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Camarones zulianos se esperan con ansias en tres continentes

Busque Haiphong en Google y nade en el color aguamarina que resalta en las imágenes de una ciudad paradisiaca localizada en el norte de Vietnam, sobre el delta del Río Rojo. Vaya ahora a Le Havre, en Normandía, Francia, Patrimonio Histórico de la Humanidad, con su clima inclemente y arquitectura brutalista. Siga. Ahora diríjase hasta Algeciras, España,enclave geográfico estratégico del estrecho de Gibraltar y vértice entre el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.

Los destinos aumentarán, promete Fernando Villamizar, presidente de Asociación de Productores de Camarón de Occidente (Asoproco) que concentra a 48 industriales del sector. En su mapa mental se observa también a Nueva York y Port Everglades, en Estados Unidos, y Vigo, en España. Todos estos lugares son puertos internacionales donde atracan o atracaron recientemente imponentes buques cargados de contenedores con camarones zulianos.

En Venezuela, según reportes del Ministerio de Acuicultura y Pesca, a principios de año estaban operativas 10.238 hectáreas de espejo de agua. El 87% de la producción se concentra en el occidente del país, específicamente en Zulia y Falcón, y el restante 13% en el oriente de Venezuela, en los estados Anzoátegui, Sucre y Nueva Esparta.

Fernando tiene un acento zuliano propio de quien conoce muy bien de lo que habla, pero sabe mucho más a dónde va. Un puerto muy particular y menospreciado por millares concentra su atención y no queda en Asia, Europa o Estados Unidos, como los mencionados. “El agua del Lago de Maracaibo es única”, sentencia y detalla las condiciones particulares de salinidad por su condición de estuario, la producción de algas para alimentar al camarón, la calidad de su tierra y su temperatura.

Este empresario cree y apuesta fuertemente en la producción de camarones para la exportación como fuente de divisas alternas a la renta petrolera.“No sólo es el primer producto de exportación en el Zulia lo es de toda Venezuela”, suelta al referirse a un rubro que procesa nacionalmente entre 22.000 y 25 mil toneladas anuales, de las cuales el 70 por ciento se producen en la entidad.“Nuestro camarón es de primera calidad y las inversiones que se han hecho para su mejoramiento nos garantizan productividad”, insiste y destaca el papel del Gobierno venezolano.

Hilo conductor

La creación el 7 de enero de 2016 del Ministerio para la Acuicultura y la Pesca fortaleció al sector. “Eso garantizó una representación del sector en el gabinete”, agrega Villamizar, quien en abril del año pasado suscribió un acuerdo que lleva a Asoproco a invertir en equipos marineros con la meta de producir al año 25 mil toneladas de camarones para incorporar al mercado internacional y robustecer el consumo nacional. Eso marcha viento en popa.

Sin embargo, hay otras preocupaciones. En enero de 2017, el Gobierno y los productores instalaron en Maracaibo el Consejo Consultivo Nacional de Bioseguridad Acuícola. Fernando Villamizar fue uno de los anfitriones. Una de sus metas es espantar elementos que puedan producir daños como el ocasionado en 2005 por el Virus del Síndrome de Taura (TSV), que afectó las poblaciones silvestres de camarón blanco, Litopenaeusschmitti, del Lago de Maracaibo.

“En 2004 fue el pico histórico de producción con 42.000 toneladas”, recuerda. Un año después, el TSV desplomó la producción. Cayó a 11.000 toneladas. Villamizar apuesta por la tecnología para excluir patógenos específicos de granjas y laboratorios, así como a las regiones donde se asienten. El Consejo pretende lograr una producción sustentable libre de estos patógenos, así como alimentos nutritivos en granjas bioseguras bajo condiciones no estresantes para las especies.

Villamizar asegura que se trabaja para mejorar las condiciones y que lo que se tiene se puede multiplicar, creando mejores condiciones en materia de seguridad jurídica para captar inversionistas e incrementar la exportación. “Eso se traduce en la generación de fuentes de trabajo, trabajo digno, seguro, suficiente y bien remunerado, además de las divisas que genera para el país y seguir adquiriendo la tecnología y el equipamiento que requerimos para ser mucho más productivos”.

En los últimos tres años el sector se potenció. Durante 2015 se estima se exportaron 16.000 toneladas, en 2016 salieron del país 19.000 toneladas y para finales de año se estima se superen las 22.000 toneladas. El Zulia cuenta con 6.500 hectáreas en desarrollo industrial camaronero y hay capacidad para duplicar estos espacios.

El año pasado la actividad aportó 56 millones de dólares al país, a través de la exportación de más de 18 mil 700 toneladas de camarones marinos (litopenaeusVannamei), cuyo cultivo se posicionó como el primer rubro acuícola en Venezuela. Eso atrajo a inversionistas de Brasil, Colombia, Panamá, Belice, México y El Salvador. Asoproco es una especie de hilo de acero conductor con el Ejecutivo. Se podrían percibir en muy corto plazo, de acuerdo con las estimaciones de Villamizar, recursos por más de 800 millones de dólares.

“Aquellos que dicen que Venezuela no es un país para invertir están equivocados”, resalta Villamizar. Gracias al apoyo del Estado, con facilidades para la importación de alimentos balanceados para camarones de engorde y reproducción, además de la exoneración de tasas e impuestos, el gremio desarrolla nuevos métodos para su extracción y procesamiento, siempre con miras a potenciar la exportación.

 

Redacción: Raúl Semprún

Foto: Archivo

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