Negocios 

«Arepera Unión» se transforma en mini market, pero conservando su esencia

Si usted ha comido una arepa de maíz pilado en un puesto ambulante o un local de comida rápida en Maracaibo o la COL, lo más probable es que ésta provenga de la Arepera Unión, una fábrica del sector Valle Frío que desde hace 42 años convirtió una sencilla idea en un rentable negocio, haciendo todavía más sabroso el disfrute del alimento más insigne de la dieta nacional, al ahorrarle a expendedores y consumidores el trabajo de su preparación.

Ya desde 1960 la harina PAN de Industrias Polar había simplificado la elaboración de las arepas en casa, pero a pesar de que este producto eliminaba el laborioso proceso de precocinar y moler el maíz para lograr una masa maleable, el resultado -aunque sabroso- carecía del gusto y crocantéz de aquellas maravillas que preparaba la abuelita en su budare.

Giovanni Franco, un inmigrante italiano que como tantos otros había llegado a Maracaibo en busca de un futuro promisorio, conocía bien el valor de esos sabores que nos recuerdan nuestro origen, por lo que no tardó en identificar el enorme potencial de negocios que tenía la nostalgia por las arepas de maíz pilado.

En 1975 Don Giovanni adquirió el terreno de la calle 84, a menos de una cuadra del legendario hotel Granada y ahí fundó junto a su esposa una pequeña fábrica denominada Arepas Unión, Distribuidora de Productos Alimenticios.

En un principio el negocio se fundamentó en atender un mercado de mayoristas conformado por puestos de comida, tiendas al detal y restaurantes populares que tenían gran demanda por este producto tradicional, además del pan que elaboraban en sus instalaciones. Todo se distribuía con ayuda de una flotilla de siete camiones que atendían rutas en toda el área metropolitana de Maracaibo y las localidades más importantes de la Costa Oriental del Lago.

El encargado de la tienda, Giovanni Franco (hijo), cuenta que tras enviudar su padre, éste se asoció con su hermano quien también había llegado de Italia, pero el negocio se fue diversificando hacia un nuevo segmento que surgió durante los años 80’s. La pequeña fábrica de arepas y panificadora ahora era una proveduría con “todo para el perrocalentero”. A sus productos ya reconocidos, se sumaron los galones de salsa de tomate y mayonesa, mortadela, pernil horneado y queso de mano entre otros.

En su mejor momento, la empresa elaboraba unas 80 mil arepas y procesaba hasta 40 sacos (dos toneladas) de harina de trigo al día en la elaboración de panes, pero conforme la realidad del país fue cambiando, el negocio también se fue adaptando y atendiendo a un público, ya no solo de mayoristas sino también al detal.

Franco cuenta a TuReporte que uno de los grandes aciertos fue la creación de los «combos», una idea de su primo, que comenzó con la venta de la salsa tártara que todo el mundo conoce en la ciudad, pero luego decidieron juntar varios de sus productos en un formato que permitiera a los clientes armar una comida para cuatro o cinco personas, con la misma calidad y sabor de los puestos ambulantes, pero en la comodidad de su casa y a un precio mucho más competitivo.

Arepitas de maíz pilado, queso de mano, pernil horneado o pollo y salsa tártara comenzaron a salir “como pan caliente” de los refrigeradores y anaqueles de la Unión y por más de una década han sido su producto más solicitado.

Giovanni cuenta que en el último año decidieron seguir evolucionando a la par de los tiempos y darle un nuevo giro al negocio, esta vez en el formato de los mini mercados, ya que la llegada de nuevos competidores y el entorno país han ido liquidando progresivamente el nicho que ellos habían ayudado a crear.

“La situación llevó a que los clientes comenzaran a comprar algunas cosas a que los chinos, otras cosas en el centro, otras en el periférico y básicamente el mercado de todo para el perrocalentero dejó de existir, por eso se hizo el cambio en el tipo de negocio”, explica el joven empresario al detallar que el nuevo modelo que está en plena fase de adecuación incluirá un área de bodegón, panadería, charcutería y hasta una especie de cafetín donde la gente pueda ir a consumir directamente o llevar lo necesario para una reunión o parrillada en casa.

Aunque la planta física sigue siendo la misma el look and feel del establecimiento ha cambiado para satisfacer a una clientela más vanguardista. Superficies de acabado industrial, obra limpia y materiales rústicos dan un aire contemporáneo al local que ahora cuenta con aire acondicionado en su piso de venta de casi 600 M2.

El ahora denominado Unión Market refleja las tendencias de diseño que muestran nuevos negocios en el área de los cafés y restaurantes, con el beneficio adicional de contar con un estacionamiento cerrado y vigilado de 1.800 M2 y un área de fabricación de más de 2.000 M2 en su ubicación privilegiada a solo cuadra y media de la avenida Bella Vista.

Franco reconoce que la situación económica plantea retos difíciles, pero asegura que la clave de la continuidad y el éxito está en la reinvención y adaptación hacia los mercados que muestran capacidad de consumo.

A pesar de los cambios, las cosas buenas y las tradiciones más valiosas se mantienen intactas, la prueba de ello es que a casi 43 años de su fundación, las arepas de maíz pilado ya no forman parte del nombre de la empresa, pero siguen estando en el corazón de la operación y de la clientela.

 

 

Redacción y fotografía: Luis Ricardo Pérez P.

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