¿Por qué las colas de “El Pollón” levantaron el vuelo?
“¿Aló mi vida? No tengo tiempo (o ganas) de cocinar hoy. Tráete un pollito con arepitas, guasacaca y un refresco de dos litros para el almuerzo”. Hace un par de años la respuesta automática de un esposo a esta solicitud, de seguro habría sido un rotundo “sí, mi amor”, acompañado de la pregunta “¿estas segura que con uno solo alcanza?”, pero hoy lo más probable es que semejante petición desencadene un ataque de tos, seguido por arritmia y hasta algún improperio involuntario.
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