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Subestación La Lago: Un «lujoso monumento» a la desidia eléctrica

En la esquina de la 3G con calle 74 (frente a Estación Central de Café) hay una extraña edificación que intenta mimetizarse con el entorno residencial y comercial de la zona, pero su propósito es desconocido para la mayoría de quienes transitan frente a ella. Vigas y columnas de concreto armado, revestimientos de piedra natural y una pared perimetral de color amarillo crema con remates decorativos y puntales de hierro forjado, conforman el lujoso “cascarón vacío” de lo que debía ser la ultramoderna subestación eléctrica de La Lago.

La historia de esta obra inconclusa encarna al pie de la letra la moraleja contenida en el refrán “tanto nadar para morir en la orilla”, puesto que la construcción inició hace ya casi siete años, después de que Corpoelec lograra doblegar a la municipalidad, que se oponía a ubicación de este tipo de instalaciones en una de las zonas más cotizadas de la ciudad.

Inconclusa y canibalizada

La fecha de culminación prevista para este proyecto financiado con aportes de la Corporación Andina de Fomento (CAF), era el segundo semestre de 2013, pero cinco años después del tiempo previsto la subestación no solo está abandonada, sino que ha sido canibalizada para reparar otras instalaciones más viejas que han sufrido incendios y desvalijamientos en el marco de la crisis eléctrica.

Un exfuncionario de Corpoelec que prefirió no identificarse por temor a represalias, explicó a TuReporte que la subestación de La Lago era una obra de gran importancia para el sistema de distribución eléctrica local, ya que apuntaba a cubrir el crecimiento de la demanda en una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad.

Durante una inspección realizada en octubre de 2012, Alberto Pérez Pérez, subcomisionado de Proyectos de transmisión de Corpoelec para el Occidente, explicó que la obra que entonces contaba con una avance del 50%, beneficiaría a unas 20 mil familias de los sectores La Lago, 5 de Julio, El Milagro, Valle Frío, Cerros de Marín, 18 de Octubre, Zapara, Don Bosco, Tierra Negra y Santa Lucía, así como otros desarrollos asociados a las parroquias Olegario Villalobos, Santa Lucía y Bolívar.

La visión de la estatal eléctrica era que una vez operativa la subestación de La Lago garantizara un servicio seguro y confiable en los sectores ya mencionados, pero esto evidentemente nunca ocurrió.

Otra raya para el tigre

“La falta de culminación de las instalaciones no ha generado un caos porque la demanda de servicio está deprimida y estrangulada (…) el proyecto fue muy mal gerenciado y los aumentos de los costos y la corrupción lo paralizaron, de la misma forma en que ocurrió con una obra similar en Bella Vista, frente a la plaza Colón”, apuntó una fuente del sector eléctrico, al asegurar que no existen planes para reactivar estas instalaciones.

El consumo en la zona de La Lago hoy día dependen de las subestaciones más cercanas como son las de Bella Vista, Don Bosco y Central, pero según advierten las fuentes consultadas por TuReporte, “éstas ya están sobrecargadas y se encuentran muy mal mantenidas, lo cual es la verdadera causa de los accidentes que han venido ocurriendo en los últimos meses (…) las reservas de circuitos y subestaciones que mantenía Enelvén están agotadas, por eso los comercios de la zona que tienen consumos superiores a 100 KVA, están obligados a instalar plantas eléctricas”.

De acuerdo a información disponible en el portal web de Corpoelec, entre las ventajas que presentan este tipo de subestación “encapsulada”, es que la estructura semi-cerrada brinda una mayor protección a las instalaciones internas del daño que causan agentes ambientales, como lluvia, polvo y salitre, a la vez que su configuración exterior se mimetiza mejor con las áreas residenciales.

¿En qué quedó la inversión?

Betty Martínez, quien fungía en 2012 como Directora del Ministerio de Poder Popular para la Energía Eléctrica (Sede Zulia), explicó que los equipos para la subestación de La Lago ya habían sido comprados a la empresa alemana Siemens y su instalación estaba prevista para comienzos de 2013.

A pesar de los intentos realizados por este medio, no se pudo constatar si el referido instrumental de última generación fue entregado e instalado, y de ser así, si todavía se encuentran en la edificación o fue reasignado a otras subestaciones.

“Es una verdadera pena que una obra tan costosa como esa (34 millones de dólares) terminara abandonada y canibalizada. La raíz de la paralización de esos proyectos, igual que los problemas de generación, es un modelo de gestión inviable que nunca va a funcionar”, concluyó el exfuncionario de Corpoelec.

 

 

Redacción y fotografía: Luis Ricardo Pérez P.

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