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¿Por qué cerró la sede original de Jeffrey’s?

En la avenida 3Y, a pocos metros de la esquina de la calle 72 que está diagonal a la estación de servicio Full de Todo, hay una modesta casita color crema con techos de tejas a dos aguas, que por más de dos décadas fue lugar de peregrinación para amantes de la buena pastelería, el pan artesanal, el café y los sándwiches; pero desde el pasado mes de agosto, la sede que vio nacer a un emporio de proyección internacional, sucumbió a los rigores de la competencia y las inclemencias económicas del momento país.

Antes de que Pastelería Jeffrey’s abriera sus puertas en Maracaibo el 16 de noviembre de 1994, los cheese cakes, brownies y galletas con chispas de chocolate, eran postres que solo se veían en las series de televisión que sintonizaba la antena parabólica o la recién llegada televisión por cable.

Precursores gourmet

“Nosotros fuimos los primeros en traer esos sabores a la ciudad”, confesó orgulloso, durante una entrevista en el año 2015, Jeffrey Paul, un Chef estadounidense de ascendencia judía, que se enamoró de la capital zuliana en 1992, cuando llegó a trabajar como jefe de pastelería del emblemático Hotel del Lago (entonces perteneciente a la cadena Intercontinental).

El éxito instantáneo de la pastelería que aún tiene dos sucursales en la ciudad y una en el exterior, no fue producto de la casualidad. Si bien Paul contaba con un talento innato y un gran amor por todo lo que salía del horno, desde muy joven decidió perfeccionar sus habilidades culinarias en las cocinas de Suiza, Nueva Jersey y Atlantic City en Estados Unidos, donde incluso llegó a trabajar para el actual ocupante de la Casa Blanca, en el Harrah’s Trump Plaza Hotel (a la edad de 20 años).

En 1993 Paul decidió dar sus primeros pasos en el mundo del emprendimiento como socio en La Patisserie, un negocio ubicado diagonal a mini-lunch Franco (en la calle 67 con Av 8A), pero al poco tiempo decidió formar probar suerte por su cuenta, en un proyecto tan personal que llevaría su propio nombre como emblema y aval.

Panques marmoleados, pan de banana, hamburguesas de choco-chip con centro de brownie, cachitos de maíz dulce con ricota, pan babka, mousse de parchita, barras de zanahoria con nueces, biscotti de almendras, milhojas, tortas de arequipe con melocotón, Pirulín, Toblerone, Oreo o Nutella son solo algunas de las deliciosas creaciones nacidas en la casita de la 3Y, que ayudaron a crear la reputación de Jeffrey’s.

Como la levadura

En enero de 2000, con tan solo cinco años y dos meses de trayectoria, aquella pequeña empresa dio un salto a las grandes ligas, al abrir su enorme sucursal de Doctor Portillo, a pocos metros de la Plaza de la República. Como si fuera una especie de amuleto, la nueva sede de tres pisos y casa matriz, también lucía una fachada con techo triangular bajo el cual destaca el inconfundible logo de letras azules con la “J” representando a un chef que sostiene un pastel.

En esta nueva ubicación, que fungió piedra angular de lo que ahora se conoce como la zona gourmet de Maracaibo, la prestigiosa pastelería de ADN gringo con tumba’o zuliano, lucía imparable, una noción que fue reafirmada al poco tiempo con la apertura de otra sucursal en el centro comercial Sambil de la zona norte.

Paul ahora tenía en sus manos más que un pujante negocio, tenía un emblema de calidad y buen gusto capaz de incursionar en mercados más competitivos y lucrativos, así que eso fue exactamente lo que el persistente chef hizo al ver que grandes nubarrones negros se formaban en el horizonte político del país.

La nueva frontera

Los tiempos de bonanza permitieron a Jeffrey amasar suficientes recursos para salir en busca de la tierra prometida; un paraíso comercial en el nexo entre norte y sur, donde hasta hace relativamente poco, los venezolanos de buena posición económica y los norteamericanos no necesitaban más que la voluntad de progresar.

Así fue como el 29 de abril de 2013 -apenas dos semanas después que Nicolás Maduro se impusiera sobre Henrique Capriles, en las presidenciales que sucedieron a la muerte de Hugo Chávez- Pastelería Jeffrey’s abrió sus puertas en la calle Ramon H. Jurado, frente a Estación Delta en la capital de Panamá.

En un principio, el chef y su familia compartían su tiempo entre Maracaibo y Ciudad Panamá, pero a medida que los indicadores económicos de la operación foránea fueron arropando a los nacionales, la presencia en suelo zuliano se redujo de poco a nada. Paul ahora estaba entregado de cuerpo y alma a la sede panameña, donde la oferta de productos abarcaba las variedades kosher (para la extensa comunidad judía) y otras variantes gastronómicas como cafetería, gelatería, pizzería y servicios de banquetes.

Retirada estratégica

En ausencia de su fundador, los competidores del ramo fueron ganado terreno. Mientras las sedes de Dr. Portillo y Sambil mantenían una fiel clientela de window-shoppers y filósofos de sobremesa, la casita original quedaba cada vez más expuesta al impulso que ganaban sus rivales cercanos, a solo una cuadra de distancia.

Los estacionamientos eran el frente de batalla en la encarnizada “guerra pastelera” que se libraba en la cuadra de la 3Y. En el lado de Jeffrey’s, las bajas se evidenciaban en los puestos vacíos del pequeño parqueadero que solía ser infranqueable, mientras que en la acera de Dolcissimo, las hordas de nuevos clientes que se enrolaban día tras día, llegaban a niveles de colapso vial en las calles circundantes.

Si bien Jeffrey’s aún conserva gran fuerza en el mercado marabino, la batalla por la sede fundacional quedó irremediablemente perdida cuando el último incremento de salario mínimo, elevó los costos operativos, más allá de lo que el sentimentalismo podía tolerar. Era el momento de abandonar la nave que los había llevado a buen puerto en aquel primer viaje cargado de esperanzas.

TuReporte intentó buscar un pronunciamiento oficial de la administración de Jeffrey’s sobre el destino que correrá su primer local, pero la única respuesta vino de fuentes extraoficiales dentro de la empresa, que afirmaron que “por ahora” el cierre de esa tienda es definitivo.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotos: Luis R. Pérez y archivo

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