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¿Regresarán los cines algún día, a zonas céntricas de Maracaibo?

La era del cine en Venezuela vio su big bang en el Teatro Baralt de Maracaibo un 28 de enero de 1897. Por 121 años esta forma de arte convertida en rentable entretenimiento, se expandió desde el centro hacia la periferia urbana, encendiendo y apagando en su trayecto icónicas salas de cine que aun brillan en la memoria de quienes las visitaron; sin embargo, nuevas tendencias de consumo presagian un big crunch que podría devolver las butacas al macrocentro de la ciudad.  

Si los hermanos Manuel y Guillermo Trujillo Durán hubiesen sabido que sentarían la fecha del Día Nacional del Cine con el estreno de sus dos películas denominadas “Célebre Especialista Sacando Muelas en el Gran Hotel Europa” y “Muchachos Bañándose en la Laguna de Maracaibo”, tal vez se hubiesen esforzado un poco más en pensar títulos que no provocaran bostezos o sugirieran un posible trasfondo homo-erótico.

La era dorada

Más allá de sus desafortunados apelativos, los primeros filmes criollos lanzaron un flechazo al corazón de una urbe que quedó fascinada por el nuevo medio, creando así un mercado listo para la nueva industria que estaba a punto de explotar.

Con la llegada del siglo XX y el boom petrolero, Maracaibo abrió las puertas a una era dorada donde majestuosos cines como el Boyacá, Los Andes, Boconó y Paramount gritaban a los cuatro vientos el nuevo estatus de modernidad y prosperidad local con sus llamativas fachadas de estilo Art Deco.

En la constelación de salas que refulgían por toda la ciudad durante los primeros 60 años del siglo pasado, también figuraban nombres como Circo Metropolitano, Odeón, Olimpia, Alcázar, Metro, Delicias, Internacional, Vallejo, Del Lago, Colón, Victoria, Urdaneta, Imperio, Tropical, Occidente, Sabaneta, Paraíso y Ávila, entre muchos otros.

La mayoría de esos establecimientos fueron desapareciendo producto de la expansión urbana que extendió la ciudad hacia el norte por la avenida 4 (Bella Vista) y luego de este a oeste con la calle 77 (5 de Julio).

Nuevas especies

En los años 60 y 70 el fenómeno televisivo hizo que el mercado de los cines, lejos de morir, se hiciera más competitivo. La aparición de grandes salas con modernos sistemas de proyección, sonido, aire acondicionado y butacas más cómodas llevó a la extinción masiva de los establecimientos más pequeños, ubicados en zonas populares que no contaban con la infraestructura o el músculo financiero para seguir en la carrera.

El Cine Metro fue uno de los pocos dinosaurios que logró evolucionar con éxito hacia el siguiente período.

Nuevos astros se consolidaron en el firmamento con gran éxito durante los 80’s. Cines como el Costa Verde, Altamira, Uairén, Las Tejas, Roxy, Landia, 5 de Julio (en el Montielco), La Paragua, El Varillal, Lido, Las Lomas y La Fuente se transformaron en epicentros de un universo de consumo que gravitaba en torno a los centros comerciales o avenidas de gran actividad económica que los albergaban.

A mediados de los 90’s, la llegada de los malls climatizados y el crecimiento de la ciudad hacia el norte y el sur desataría un apocalipsis que dejaría a los cines clásicos de Maracaibo literalmente rezando por un salvador, ya que la mayoría de estos pasaron a ser sedes de iglesias evangélicas y el resto terminaron como depósitos de moho y alimañas.

Cambio de paradigma

En medio de una ciudad más móvil y conectada a través de internet y telefonía celular, centros comerciales como Galerías, Lago Mall, Doral Center, Sambil y Metro Sol actuaron como agujeros negros súper masivos, aspirando hacia ellos toda la actividad comercial, bancaria y de entretenimiento que antes daba vida a 5 de Julio y el tramo de Bella Vista comprendido entre la 77 y Padilla.

Mega tiendas, mini locales, ferias de comida y multi-salas de proyección de las empresas Cinex y Cines Unidos brindaban al público un mayor rango de opciones, permitiendo a las familias crear experiencias de consumo a la medida de cada miembro. Llegaban y partían juntos pero cada quien compraba, comía y veía en el cine lo que quería.

En épocas de estabilidad y relativa bonanza económica la fórmula del mall era infalible, pero el reciente fenómeno de hiperinflación ha provocado una caída del poder adquisitivo y desmovilización de la población, haciendo que ésta busque opciones más rentables en su entorno, para satisfacer sus necesidades.

El repliegue

Gustavo Chourio, fundador de la firma Urban Metric, especializada en análisis de negocios y temas urbanos, explica que este cambio de tendencias que se daba en el consumo local debido al contexto país, también se insertaba en un fenómeno global que por otras razones está aniquilando a grandes centros comerciales en ciudades como Chicago, Detroit y Nueva York.

El asesor en inteligencia de mercado indica que en Maracaibo la dificultad de la gente para movilizarse por razones económicas, está disminuyendo la afluencia en los grandes centros comerciales de la periferia. Incluso usuarios con transporte propio se abstienen de ir por temor a la inseguridad que en horas nocturnas afecta los alrededores de estos lugares y hace más peligroso el traslado a casa.

A diferencia de Venezuela, en el contexto global el declive de los malls viene asociado al crecimiento de las ventas on-line a través de portales como Amazon y los servicios de streaming audiovisual on-demand tipo Netflix, aunque cabe aclarar que este último no se ha convertido en un sustituto de ir al cine, sino que el público de la gran pantalla está virando hacia localidades más céntricas que permiten ir al salir del trabajo o se encuentran en espacios culturales que promueven el cine de autor.

Cambio en latencia

En Maracaibo ya existen dos proyectos en 5 de Julio que apuntan a esta nueva lógica de mercado que reduce costos al aprovechar infraestructura ya consolidada en zonas privilegiadas.

El primero es el mini centro comercial Plaza 5 del Grupo Moschella, previsto para el terreno del antiguo café Kabuki, ubicado diagonal al Seniat, el cual contemplaba pequeñas salas de cine en su diseño.

El otro proyecto es el Maxi Mall, destinado para el terreno de la antigua sede de tiendas Gina, donde la empresa Cinex tiene pre acordado instalar la primera sala 4D (tridimensional con efectos de movimiento) de la ciudad. Ambos planes están en latencia debido a la inestabilidad cambiaria.

Chourio precisa que existe un déficit abierto de salas de cine en las zonas potencialmente más rentables de la ciudad como el macrocentro de Maracaibo, conformado por las parroquias Juana de Ávila, Chiquinquirá, Olegario, Santa Lucía, Bolívar, que son las de mayor densidad de población y población flotante que trabaja en ellas durante el día.

Esta realidad hace que la idea de reciclar estructuras ya existentes para salas de cine sea una oportunidad de negocio rentable. El fundador de Urban Metric considera que algunas de las opciones más obvias son el extinto Bingo Maracaibo en 5 de Julio, el Bingo Seven Star al lado Delicias Norte y el antiguo cine de Costa Verde. En éste último cabrían hasta cuatro salas compactas; una posibilidad que está siendo explorada por algunos inversionistas.

Retrocede la ola

Gustavo reflexiona que a futuro el endurecimiento de la segregación hacia el interior de la ciudad hará que cada vez más personas busquen desarrollar su quehacer diario en un recorrido cada vez más pequeño dentro de su mapa urbano inmediato.

“En el futuro veremos que la ciudad va a volver sobre esos territorios que tenían mayor privilegio y también mucha gente que vive en la periferia porque creyó en el sueño dorado de las villas cerradas, si no se han ido del país, volverán a los edificios de esta zona porque se dieron cuenta de que el desplazamiento es tiempo, costo y riesgo”, anticipa el especialista, al pronosticar la reversión del proceso visto en los 90’s.

Las grandes oportunidades de este mercado estarán en la explotación de nuevas tecnologías hasta ahora ausentes en la ciudad y el país como iMax, salas VIP con más valor agregado que enriquezcan la experiencia y la instalación en sectores de alto nivel socioeconómico que se encuentran desasistidos.

“La gente seguirá yendo al cine porque no es lo mismo ver una película como Star Wars, Mujer Maravilla o Súperman en la pantalla de un teléfono, televisor o la computadora, que el sonido envolvente del cine o la imagen de un iMax, pero en una ciudad moderna y en crisis como la nuestra la preferencia sin duda se decantará hacia lo que esté más cerca y seguro”, concluye Chourio en su análisis.

 

 

Distribución de los cines en Maracaibo

El 60% de los cines de la ciudad son Cinex y 40% Cines Unidos, sin embargo este último posee 21 salas de proyección (3.972 butacas) mientras que Cinex posee 20 (2.953 butacas).

Norte: Sambil: Cines Unidos, 10 salas (7 2D, 4 3D y 2 VIP) 2.508 butacas.

Norte: Doral: Cinex, 6 salas (4 2D y 2 3D) 946 butacas.

Este: Lago Mall: Cinex, 4 salas (3 2D y 1 3D) 439 butacas.

Oeste: Galerías: Cinex, 10 salas (8 2D, 1 3D y 1 VIP) 1.568 butacas.

Sur: Metro Sol: Cines Unidos, 8 salas (6 2D y 2 3D) 1.464 butacas.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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