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Moncho: Reinventarse es el camino para encontrar los “cochinos verdes”

“Un día estaba durmiendo en mi zona de confort y me informaron ‘el programa no va más’. Dios mío, cómo le explicaba a mi familia que ya no tenía trabajo. En ese momento se apagó la luz y me dijeron ‘bienvenido a Que Locura’ y de provocador pasé a ser víctima”. Con esta sencilla metáfora Moncho Martínez explica el punto de inicio de esta nueva fase de su carrera.

“Qué hice, reinventar los personajes, trabajar más en las presentaciones en vivo… Me reinventé brother. Salí de Venevisión, donde ganaba bien, estaba en la cúspide de mi carrera y me daba el lujo de rechazar presentaciones en New York para ir a los 15 años de una sobrina. Entonces busqué una nueva manera de seguir adelante y tener ‘cochinos verdes’”.

Moncho regresó una vez más a Maracaibo, luego de un receso de nueve semanas, para descansar de una jornada de nueve meses continuos de gira por Latinoamérica y USA. “Terminé el año pasado haciendo el Que Locura Gaita durante dos meses por 18 ciudades en Estados Unidos y siete países de América Latina”.

El humorista admite que el éxodo de venezolanos lo benefició. “Yo vengo viajando mucho desde 2001, cuando nos pegamos con Que Locura, pero como no existían las redes, nadie se enteraba de que estaba haciendo cosas por fuera. En este momento estoy asesorando un canal de televisión en Panamá y otro en República Dominicana, así que tengo la oportunidad de salir a cada rato, pero soy un porfiado con el tema de quedarme en el país”.

Acepta que se dejó llevar por las nuevas generaciones de comediantes y su estilo multimedia. “Marcos Música me lo dijo, ‘Moncho, admiro como te reinventaste’. Ahorita hay muchos muchachos talentosos, como Javier Madrid y David Comedia, que me expresan su respeto y viéndolos me di cuenta de que tenemos que hablar el idioma de la gente y en estos momentos el idioma es este, las redes sociales. Ahora que no tengo la ventana de la televisión, lo más cercano es el Instagram”.

Moncho se dedicó a consolidar personajes como Morejón y el Pacman Criollo, y a refrescar otros que ya estaban pegados en América Latina, para darles el “lenguaje de las redes, ponerlos a hablar como ellos y darles un poco de picardía”. Ese es el secreto de su permanencia.

– ¿Piensas regresar a la televisión?

– Volver a la televisión seria perder mi libertad. He recibido ofertas de canales internacionales como Telemundo y Univisión, pero instalarme en los Estados Unidos y trabajar con una cadena sería entregarles la vida, en el buen sentido de la palabra. No quiero meterme en un estudio a producir un programa, a lo mejor me pagan una buena cantidad y voy a vivir en dólares, pero mi libertad no tiene precio.

Yo les propuse ir y grabar las presentaciones, brindar asesoría y mi imagen como presentador, pero meterme de cabeza en un canal 24 por 24 espero no volver a hacerlo, porque lo creativos perdemos la noción del tiempo y como soy enamorado de mi trabajo, la pasión me gana. Estoy esperando respuesta.

– ¿Además de las giras, en qué andas?

– Estoy escribiendo un libro con todas las experiencias que vivo con venezolanos durante mis presentaciones en el exterior. Por ejemplo, en Virginia estaba ante un público de 300 personas y vi a una señora llorando, cuando termino el show me acerqué y le pregunté que le pasaba y me dijo, ‘Moncho, es que yo tengo siete años aquí y cuando te vi y escuché el tema de Que Locura, se me vino el país encima’.

Cuando terminan mis espectáculos, siempre me acerco al público y hago preguntas, para que cada quien me cuente su experiencia. Me di cuenta de que la gente dice ‘no ve voy para tal parte porque un primo mío me dijo tal cosa’, pero otro tenía un experiencia totalmente diferente, entonces pensé, cada quien tiene que vivir y contar su historia. Me pareció tan diverso que empecé a escuchar para sacar mi propio análisis.

No le tengo un título todavía, pero me gustaría algo así como Detrás de Que Locura. Aún no hay fecha de publicación, me lo estoy tripeando, y si saco la cuenta debo llevar al menos cien páginas.

– ¿Y qué cosas tienen en común los venezolanos que están afuera?

– El querer volver, tener una oportunidad de regresar. Ahí entendí de qué se trataba. Soy un hombre creyente en Dios y devoto de la China, pero yo veo esto como una gran prueba y una oportunidad de salir y ver, para apreciar lo que tenemos.

El que está afuera haciendo Uber, cuando regrese va a tener más respeto por el taxista, igual que quien está trabajando jardinería. Yo me pregunto entonces, por qué alguien que tenía una casa aquí no puede devolverse y trabajar en el jardín de la casa de al lado. Tú le decías a un vecino que te arreglara el jardín y eso era una ofensa.

La gente dice ‘es que voy comenzar desde bajo’, ajá y por qué no comenzaste desde abajo aquí, por qué no te pusiste el cinturón de seguridad aquí, por qué no respetaste las leyes de transito aquí. Andabas con la maraña, pero afuera no lo puedes hacer. Yo creo que si todos entendemos de qué se trata la película, vamos a ser mejores personas y a tener un mejor país.

– ¿Volverá Que Locura a las pantallas venezolanas?

– Yo creo que sí. Soy esperanzador, más optimista que Oscar de León comprando champú (risas). Creo que tenemos una estructura de país con muchas cosas perfectas, independientemente de lo que a futuro tenga que pasar. Como ciudadano doy mis opiniones, no soy politiquero, pero creo que tiene que haber un cambio de beneficios para todos.

Mis amores son la familia, el país y mis hijos, soy un enamorado del país cien por ciento. Con la virgen de Chiquinquirá tengo una relación de idolatría, pero tanta es mi terquedad que estoy aquí pudiendo estar afuera.

– ¿Nuevos proyectos?

– Estoy trabajando en el guion para una película y quiero grabar un programa en Caracas con calidad para exportación, porque veo que todos los canales están parados y aquí tenemos un nicho de talento y de equipos que no se utilizan. Yo les digo: ‘Hermano, si usted tiene esas cámaras ahí paradas, por qué no grabamos algo y lo exportamos’. Como lo hicimos antes, nosotros exportábamos humor, telenovelas, afuera la gente se volvía loca con las cosas que hacíamos, por qué no lo seguimos haciendo, por qué lo abandonamos, el talento está aquí, vamos a buscar la forma de hacerlo.

Dentro de la crisis nos podemos reinventar y buscar los “cochinos verdes”, sin tener que moverse mucho. Escribir libros, crear portales, buscar clientes afuera. El talento y la creatividad pueden superar todo. Nadie apostaba medio cuando hicimos Que Locura y luego pasó a ser un programa millonario. Con la creatividad no puede nadie, la mediocridad no se impone sobre ella, y lo creativo se convierte en productivo.

“Soñaba con ser bombero”

Luis Ramón Martínez, mejor conocido como Moncho Martínez, nació en San Francisco cuando no era municipio, sino un sector popular de Maracaibo. “Viví aquí hasta los seis años, pero me crié en Caracas. “Mi mamá es de San Francisco y mi papá de Tucupita, él vino aquí con la petrolera, conoció a mamá, hicieron una familia y después nos fuimos a la capital.

Siempre regresé y regreso. Venía por temporadas y vacaciones, por eso nunca perdí mi idiosincrasia ni mi amor por la gaita. Comencé a trabajar con Los Morillo a los 19 años, después estuve 19 años con Maracaibo 15, como músico y compositor.

Empecé a escribí humor como libretista y asistente de Guillermo González en Cuánto Vale el Show. Siempre he manejado el humor con refranes y cuando Guillermo decía algo así como ‘más contenta que niñita con los zapatos de su mamá’, eso era mío.

Guillermo tenía el teatro Chacaíto, yo escribí muchas obras para ese teatro, pero nunca me planteé estar yo en el escenario o frente a cámara, hasta que se presentó la oportunidad de Que Locura.

De niño soñaba con ser bombero, cuando los veía pasar por mi casa guindado en el camión y con un dálmata al lado, yo quería ser como ellos. Después empecé a estudiar para ser profesor de educación física, más adelante me hice publicista y también soy músico”.

– Moncho, sinceramente… ¿Cuántos «cochinos verdes» cuesta que salgas del país?

– Noooo… no hay monto. Hay un momento en tu vida que te lo da la edad, la sapiencia, la tranquilidad, la paz no tiene precio…

 

Redacción y fotografías: Reyna Carreño Miranda

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