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“Poner la mesa” en medio de la calle, para delvolver la dignidad

A veces compartir una arepa es solo una pequeña excusa para abrazar, sonreír y demostrarle afecto a otro ser humano. Este fin de año, miembros de varias fundaciones se dieron a la tarea de «poner la mesa» en la calle y alegrarse la vida repartiendo bocados de amor.

El pasado domingo 30 de diciembre y por tercer año consecutivo se realizó la actividad Iluminando las Calles. La iniciativa surge de los corazones de Hercilia Berrueta, Fundadora de UGRA Psicoterapia Holística y María Fernanda Novoa, quien desde la Mesa de la Misericordia de la iglesia Claret y otras labores benéficas, busca mantener y extender la obra de la hermana Francisca.

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“Salimos por las calles de Maracaibo en un pequeño recorrido hasta llegar a La Basílica. Llevamos una o dos mesas, sillas y comida para compartir. Donde vemos personas en situación de calle paramos, servimos la mesa, sentamos a nuestros invitados y mientras compartimos, ellos nos regalan oraciones, cantos, chistes y hasta poesías”, explica Berrueta.

Comenta además que la idea es seguir de parada “donde nos lleve el corazón” y detalla que la idea es poner la mesa para devolverle a las personas en situación de calle y pobreza extrema la dignidad que implica el acto de sentarse a la mesa.

Poner la mesa en honor a la hermana Francisca

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Por su parte, María Fernanda Novoa estableció que no se trata de “donar”, sino de compartir. “Como nos enseño la hermana Francisca, a veces creemos que no tenemos nada que dar, pero todos tenemos algo que ofrecer. Aunque sea a una sola persona”.

Novoa recordó que a tres años de la desaparición física de la religiosa, su amor y sus enseñanzas continúan más vigentes que nunca.  

En la actividad participaron además, la doctora Irma Peña, mejor conocida en el ámbito hospitalario como la Doctora Creyones, precursora del Día del Abrazo Hospitalario, quien dejó institucionalizado en 30 de diciembre como el Día del Abrazo en la Calle.

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El grupo de psicoterapeutas de apoyo de UGRA Psicoterapia Holística: Francisco Betancourt, Francis Mozo, Janice Adames, Paula Brolati, Liliana Berrueta, Oswaldo Berrueta, Alexandra Vaquiro, Guillian Monsalvo, La Fundación Shopper, la profesora Xiomara Rodríguez y otras personas que se unieron desde la bondad y el deseo de compartir.

La consigna fue clara y masiva: “Si quieres participar lleva tus arepas rellenas con lo que tú quieras, empacadas en unidad para entregar. Quien quiera puede unirse con las triples A: Alegría, Amor y Abundancia… Con Arepas”. Se repartieron más de 300 arepas, jugos, tés, agua y toneladas de abrazos, esperanza y amor.

Una camino que se escribe con A

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La ruta arrancó a las 11.00 de la mañana de las instalaciones de Mocca Café, en la calle 72, con rumbo a un estacionamiento cercano a la panadería Ritz 72, donde un nutrido grupo de adultos, jóvenes y niños permanecen en situación de calle.

Las personas acudieron tímidamente, sobre todo los niños, pero la invitación a compartir desde lo lúdico fue suficiente para que en pocos minutos el grupo humano se sumergiera en un movimiento de fraternidad y risas, donde todos fueron iguales.

Poner la mesa en la calle es un símbolo de hogar, de familia, de unión afectiva que trasciende al mero acto de comer… tiene que ver más con nutrir cuerpo y espíritu, con rescatar la humanidad que habita en cada ser.

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El grupo prosiguió hacia el estacionamiento del centro comercial Tamacuary, en la avenida 5 de Julio. Allí unos 15 niños disfrutaron de la comida y compartieron canciones, juegos y una golosina.

La tercera parada fue en la emergencia del hospital Central Dr. Urquinaona, donde recibieron abrazos y arepas, no solo los que permanecen en las afueras del centro de salud, en estado de mendicidad, sino los pacientes que a esa hora del día no habían comido.

Luego, la caravana avanzó hacia la plaza lateral de la Basílica. Allí el compartir fue más nutrido y hubo canciones, risas, abrazos y oraciones de agradecimiento por un fin de año tan próspero.

Finalmente, la actividad llegó a la invasión que se ubica en las ruinas de lo que fue el Instituto Humboldt, a solo 50 metros del Palacio de Gobierno. La mesa se llenó de caritas alegres, apretones de mano y muchos deseos de continuar multiplicando la alegría. Sin embargo, las arepas se agotaron y hubo que decir hasta pronto.

De eso se tratan los milagros

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En estos días de caos y tribulación, cada vez es más nutrido el grupo de personas que se ocupa de salir y ver a cuantos pueden acompañar, desde el amor y la compasión.

Ciertos transeúntes, al ver la labor de Iluminando las Calles, se dispusieron a criticar, porque consideran que obsequiar comida o ropa a quienes están en situación de calle o de mendicidad es «alimentar los vicios de una sociedad a merced de la corrupción».

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Sin embargo, de las voces anónimas de quienes participaron en la actividad, queda una reflexión: “Tal vez una arepa no sirva para saciar todas las necesidades de un ser humano, pero un abrazo, una mirada a los ojos y una sonrisa, pueden devolverle la esperanza a cualquiera. Es un beneficio viaja en ambas direcciones”.

Al fin y al cabo, en un acto de bondad, donde se reconoce al otro, no como otro sino como parte de nosotros mismo, todos resultan favorecidos y bendecidos. Para los incrédulos… de eso se tratan los milagros.

 

Redacción y fotografías: Reyna Carreño Miranda

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