Política 

Maduro asumirá nuevo mandato en Venezuela desafiando aislamiento regional

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, iniciará el jueves un segundo mandato desafiando un cerco diplomático de gobiernos que cuestionan la legitimidad de su reelección, en un país donde la profunda crisis económica ha empujado a millones a emigrar.

El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) llamó a sus simpatizantes a congregarse en una avenida céntrica de Caracas que desemboca en el Tribunal Supremo de Justicia, donde el mandatario prestará juramento el jueves a las 10.00 hora local (1500 GMT) para regir la nación petrolera hasta 2025.

Para los líderes opositores, la ceremonia del jueves mostrará internacionalmente a Maduro como un dictador después de unas elecciones en mayo del año pasado que fueron boicoteadas por la oposición ante la falta de garantías, y que fueron consideradas por algunos gobiernos del mundo como una farsa.

Pero con el apoyo de las fuerzas militares, una oposición fracturada que no logra articularse, y una campaña incesante contra sus rivales ideológicos, Maduro parece enfrentar pocos obstáculos en casa pese a sus niveles de aprobación bajos y la crítica internacional.

El mandatario, de 56 años y heredero político del fallecido Hugo Chávez, aseguró el miércoles que Venezuela tiene una democracia “impecable” y le honra que Estados Unidos y otros países lo llamen dictador.

“Han querido convertir una juramentación constitucional, protocolar, formal en una guerra mundial”, dijo Maduro el miércoles en una conferencia de prensa. “Pero les digo también en esta oportunidad: llueva, truene o relampaguee vamos a volver triunfar”. En las calles del centro capitalino se reforzó la presencia militar y policial. Desde el miércoles, algunos postes de iluminación en las avenidas fueron decorados con pequeños afiches a color con la consigna “Yo soy Presidente”.

Los venezolanos viven agobiados por una recesión que ya lleva cinco años y una astronómica hiperinflación que se traduce en la escasez de productos básicos, frecuentes cortes en los servicios de agua y luz, ausencia de transporte público y suministro de gas doméstico. Hoy un salario mínimo no alcanza para comprar un cartón de huevos.  De acuerdo con las Naciones Unidas, la crisis ha provocado la migración de unas 3 millones de personas desde el 2015 y generado una emergencia humanitaria en países vecinos.

“No estamos contentos con Maduro porque se eligió de manera ilegítima, continuará la dictadura, aunque tenemos esperanza de que algo pase”, dijo Henry Ramírez, un ingeniero en sistemas de 39 años, en San Cristóbal, localidad fronteriza con Colombia.

Grupos de ciudadanos han protestado en distintas zonas del país pero sin la organización de la oposición, que está dividida y sin liderazgo porque sus principales dirigentes están fuera del país o detenidos.

“No soy chavista, pero tampoco me gusta la oposición que tenemos en Venezuela”, dijo Angela Pérez, de 26 años, una cajera en un negocio de comida rápida en Valencia, al sur de Caracas que espera poner en orden sus documentos para abandonar el país.

Además de la coyuntura interna, Maduro enfrenta un aislamiento internacional con sanciones de la Unión Europa y Estados Unidos. Incluso, países de la región que forman parte del Grupo de Lima no reconocerán el nuevo mandato. A su juramentación por ahora asistirán los presidentes de Cuba, Bolivia y El Salvador, según la prensa oficial.

Pese a todo, Maduro mantiene un tono triunfalista que recuerda al de su mentor Chávez, quien aprovechó la bonanza petrolera para importar bienes de consumo y crear esquemas de subsidios de alimentos y medicinas que le ganaron el aprecio de millones.

Pero la Venezuela de hoy contrasta con la de Chávez. El poder adquisitivo de la gente se ha desvanecido, la desnutrición y las enfermedades se multiplican. Se pueden ver billetes que ya no alcanzan para comprar nada tirados en basureros en la calle.

Maduro aún cuenta con un puñado de poderosos aliados.

Aunque suele presumir sus alianzas con China, Rusia y más recientemente con Turquía, Pekín y Moscú no han otorgado nuevos préstamos mientras crecen las necesidades de financiamiento ante los menores ingresos de la petrolera estatal PDVSA. La firma es la mayor fuente de divisas del país pero su producción ha caído a los niveles más bajos en siete décadas.

“Por ahora no hay futuro aquí, es muy triste, pero es la verdad”, dijo la joven cajera Pérez.

Fuente: Reuters

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