La sede del Club Comercio está en venta, por razones que ni te imaginas
Con una superficie de 5.800 m2 y ubicada en el cruce la avenida Bella Vista y la calle 72, la enorme propiedad ha sido durante 76 años sede del primer club social de Maracaibo y Suramérica, pero desde hace cuatro años busca un nuevo dueño. De lograrse la operación a cada socio le tocaría un monto que tiende a encogerse progresivamente a medida que se deprime el mercado inmobiliario, aun así, los accionistas parecen estar dispuestos a escuchar ofertas.
Para los marabinos contemporáneos, la dirección del Club Comercio es una referencia geográfica tan conocida como la Plaza de la República, el parque Vereda del Lago o la Basílica de La Chinita, pero antes de 1942 no era así.
Unidos por la cerveza
Los inicios de esta sociedad civil sin fines de lucro, conformada por personas cuya principal actividad sí era procurar el lucro, se remontan a 1890 en un bar llamado La Nevería, ubicado sobre una plataforma de madera en aguas del lago, al estilo de los palafitos de Santa Rosa.
En aquellos tiempos, el establecimiento perteneciente a Ángel María Araujo quedaba cerca de la Casa Blohm & Cia, por lo que se convirtió en el lugar donde los comerciantes criollos, alemanes e italianos iban a disfrutar de una cerveza, para escapar del calor zuliano tras un largo día de labores. Así adquirió la denominación informal de “El Club del Comercio”.
El lugar se hizo famoso y no tardó en quedarse pequeño al captar la atención de personas ajenas al exclusivo círculo, por ello el 30 de julio 1891 los asiduos decidieron formalizar su congregación y alquilar un local para departir y tomarse las “frías” en un ambiente más selectivo.
Los primeros 50 socios eligieron a una junta directiva encabezada por Eduardo Von Jess en la presidencia, E. Beckmann como vicepresidente, M.M Osorio de secretario y M.N Rincón como tesorero. Juntos redactaron los estatutos para reservarse el derecho de filtrar a futuros miembros y suscribieron su acta de fundación.
Cambios de domicilio
La primera sede legal se ubicó en la esquina de las calles Bustamante y Aurora de Maracaibo, en un local que fue acondicionado con muebles importados, cancha de tenis, biblioteca y equipos para jugar cricket, pero siete años más tarde se mudaron a la planta alta de la Casa Estrada, MacGregor & Cia, ubicada en la Plaza Baralt, frente al mercado municipal (actual museo Lía Bermúdez).
En su segunda ubicación solo duraron un año, ya que el 25 de noviembre de 1899 se mudaron un poco más cerca de la estatua de Rafael María Baralt, en un local con terraza ubicado sobre los almacenes Breüer Moller & Cia, a pocos pasos del templo del Convento, ahí permanecerían durante 31 años.
En 1930 los comerciantes se fueron al segundo piso del Pasaje Colón en la calle Comercio, y dos años más tarde compraron la conocida parcela de la esquina de Bella Vista con Calle 72, donde construirían una sede a la medida de sus necesidades, pero no lograrían mudarse hasta 1942 cuando fue terminada.
Las instalaciones que hoy se conocen (con piscina, multicancha deportiva, salones de festejo, parque infantil, discoteca y restaurantes) datan de una remodelación efectuada en los años 70 donde se cambió toda la planta física edificada a principios de los 40’s.
A lo largo de su historia, el Club Comercio de Maracaibo ha sido el epicentro de fastuosas celebraciones de carnaval y la gala anual para conmemorar el aniversario de su fundación, pero en tiempos más recientes también se ha dado a conocer por razones menos festivas.
El nido vacío
En junio de 2013, durante un operativo de fiscalización de restaurantes, Polimaracaibo clausuró una cocina situada en las instalaciones del club, tras encontrar alimentos mal almacenados y en proceso de descomposición.
La bochornosa noticia causó escándalo e indignación entre los miembros de la prestigiosa institución, quienes no podían creer que eso les estuviera pasando en un lugar que consideraban como su segunda casa.
Las complicaciones siguieron llegando. La presencia del establecimiento nocturno Capitán Soda en los espacios del club, representó una nueva forma de captar recursos y visitantes, pero también atrajo a delincuencia que aprovechó la escasa iluminación del estacionamiento de visitantes para robar vehículos, asaltar a los usuarios y en el peor de los casos, perpetrar secuestros express.
Ante semejante caldo de cultivo y las crecientes tensiones políticas sociales y económicas, muchos de los hijos de los socios de ascendencia europea decidieron probar suerte y buscar futuro en la tierra de sus abuelos o en los Estados Unidos.
La desbandada fue de tal magnitud, que durante una asamblea de accionistas en el año 2014, la propuesta de poner en venta la sede del club por no tener una generación de relevo que lo disfrutara, rápidamente ganó adeptos.
Se busca comprador
Eddison Mora, presidente del Club Comercio cuenta a TuReporte que a principios del 2015, en asamblea general, el 75% de los miembros acordó poner en venta el inmueble de 5.800 m2, mas no liquidar la sociedad. Desde entonces la propiedad que ocupa más de media cuadra, en el cruce de dos de las vías comerciales más importantes de la ciudad, busca un comprador.
“Desde ahí hasta la fecha no ha aparecido nadie, solo una persona ofreció una cierta cantidad de dinero y al ser sometido a la asamblea se rechazó por no estar acorde con la valoración”, detalla Mora al precisar que hace cuatro años se esperaba poder vender en un monto cercano a los 9 millones de dólares, pero dicha expectativa ha sido derribada por la realidad del mercado.
Según las cotizaciones que manejan las principales firmas de bienes raíces, el metro cuadrado de una propiedad como la del Club Comercio se ubica en poco más de mil dólares, lo cual arrojaría un precio total de $5,8 millones por el inmueble.
Repartir la torta
En un cálculo optimista, si llegara un ofertante dispuesto a cancelar el referido monto, a cada uno de los 300 accionistas le corresponderían cerca de $19.300, de lo cual seguramente habría que deducir algún porcentaje por gastos administrativos.
El mecanismo mediante el cual se efectuaría la repartición de capital, explica Mora, aún no se ha discutido, pero resalta que en la única oportunidad que se presentó un posible comprador con una oferta en dólares, se manejó que cada socio debía tener una cuenta en divisas para poder recibir su porción.
“En aquel momento se habló con directivos del Banco Occidental de Descuento (BOD), para ver si se podían aperturar cuentas para todos los accionistas, y se nos indicó que para ello habría que proporcionar información sobre la procedencia del dinero y quienes lo recibirían, a fin de que pudiera haber una función lícita”, indicó el presidente del club.
Mora aclara que la liquidación de la planta física no implicaría la desaparición de la institución, ya que los miembros interesados en continuar tendrían que aportar una cierta cantidad de capital para adquirir una nueva sede, “ahora es cuestión de definir quiénes serían lo socios interesados en aportar ese dinero”.
Con 127 años de existencia y seis mudanzas en su haber, está más que demostrado que el Club Comercio de Maracaibo es más que su sede. Es el espíritu de un cuerpo de miembros que tiene como ideal común el emprendimiento y la prosperidad, de manera que tal vez la ausencia de un comprador tras cuatro años en el mercado sea una señal de la providencia, indicándoles que todavía no es momento de empacar y partir, sino de perseverar y seguir.
Redacción y Fotografía: Luis Ricardo Pérez P.