Política 

Omar Barboza: “La decisión de Guanipa fue un error político”

Omar Barboza Gutiérrez es un “zorro viejo” entre “chivos políticos”. Aunque es quizás el único de los notables de la oposición venezolana que no aspira abierta ni secretamente al calificativo de “presidenciable”, el Presidente Ejecutivo de UNT, es sin duda una de las voces a consultar cada vez que la crisis obliga a evaluar o replantear las estrategias de la lucha por el poder.

Hoy Un Nuevo Tiempo (UNT) vuelve a estar en la cresta de la ola, no como factor de cohesión sino de disenso en la oposición, luego que Manuel Rosales, emulando el pragmatismo de los gobernadores adecos que se juramentaron ante la nueva constituyente, anunciara su candidatura a la gobernación que Juan Pablo Guanipa no pudo asumir, por negarse a bajar la cabeza ante el “suprapoder” chavista.

Táctica y estrategia  

En conversación con Tu Reporte, Babrboza aborda la necesidad de replantear la unidad tras lo que califica como “una desviación” de algunos partidos y dirigentes políticos, de las estrategias aprobadas por unanimidad como eje fundacional de la MUD.

“Nosotros acordamos como estrategia central desde su fundación la conquista de espacios por la vía electoral, para poder establecer un gobierno de unidad nacional una vez que lográramos el triunfo en el poder político”, defiende el Presidente de UNT.

Barboza vislumbra como un “suicidio” y una “contradicción” que dirigentes o partidos opositores llamen a la abstención en las elecciones regionales y a la participación en las presidenciales del 2018. A su juicio, una posición más cónsona la estrategia central que dio vida a la MUD es combatir las trampas y el ventajismo desde la participación.

“El hecho de que el Gobierno esté utilizando una constituyente fraudulenta e inconstitucional para irrespetar los derechos de todos, no debe conducirnos a embestir ese trapo rojo, perdiendo el rumbo hacia nuestro gran objetivo que es el cambio político por la vía democrática”, advierte el parlamentario.

Fuego contra fuego

El estratega de UNT suscribe el viejo adagio que reza “lo que es igual no es trampa” y asegura que “ser pragmáticos no implica abandonar los principios que uno defiende”. En tal sentido, recordó que Chávez actuó bajo esta lógica al juramentarse frente a un Congreso y una Constitución que él llamó “moribunda”, haciendo así un sacrificio táctico en función de su ideología y sus objetivos.

En relación a la decisión tomada por Juan Pablo Guanipa, Barboza afirma estar de acuerdo con los principios que éste manifiesta, aunque destacó no compartir que en función de tales premisas se le entreguen al adversario espacios de poder y se irrespete la voluntad expresada por el pueblo del Zulia. “Lo que había era que buscar una salida práctica para que esa voluntad popular se concretara”, reiteró.

“Nosotros con mucho gusto y con todo el esfuerzo salimos a acompañar a Juan Pablo para que ganara, pero él toma esa decisión que respetamos desde el punto de vista personal, pero desde el punto de vista político vemos como un error y creo que así coinciden la mayoría de los zulianos”, apunta el diputado.

Contrario a versiones que destacan una supuesta divergencia entre Barboza y Rosales en torno a la decisión de lanzarse a la repetición de las regionales en Zulia, el Presidente Ejecutivo de UNT cuenta que “antes de tomar la decisión Manuel me consultó y coincidí con él en que no podíamos entregar el Zulia sin luchar. Respeto mucho a Guanipa, pero lamentablemente si nos quedamos en una función declarativa y nos cruzamos de brazos estamos abandonando a quienes quieren el cambio político y entregándole el estado a personas que hasta ahora lo que le han hecho es daño”.

El parlamentario recuerda que ya en 2005 se cometió el error de abandonar la participación electoral y se pagó un altísimo precio por lo que ahora no pueden volver a chocar contra la misma piedra.

“Hay que luchar contra el ventajismo y la trampa pero participando. Uno no puede denunciar un fraude si uno no participa en un proceso. A Andrés Velásquez le hicieron fraude y lo puede demostrar porque tiene las actas en la mano, que se las entregaron porque participó. Si tu no participas el adversario no tiene necesidad ni siquiera de hacer trampa porque te ganan limpiamente”, reflexionó el avezado estratega político, al concluir que después de las municipales les corresponderá sanar las heridas abiertas en la Unidad, para recuperar la cohesión indispensable para encarar las presidenciales del próximo año.

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¿Quién es Omar Barboza?

Muchos podrían calificarlo como un apóstol del poder político venezolano. Bien sea desde sus tiempos en el cogollo de AD durante los 80’s, hasta el presente como alfil de UNT en la coalición opositora de la MUD, su cercanía con los protagonistas del “juego de tronos”, visión pragmática y estampa de “gallo jugado”, le han garantizado un puesto fijo como consigliere de los caudillos que esculpen la escena regional y nacional.

En tiempos de la hoy denominada “cuarta república”, este abogado marabino de temple cerrero y hablar pausado, decantó su capacidad de discernimiento y toma de decisiones como juez de primera instancia en del circuito civil y mercantil del estado Zulia entre 1973 y 1978, pero su proximidad con el ex secretario general de AD, Américo Araujo y el magnate lácteo y congresista “Beto” Finol, lo catapultaron hacia la presidencia de Corpozulia y posteriormente la gobernación del estado (1985-1989), por designación del entonces Presidente de la República Jaime Lusinchi.

Su participación en el polémico trium vitaro regional lo salpicó de todos los escándalos que chapotearon en el lodazal político de aquellos días, minando su chance de una reelección en los comicios del 89, donde quedó en tercer lugar después de Oswaldo Álvarez Paz y Luis Hómez.

Esta derrota que llegó en tiempos ya enrarecidos por el Caracazo, puso a prueba la resiliencia de Barboza; una cualidad que más tarde resultaría indispensable para su supervivencia, durante la hecatombe bipartidista que marcó la extinción masiva de la élite gobernante y sirvió el poder en bandeja de plata para Hugo Chávez y la llamada “quinta república”.

Tras cinco años de bajo perfil, mientras “se enfriaba la sopa” a la espera de un nuevo chance, el acorazado político resurgió en el 95 como candidato adeco a la gobernación, pero una vez más salió con las tablas en la cabeza, cuando el electorado le dio el triunfo por solo dos décimas a Francisco Arias Cárdenas, abanderado por Causa R.

Ya con dos entuertos comiciales en su haber, era momento de considerar otros cuadrados y pasar a una segunda fila en el ajedrez político. Una liga más discreta pero no menos poderosa, donde las canas y las heridas de batalla conferían mayor estatus; fue así como en 1998 Barboza se lanzó y esta vez ganó el escaño como diputado del Congreso Nacional, justo a tiempo para ver al fundador de la “Revolución Bolivariana” jurar ante la entonces “moribunda” Constitución del 61.

Cambio de color

En 1999, tras el advenimiento de la primera Asamblea Nacional Constituyente, la que sí se aprobó por referendo popular y truncó su labor parlamentaria, Barboza protagonizó junto a Manuel Rosales un conflicto que fracturó el cenáculo de AD y los llevó a quemar puentes con el partido de Alfaro Ucero, al montar su propia plataforma política regional denominada Un Nuevo Tiempo (UNT).

Todavía con ganas de legislar, el hombre del copete blanco ya estaba listo en 2005 para ir como candidato al Parlamento Andino, con el apoyo de la Coordinadora Democrática (una primera versión de la MUD), pero la presión de los grupos de poder económico, político y mediático en Caracas, convencieron a UNT de no participar, bajo el argumento de que así desnudarían ante el mundo, la falta de transparencia del proceso electoral y la subordinación del árbitro al Ejecutivo chavista.

En 2006, ya ante la evidencia del garrafal error que permitió al oficialismo manejar la Asamblea Nacional (AN) a su antojo y modificar leyes orgánicas para asegurar la lealtad de los demás poderes públicos hacia el proyecto socialista, UNT se lanzó como partido nacional.

La plataforma apalancada desde la gobernación del Zulia, ayudó a Manuel Rosales a ungirse como el principal adversario de Chávez en las presidenciales de ese año, y aunque “los objetivos no fueron alcanzados”, la contienda consolidó a la tolda azul como una de las principales fuerzas políticas del país.

Barboza finalmente regresaba a las “grandes ligas” tras su ruptura con AD, ahora en el rol de presidente ejecutivo de uno de los partidos que llevaba la voz cantante en la oposición. Desde ahí fungió como uno de los arquitectos de la nueva coalición antichavista, rebautizada en 2008 como Mesa de la Unidad Democrática. Desde entonces ha formado parte inamovible de la cúpula que promueve un cambio político en Venezuela.

En 2010, su peso específico dentro del “quién es quién” de la oposición le aseguró un puesto en la Asamblea Nacional como el primer nombre del voto lista apoyado por la MUD en el Zulia. De esta forma Barboza pudo finalmente retomar su estatus parlamentario, una distinción que fue ratificada con creces en la “súper-mayoría” conquistada por la oposición en diciembre de 2015.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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