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Modernización del Aeropuerto La Chinita: Un «vuelo al futuro» que ya tiene 10 años demorado

Debido a su ubicación geoestratégica y peso específico en la vida política y financiera del país, Maracaibo es considerada no solo la segunda ciudad más importante de Venezuela, sino una puerta de acceso natural a Sur América y el Caribe; sin embargo la ejecución apresurada de su planta física y la falta de continuidad administrativa han hecho que los proyectos de modernización del Aeropuerto Internacional de la Chinita no terminen de despegar, sumiendo esta importante infraestructura en el atraso.

Su construcción fue ordenada a principios de 1969 durante el primer gobierno de Rafael Caldera, como una respuesta urgente a la tragedia que obligó a clausurar el antiguo Aeropuerto de Grano de Oro. La obra se erigió en apenas ocho meses por lo que se inauguró el 16 de noviembre del mismo año que fue comisionada.

En casi medio siglo, las instalaciones de la principal terminal aérea del occidente del país han sufrido muy pocos cambios, que apenas abordan los requerimientos indispensables para cumplir con las exigencias mínimas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), pero aun así, La Chinita está preocupantemente rezagada en materia de seguridad, haciendo que las aerolíneas internacionales deban realizar chequeos adicionales al equipaje y los pasajeros, para cumplir con los controles implantados tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York , EEUU.

Las mejoras en el aeropuerto marabino durante las gestiones de Francisco Arias Cárdenas y Manuel Rosales entre mediados de los 90’s y la primera década del 2000 se concentraron en tratar de brindar mayor confort al pasajero en las áreas de embarque y desembarque nacional e internacional, pero no hubo un aumento en la capacidad de servicio de una infraestructura que sirve a una ciudad con más de 4,4 millones de habitantes en el estado de mayor actividad comercial, petrolera y agropecuaria del país.

Proyecto de alto vuelo

En marzo de 2008, durante el segundo período de Manuel Rosales, el Instituto Autónomo de Aeropuertos del Zulia (I.A.A.E.Z), a través de su oficina de coordinación de proyectos, presentó una ambiciosa propuesta de modernización y expansión de La Chinita, ideada por los arquitectos Edgar Caraballo y Vicente Gramage.

Los espacios que proporcionaría la obra hacían énfasis en los criterios de comodidad, estética y organización de todos los servicios de seguridad y control de acuerdo a las normas y métodos recomendados, así como los documentos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

La etapa “A” contemplaba una superficie de 19.800 M2, con una estructura modular porticada, apernada, de acero estructural, de sencilla y rápida construcción, que facilitaba el crecimiento a mediano y largo plazo de las instalaciones. Todos los cerramientos serán modulares, fabricados con paneles de aluminio aislados térmicamente, instalados sobre marcos de acero y ventanas con vidrios de impacto -como lo requieren las normas de seguridad para este tipo de edificaciones-.

Para no afectar la operatividad del aeropuerto, la Fase I de la construcción constaría de una vía alterna temporal al Terminal Internacional existente. El pasajero y sus acompañantes entrarían por la misma puerta que usan en la actualidad, pero se encontrarían con un gran hall de encuentro y despedida, donde irían algunos locales de servicio al pasajero, en los espacios que hoy son ocupados por los mostradores de las aerolíneas.

El nuevo desarrollo estaría hacia la derecha, conectado a través de un túnel claramente identificado, que llevaría a 8 espacios de revisión física del equipaje, que fungiría como antesala al gran salón de doble altura (6 metros) y de 3.000 metros aproximadamente de superficie, que albergaría el centro de atención al pasajero, la nueva batería de counters rotativos, salas de espera, salas sanitarias, un café y mezzanina para oficinas administrativas.

Luego de completada la etapa “A”, el abordaje de los aviones se haría por medio de tres túneles transparentes, con puertas remotas de acceso independientemente desde el área de espera hasta la plataforma de aeronaves.

También dispondría de grandes áreas de circulación, chequeos de llegada o salida para minimizar los tiempos de espera de los pasajeros, evitando las colas que suelen formarse en los puntos de control.

De Maracaibo a Caracas

A pesar de que este megaproyecto ya contaba con todos los estudios de ingeniería y permisología necesaria, el mismo no llegó a concretarse ya que después de las elecciones regionales de 2008 -donde Pablo Pérez ganó la gobernación del Zulia- las competencias del Aeropuerto le fueron arrebatadas a la región por el Gobierno central.

Ni siquiera la llegada de Francisco Arias Cárdenas al palacio de los cóndores en el 2012 logró que se revirtiera la centralización de este vital espacio, a pesar de que en numerosas oportunidades el ex mandatario de tendencia oficialista solicitó a Caracas que se le devolvieran las competencias.

Para entonces la pertinencia del proyecto ideado por Caravallo y Gramage seguía siendo tal, que en el año 2014 el Ministerio de Transporte Terrestre hizo un refrito de la propuesta consignada durante la gestión de Rosales, pero solo abordando la parte de los hangares y la terminal de carga, anexándole un proyecto hotelero de 160 habitaciones.

La presentación hecha por el ministro Hébert García Plaza (hoy fugitivo de la justicia, solicitado por corrupción), anunciaba que el aeropuerto pasaría de 175 hectáreas a 625. La primera etapa de la obra contemplaba la construcción de hangares para la aviación comercial, una zona hotelera, depósitos para zona de carga y una nueva pista de más de 3 tres mil metros cuadrados que serviría a la aviación general, de carga y comercial.

Aunque el funcionario anunció hace ya cuatro años que con las obras previstas el Aeropuerto de La Chinita llegaría a ser “tan importante como el de Maiquetía”, hasta la fecha el proyecto ni siquiera ha arrancado y las instalaciones existentes solo han tendido a deteriorarse.

Regreso a casa

Finalmente a comienzos de marzo de este año, tras una década en manos del centralismo, la administración del aeropuerto fue devuelta al Zulia tras la salida de Arias Cárdenas. Durante los encuentros de la Comisión Bolivariana de Aeropuertos con Rafael Hernández, gerente general de La Chinita, éste aseguró haber cumplido con el Plan de optimización y embellecimiento de la terminal, iniciado a su llegada, sin embargo en las redes sociales todavía abundan las quejas de usuarios denunciando además de los constantes retrasos en vuelos, la falta de aire acondicionado, la avería de las puertas automáticas y correas transportadoras de equipaje, inundación de las áreas cuando llueve y la falta de agua y mantenimiento en los servicios sanitarios.

En dicha oportunidad Hernández destacó que bajo la nueva gestión del gobernador Omar Prieto se instaló un nuevo sistema de alumbrado en la avenida Don Manuel Belloso y se había incrementado el patrullaje policial, sin embargo no mencionó nada sobre las deficiencias que señalan los pasajeros. Basta una visita para constatar las secuelas dejadas por la inestabilidad de los servicios públicos, la falta de presupuesto y la partida temporal o definitiva de las aerolíneas internacionales que operaban en el país.

Hace 49 años la terminal aérea se inauguró con el nombre de Aeropuerto de Caujarito, ya que se había construido sobre unas tierras que llevaban esa denominación, pero por petición popular fue cambiado a “La Chinita” para halagar a la divina patrona zuliana con lo que entonces era considerado una majestuosa obra y ahora luce más bien como una afrenta.

10 años de excusas son suficientes, La Chinita ya está nuevamente en manos de los zulianos, démosle entonces de una buena vez a la región el el aeropuerto que desde hace tiempo reclama, necesita y se merece.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografías: Archivo

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