Educación 

Ser la anfitriona perfecta no tiene que ver con el poder adquisitivo

Yenedyth Cobo no solo es hermosa, creativa y emprendedora, ella es de las pocas mujeres marabinas que conoce muy bien el arte de ser anfitriona. Su presencia imponente y la seguridad con la que se expresa y desenvuelve, no delatan un pasado sencillo y cargado de nutritivos aprendizajes.

Parece vivir en otro mundo, en una dimensión tal vez frívola y rígida, pero sus motivos son sumamente humanos: Yenedyth se puso como tarea rescatar la etiqueta como norma de vida y como una de las alternativas para sortear las vicisitudes cotidianas. El primer paso es sacar a la luz su primer libro: El Arte de ser Anfitriona.

Su formación inició desde la infancia. “Mi mamá era docente, una mujer entregada a su trabajo que tuvo tres hijas. Mis hermanas y yo, todas teníamos asignaciones dentro del hogar. Por cosas de la vida, en un momento yo me fui a vivir con mis abuelas, y fue con ellas que aprendí todos sobre la etiqueta”, comenta y asegura que, a pesar de que se formó en un hogar humilde, las mujeres se las ingeniaban para conservar los buenos modales, el comportamiento y los valores.

Yenedyth empezó en el mundo artístico a los cuatro años, con el teatro, la danza, la pintura y el piano. “A los 15 años ya estaba graduándome en estas áreas y mi carrera empezó a esa edad, yo daba clases en la Casa de la Cultura, tuve la oportunidad de bailar en el Teresa Carreño y participar en diferentes actividades culturales”.

Además es decoradora y experta en eventos. Es dueña de la empresa Neoclasical Art, tenía una tienda de antigüedades llamada Vintage art and deco, y junto a su esposo tuvo la oportunidad de liderar varios restaurante en la ciudad.

– ¿Qué es la etiqueta?

La gente acostumbra a relacionar etiqueta con protocolo, pero eso es un error. La etiqueta es la conducta que tenemos a diario, en el constante movimiento de la sociedad, en la actividad cotidiana. La etiqueta comienza en el hogar, pasa a los colegios y así sucesivamente al trabajo y a todo lo que realizamos.

Cuando la etiqueta se transforma y llega a protocolo surgen una serie de códigos, que traen consigo ceremoniales, para instituciones, deportivos, diplomáticos, culturales, entre otros.

– ¿Está relacionada con nivel económico?

– No, puedes tener etiqueta sin necesidad de poseer poder adquisitivo, no es necesario vivir en un castillo o en un apartamento de 400 metros, porque en un espacio reducido puedes tener etiqueta, ella tiene que ver con tu comportamiento.

La etiqueta se rompe cuando no se cumple con el comportamiento verbal, corporal, con las normas de educación, con saber escuchar y hablar, tener el ejercicio de leer, tener orden y organización.

Nosotros los padres somos los responsables de pasar a los hijos la etiqueta, desde que dan sus primeros pasos y comienzan a desenvolverse, a tomar objetos, a caminar, a sentarse, desde allí empieza la educación.

– ¿Qué beneficios trae aprender sobre el tema?

– El más valioso es saber afrontar las vicisitudes y adversidades que se presentan a diario. Una persona que no tiene etiqueta, educación ni modales, tiende a ser arrebatadora, apasionada, y actúa ante los acontecimientos de manera arrebatada, entonces no piensa ni analiza antes de actuar.

– ¿Qué buscas con esta obra?

– Formar a la mujer para ser anfitriona, darle todas las herramientas que necesita para tener comportamiento social dentro y fuera de su hogar. Será como un moderno manual de Carreño.

La palabra etiqueta tiende a asustar, se cree que una persona con etiqueta es rígida, acartonada, fuerte de carácter, pero se puede ser dócil, sutil, cariñosa, amable y tener etiqueta.

El libro está dirigido a todo público, pero mi interés primordial es la gente que desconoce el tema, para educarlos desde el principio. Claro, es más fácil de asimilar y digerir para una persona que tenga un nivel social de mediano a alto, pero de igual manera está bien elaborado y con herramientas fáciles y directas para personas que no tiene el mismo conocimiento, pero que les sea fácil utilizarlo.

– ¿Un libro de etiqueta tiene mercado en Maracaibo?

– Si, porque hay una carencia enrome sobre el tema y este recurso va a generar un cambio social en la ciudad. Demorará un poco, pero una vez que sea conocido va a cambiar a las personas.

Este es el momento propicio, precisamente en esta época de carencias afectivas, porque muchas familias se han separado, y carencias económicas por la «situación país» que es volátil y vulnerable.

Ahora es cuando tenemos que arraigarnos en lo que realmente somos como personas, formarnos y educarnos, y una vez que estemos en el camino correcto estas herramientas nos van a ayudar a sentir que no tenemos miedos, que podemos seguir trabajando, cosechando frutos, creando nuevos proyectos, todo dentro de la línea de formarse como persona.

– ¿En qué fase está el libro?

– Ya próximo a culminar, el lanzamiento será en junio o julio de este año. Esta obra es la primera de varias y va a traspasar fronteras, porque es un producto venezolano, hecho por una venezolana.

La producción resulta costosa, pero vale la pena hacer el esfuerzo porque creo que el país tiene que ser conocido por cosas positiva. Lo que más me emociona es que soy pionera, porque no existe aquí un manual de guía para educar sobre la etiqueta.

– ¿También va dirigido a la mujer que trabaja?

– Claro, en estos momentos hay una tendencia muy marcada hacia el arte culinario. Si lo colocamos en una balanza, este libro va a motivar a la mujer ejecutiva para que aprenda no solo a cocinar sino como servir el plato en la mesa y para que comprenda que no tiene que dejar de ser ejecutiva para ser ama de casa. Tener todo ordenado es la clave para hacer desde un desayuno, un almuerzo, una tarde de té o de café.

Quiero que este libro sea conservado y pasado por generaciones, como lo hacían las abuelas, que sea la herencia de formar a la mujer, educada desde niña, con respeto a sus padres, maestros y personas mayores. Los hombres también pueden absorber de allí conocimientos y lo van a disfrutar.

El Arte de ser Anfitriona se basa en hacer sentir bienvenidos a tus invitados, en abrir las puertas de tus espacios y compartirlos.

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografía: Cortesía

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