Acuarismo de agua salada, o “el lujo» de vivir con Nemo y Dory
Contemplar un acuario de agua salada es caer presa de una hipnosis instantánea. La sinuosidad y el colorido de estos mundos alienígenas, actúan como una especie de opio sensorial, que se roba la noción del tiempo y estrés de quien los mira, transformando al espectador casual o empedernido en un perplejo astronauta de vitrina. Con frecuencia grandes empresas, hoteles, restaurantes y consultorios aprovechan las cualidades cuasi-anestésicas de estos ecosistemas de galería, para infundir calma y propiciar interacciones positivas entre sus visitantes y residentes. Tomando en cuenta lo anterior, no es…
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