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Salvador: El emporio de la estética que comenzó con un hombre, un peine y una tijera

Ir a Salvador Peluquería en el centro comercial Costa Verde durante los años 80 era entrar a toda una dimensión de Glamour.

Ya desde el primer peldaño de la escalera externa, el sonido del secador de cabello y una mezcla de aromas a laca fijadora, barniz de uñas y vapores perfumados de Shampoo y acondicionador, preparaban los sentidos para lo que aguardaba tras la puerta.

Al otro lado del umbral, María, una esbelta y elegante presencia de cabellos platinados y rasgos tan europeos como su acento, te daba la bienvenida con una boleta amarilla, mientras terminabas de asimilar el shock de haber caído dentro de una revista de modas. Una o dos horas más tarde, salías transformado en Patrick Swayze, Kevin Bacon, Madonna, Brigitte Nielsen o “La primerísima” Mirla.

Hoy hablar de Salvador Hairdressing es invocar una marca nacida en Maracaibo con ADN italiano, que ya cuenta con 68 sucursales en siete países (40 en Venezuela, 19 en Panamá, 2 en EEUU, 2 en República Dominicana, 2 en Ecuador, 2 en Perú y 1 en Curaçao), y sigue creciendo.

Un largo camino

Tras un agitado día firmando nuevos franquiciados en Panamá, Michele Giurdanella, CEO de la empresa, se toma un break para conversar vía telefónica con tureporte.com y compartir una historia de inmigración, trabajo duro, visión y éxito.

“Mi padre llegó con una tijera y un peine al país hace 60 años. Trabajando con una serie de valores que hoy son parte indivisible de nuestra marca, ganó la reputación de ser uno de los mejores, por no decir el mejor, estilista de la ciudad, también reconocido en todo el país” expresa el presidente del grupo Salvador Peluquerías.

Giurdanella relata que el camino que le llevó a trasformar el negocio fundado por su padre, en una franquicia de alcance internacional, comenzó en el año 2000, cuando una participación en el Campeonato Internacional de Peluquería, le hizo ver que “teníamos mucho que hablarle al mundo, pero no lo hacíamos por el mismo hecho de que mi padre era muy tradicional en su manejo de negocios y no quería expandirse más allá de su zona de confort o la visión que tenía en su momento”.

Michele, quien ya se había iniciado en el negocio familiar, cubriendo todas las instancias en un afán por entender a profundidad el funcionamiento de un salón (desde barrer el piso hasta el trabajo directo con la clientela), tomó progresivamente el control de la empresa hasta asumir las riendas hace ya 14 años. Mediante un proceso de ensayo y error, logró demostrarle a su progenitor que ya contaba con la pericia y el conocimiento para concretar el siguiente paso. La expansión nacional e internacional.

“Hace 10 años convertí Salvador en franquicia. En ese momento todavía yo era profesional de la belleza. Comencé desde abajo a conocer el manejo de personal, cómo era la estructura, cómo se movía este mundo más allá de Maracaibo, fuera del país (en España, Italia y Alemania) y me di cuenta que éramos pequeños, pero teníamos un corazón demasiado grande y debíamos hacer algo con ésto” confiesa el joven empresario al recordar que cuando compartió con su padre por primera vez la idea, éste le dijo «a ti te pasa algo, tú estas mal de la cabeza si crees que alguien que no sabe de peluquería te va a comprar un negocio como éste».

Franquiciando la diáspora

La primera franquicia ubicada en Ciudada Ojeda permitió conocer los rigores de trabajar con un tercero y sentar las bases que más tarde se traducirían en una expansión internacional, que arrancaría por Panamá en 2010, impulsada por la migración venezolana de los últimos años.

“Los venezolanos que salían del país fueron nuestros primeros franquiciados, que decidieron irse con Salvador como un proyecto de vida hacia otras latitudes” apunta Giurdanella antes de afirmar que hoy hay gente de otras nacionalidades invirtiendo en la marca. «Esto nos enorgullece porque al final se dan cuenta que no solo es un producto rentable, sino un negocio bien establecido, donde cualquiera puede hacer vida si entiende los valores de nuestra marca, y que se trata de algo muy distinto a vender zapatos o comida”.

A diferencia de la relación tradicional donde el cliente crea un vínculo con el estilista, Salvador promueve la fidelidad hacia la marca, garantizando a través de la formación permanente del personal, un servicio profesional de calidad que le brinde al usuario plena satisfacción en cualquiera de sus salones.

“Nosotros no casamos a la persona con el estilista sino con la marca, entonces vas con cualquier barbero o estilista y te vas a dar cuenta de que el servicio tiene que ser igual. Ahora en cuatro o cinco años vamos a tener el ‘Corte Al Estilo Salvador’; quiere decir que te cortas igualito con diferentes personas en cualquier parte del mundo” afirma Michele al defender que la clave del negocio está en conocer cómo se trabaja dentro de un ramo donde «todos son bohemios y artistas».

Giurdanella pone especial reparo en no dejarse arrastrar por la ambición, y asegura que a la fecha podrían tener 40 o 50 salones más, pero prefiere respetar los ciclos naturales de la curva de aprendizaje, ya que si se intenta acelerar el proceso, pueden ocurrir problemas importantes que atentan contra la meta de garantizarle al franquiciado un modelo cada vez con mayores probabilidades de éxito.

Visión vanguardista

La expansión de la marca Salvador no se limita a los salones en sus distintos conceptos (Instituto de Belleza, Express, Uomo, Kids o Nailsbar), sino que ya cuenta con una creciente gama propia de productos que van desde las gotas de argán, hasta secadores de cabello, barniz para uñas, shampoo y acondicionador. El presidente de la empresa estima que en espacio de un año esta diversificación dará pie a una nueva forma de franquicia que se llamará Beauty Store, donde estarán disponibles toda la gama de productos Salvador, así como de sus marcas aliadas.

Con la innovación siempre presente, la empresa incorpora sistemas tecnológicos que permiten la facturación de servicios mediante el uso de tabletas, y asiste al franquiciado con un sistema operativo propio integrado a través de una red interna, que ofrece reportes estadísticos sobre los patrones de consumo de la clientela, para facilitar el manejo del negocio y la toma de decisiones.

Del lado del usuario la tecnología también está presente a través de un app para descargar en smartphones. La aplicación Salvador Hairdressing, permite al cliente saber cuáles estilistas están activos en una unidad locación y pautar citas en tiempo real.

El app expande sus bondades con el uso de una Client Card (tarjeta cliente), que viene con una bonificación canjeable por servicios en la próxima visita, pero su principal función es acumular puntos con cada uso. El saldo acumulado que se pueden monitorear desde la aplicación y cambiarse por productos y servicios.

Más que una empresa de servicios estéticos que nació en el Montielco en 1957, y cobró fama en el Costa Verde durante los 80’s y 90’s, Michele Giurdanella ve a Salvador como una marca que, además del nombre, tomó de su fundador los valores que han marcado la vida de su familia, para impulsar el éxito de un modelo de negocios. Humildad, innovación, honestidad, responsabilidad, pasión, profesionalismo, dedicación, constancia, trabajo en equipo, integridad y responsabilidad Social.

 

Para más información dirigirse a:

Web: http://salvadorhairdressing.com/

Instagram: @mundosalvador

Twitter: https://twitter.com/mundosalvador

Facebook: https://www.facebook.com/SalvadorWorld

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Cortesía Salvador Hairdessing

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