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El MACZUL al «borde», ¿Se podrá recuperar de su extinción?

El Museo de Arte Contemporáneo que guarda y expone más angustias que obras de arte, desde que la inseguridad tocó cada fibra y les sembró el miedo de que un día tengan que cerrar, definitivamente, sus puertas a expositores y público.

Una infraestructura de 13 mil metros cuadrados y un terreno concedido por La Universidad del Zulia (ubicada en la prolongación Circunvalación 2 y la Avenida Universidad) inaugurado el 24 de octubre de 1998, expresa desde sus paredes, plantas y obras, que es víctima de la inseguridad y la indiferencia por parte de quienes no respetan ni admiran el arte.

Diez salas de exposiciones viven en penumbras y un clima nada artístico ni favorable (por no tener aires acondicionados, además) para los creadores de piezas únicas y originales, así como tampoco, para los que dentro de sí mismos, guardan un espacio para admirar y proteger un museo que debe inspirar, motivar y que tiene como misión ser una referencia de arte contemporáneo en el Zulia.

Desde varios años atrás se ha visto como el MACZUL se convirtió en una parada fija de robos y frialdad. Sin embargo, fue el 2017, el año que destruyó lo que se había construido, para así, pasar de ser un museo que expone obras que ningún otro ha logrado, a uno de los lugares más vulnerable a hurtos, en la ciudad.

Su diseño no permite una seguridad máxima, ya que la parte superior, posee una malla que permite el fácil acceso, convirtiendo al pórtico como la entrada principal para los que, en las noches, se apoderan del museo para así, llevarse lo que el tiempo le otorgue.

Una semana fue suficiente para ver desaparecer progresivamente, cámaras de seguridad, cables surtidores de línea telefónica e internet, equipos digitales que también mostraron obras impalpables para sus visitantes y a su vez, el personal que custodiaba sus alrededores.  Desde entonces, solo abren al público en un horario dotado de mucha iluminación (10:00 AM a 3:00 PM) y que proporciona, solo un poco, más tranquilidad para el equipo directivo, expositores y demás afines con él. Un horario que además, fue exigido por sus empleados que corrían peligro al llegar y al salir.

Quienes apostaron por MACZUL para emprender, buscan nuevas estrategias que les llevará a determinar si vale la pena seguir o rendirse.

Si se es turista o un día se decide ir  a conocer y dar un paseo por sus pasillos, no solo se aprecia el arte en esculturas, cuadros o fotografías, sino que a su vez, hay dos lugares que iniciaron sus actividades en los mismos suelos del museo, tras haber conocido un espacio con -aparentemente- potencial para el emprendimiento.

Así, abrió la tienda MAZCUL, que ofrece distintos artículos que representan el arte zuliano pero que, gracias a la sacudida que le ha tocado sentir, la ha llevado a que quienes la dirigen, analicen nuevas estrategias que podrían hacerla surgir o simplemente, movilizar una maleta cargada de emprendimiento y objetivos que se han truncado al ver que sus puertas permanecen cerradas por un tiempo.

De igual manera, un café pisó el Museo de Arte Contemporáneo con la finalidad de posicionarse como referencia en la ciudad, no solo por su menú y concepto, sino también por haber dado un “clic” en lo que parecía ser un sitio que le generaría fama y prestigio a pesar de su ubicación. Totuma Café si se ha arriesgado más que el mismo MACZUL, ya que, trabaja en el horario de 7:30 AM a 11:30 PM, sin embargo, es lo único que hasta la fecha, sigue manteniendo firmeza desde la terraza donde ofrecen servicios gastronómicos fusionados con arte.

Además de dos lugares comerciales, espacios como oficinas que fueron alquiladas, no duraron mucho, ya que la falta de servicios básicos para su acondicionamiento, proporcionó solo unos cuantos meses de actividades en ella.

¿Se podrá recuperar de su extinción?

Luego de los robos consecutivos que tuvo, se hizo un llamado a autoridades y público en general para poder “salir del hoyo”, ante un caos que su directiva nunca se negó a hacer pública, incluso, destacó con carteles en aquellos equipos que solo dejaron una pequeña huella, con la frase  “El equipo que proyectaba esta obra fue robada por el hampa”.

La respuesta de las autoridades fue desalentadora. “No hay suficientes unidades. Solo podemos cubrir eventos puntuales y hacer vueltas nocturnas”, fue lo que dijeron. Les tocó bautizar un perro callejero que se convertiría en una pequeña alarma, todas las noches.

Se iniciaron actividades de recolección de fondos para poder revivir el museo, sin embargo, algo no salió tan bien, ya que, no se ha logrado regresar, ni en un mínimo porcentaje, a lo que su visión en infraestructura y acondicionamiento, les indicaba. Se comenzó por solicitar una colaboración de mil bolívares (un monto cercano a solo un centavo de dólar) directamente desde su sede y, Totuma café le otorgaba el ocho por ciento de cada consumo.

A ciencia cierta no se sabe qué pasara con el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia. Si sus áreas ya no tan verdes develan su futuro, pero aún no pierden la esperanza. Su decisión ha sido mantenerlo abierto y que las personas vean, con sus propios ojos, lo que padecen y así, intentar que alguien pueda aportar un grano de arena que frene su rumbo a la extinción.

Redacción: Gerardine La Cruz Villasmil

Fotografía: Cortesía.

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