente es propiedad del INASS -antiguo INAGER (Instituto Nacional de Geriatría)-.

La receta tradicional del Tumbarrancho con mortadela, repollo, tomate y salsa también fue variando para complacer el gusto de la creciente clientela que llegaba de todas partes de la ciudad. En 1969, lo que ya era delicioso se hizo irresistible cuando incorporaron el queso en su preparación y después se diversificó la oferta con versiones de pernil, pollo o carne mechada.

Otra diferencia que distinguía a las arepas de los llamados “hermanos tortolitos”, era que su rebosado no tenía huevo ni mostaza; se componía solamente de harina de trigo leudante, agua y polvo de hornear Royal, lo cual les daba un engrudo más aireado y crujiente que se doraba fácilmente en la freidora.

Basílica de la fritanga

Durante 41 años el negocio se manejó sin figura jurídica, bajo una estructura informal, principalmente atendido por miembros de la propia familia López, pero para poder recibir despachos y enfriadores de las empresas embotelladoras de refrescos, Víctor se vio en la necesidad de registrarlo como firma unipersonal el 26 de marzo de 1999, bajo el nombre de “Tostadas Hermanos López”, con un capital declarado de 1.000.000 de bolívares (de los viejos).

Victor, a sus 77 años ya casi no va por el negocio, está enfermo y necesita de muletas para moverse, pero Francisco, quien tiene 61 años velando por el legado que construyó junto a su hermano, cuenta a TuReporte que la mejor época del kiosco fue entre los años 70’s y 80’s cuando vendían un promedio de 800 arepas diarias, cifra que se redujo a 500 durante la crisis económica de la siguiente década y en la actualidad sobreviven con un promedio que no supera las 100 unidades al día.

A pesar de su sencillo aspecto y la caída en las ventas por la coyuntura-país, Tostadas Hermanos López sigue siendo un lugar de peregrinación para chefs, personalidades de la farándula, políticos y una fiel clientela que cada vez que el cardiólogo y el presupuesto lo permiten, se deja caer por la acera frente al Club Bella Vista para disfrutar de la bomba gastronómica más maracucha “de la bolita del mundo”.

 

 

Redacción y Fotografía: Luis Ricardo Pérez P.

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