Gastronomía 

Christian Galué: “Me convertí en la garrapata de un Gran Danés para perfeccionarme como panadero”

Antes de la entrevista nos ofrece un café. No le ordenó a nadie que lo preparara, él mismo fue a la máquina y dibujó su amor en la espuma de aquel delicioso “marroncito”. Es muy maracucho, tanto que hasta lo escuchamos cantar gaita mientras lo hacía. Su estampa es impecable, es una centella de positivismo. Así es Christian Galué, empresario detrás de la exitosa marca @pancasero.

Pan Casero, está ubicado en la calle 72 con avenida Baralt, es un espacio para los amantes del buen pan y una demostración de que si se pueden hacer productos de calidad y extermina la excusa de la crisis como impedimento para ofrecer calidad y prosperar en Maracaibo.

El marketing en redes sociales se ha convertido en una de las vías más atractivas y eficientes para la creación e impulso de los negocios. Así comenzó la historia indetenible de Christian Galué, “todo empezó en instagram, comencé a compartir mis recetas y a interactuar con los usuarios, la gente se fue pegando, empecé a generar contenido gratis para las personas y pasé de 900 seguidores a 1600 en un momentico. Ahí decidí comenzar a usar la cuenta como cuenta de  servicios y fue cuando se me ocurrió el nombre de @pancasero”. Galué nos cuenta que su propósito siempre fue que sus seguidores se identificaran con alguien que hacía pan en casa y que al mismo tiempo pensaran que si él lo hacia ellos también podrían lograr “pan casero”.

“Luego en una oportunidad el chef César González (@co_cinero) compartió mi receta de pan de jamón y pidió que me siguieran, allí  pasé de 1600 a 3500 seguidores en un día. Eso fue una locura. Desde ese momento esto no ha parado, la semana que viene debo estar llegando a los 100 mil seguidores”, relata emocionado.

En una oportunidad, Galué viajó a Estados Unidos y una amiga le propuso que les diera cursos de panadería, pero él no estaba muy convencido porque consideraba que aún era un aprendiz, “ella me dijo: ‘nosotros queremos que seas tú quien nos enseñe, si no quieres hacerlo lo respetamos pero debes saber que llamaremos entonces a alguien con menos experiencia que tú y se ganará ese dinero’, allí lo pensé y me di la oportunidad de dar los talleres. En cuestión de horas estaban repletos”.

“Al llegar a Maracaibo decidí hacer cursos aquí, pues comprendí que eso era lo que la gente quería. Cada taller se llenaba en cuestión de minutos, pero después vino la otra etapa, la gente me decía que ellos querían probar lo que yo hacía y fue cuando nació la idea de mi tienda”, relata.

Inicios

Este hombre, de 45 años, tiene una jovialidad increíble. Dice estar eternamente agradecido con el que fuera su “padre” en la panadería, Máximo Colina, oriundo de Gibraltar, “donde lo vea le pido la bendición, es uno de los mejores panaderos de Venezuela, pero es mejor persona aún”.

Afirma que nunca le gustó la cocina. La dulce oportunidad de ser panadero comenzó cuando en 2002 pensó en trabajar un tiempo en el extranjero. “Decidí estudiar oficios que pudiera desarrollar en cualquier parte del mundo, aprendí barbería y estudié cocina internacional, en la clase de cocina éramos 22 alumnos, cada uno se presentó, 21 dijeron que estaban allí porque lo que más les gustaba era cocinar, en cambio yo dije que estaba allí porque lo que más me gusta era comer y quería ser crítico de la comida y buscar la manera de perfeccionar siempre lo que me gustaba”.

Comenta que la última clase de sus estudios fue panadería, luego de hacer un pan de jamón perfecto y apegado a la receta que le facilitó el chef quiso mejorarlo a su gusto, pero al agregar más ingredientes y hacerlo más rápido lo que logró sacar del horno fue el desastre más grande de su vida, cuenta entre risas. Allí se dio cuenta de que “había un submundo en la panadería, esa situación me retó tanto que supe que quería ser panadero el resto de mi vida”.

Maximiliano Libertore, chef venezolano y de padres italianos, a quien Christian respeta profundamente le abrió las puertas a uno de los aprendizajes más determinantes y fructíferos de su vida, viajar a España y estudiar con cinco de los mejores panaderos del mundo: Jordi Morera, Jesús Machí, Miguel Saborit, Agustín Costa y Xavier Barriga.

Estos profesionales del pan le abrieron las puertas y fue allí donde Christian aprendió las profundidades de este mar en el que decidió navegar para siempre. “Yo era una garrapata en un Gran Danés, ellos eran el Gran Danés. Lo mejor de todo es que nunca me echaron antigarrapata para que me despegara de ellos”, comenta con picardía.

Maracucho sin retorno

Muchos se preguntarán la razón de por qué este marabino, con tantas oportunidades de hacer negocio estable en el extranjero continúa creyendo en Maracaibo. “Todos mis amigos que están en Estados Unidos y Chile quieren que me vaya, todos me tienen una panadería montada y yo ni me entero. Pero esta es mi tierra, es mi país, yo soy maracucho y estoy demasiado arraigado a mi ciudad y si en algún momento tuviera que irme creo que morirá una parte muy importante de mi, realmente no es lo que yo quiero hacer”.

Christian es de esos emprendedores con quienes no se quiere dejar de hablar, “yo entiendo los miedos, pero lo único que a ti te va a librar de esos miedos es el conocimiento, es lo único que te salvará de todas  las crisis, porque con el conocimiento es que vas a poder resolver y eso es lo que yo he hecho. Por fortuna me  faltan muy pocos productos, tengo muy poca escasez porque tenemos a Colombia al lado y todos los productos colombianos llegan”.

El éxito de Pan Casero radica en que trabajan con levaduras naturales, mientras en otras panaderías solo tarda dos horas en pan para irse al horno ellos se demoran siete horas en la fermentación, “ese proceso de crecimiento del pan es lo que determina el sabor”.

El producto estrella de este talentoso panadero es el golfeado venezolano, afirma que ha sido un gusto mostrarle a los marabinos esta delicia que, aunque viene de Valencia, tiene el toque especial de esta casa del pan.

“Desde que inicié este negocio, hace dos años, he vendido 13 mil golfeados. La receta lleva originalmente masa dulce con queso y papelón”, pero Christian le pone su sello: “yo lo hago con una masa de pan andino y por encima lleva queso cebú gratinado, traído de Mene Mauroa”.

Visión, preparación y constancia son los ingredientes que conforman la receta de su éxito. Jamás pensó que la cocina sería su fuerte ni su pasión. Se despide con entusiasmo. El creador de @pancasero es respetado no sólo por su denso conocimiento sino por lo que su ejemplo grita al mundo.

 

Por: Gabriela Pirela

Fotografía: Javier Ferrero

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