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Parque Mickey Mouse: Los últimos “caballitos” de Maracaibo

Nunca fue el más grande ni el más emocionante, pero su ubicación céntrica y sus atracciones “amigables” destinadas a un público infantil, fácil de complacer, han hecho de “los caballitos de El Milagro”, un punto de referencia en la ciudad por más de 40 años. Hoy es el último de su especie y aunque luce un poco triste y menos concurrido que en sus tiempos de gloria, se aferra a la vida con las últimas fuerzas que le quedan.

Fundado en 1974 por el inmigrante italiano Fernando Pasquale, el Parque de Atracciones Mickey Mouse S.R.L., es un tributo al amor de su propietario por las historietas y el icónico personaje creado por Walt Disney, que con los años se ha transformado en un lugar de culto para los marabinos.

Un nómada establecido

Ubicado en la avenida el Milagro, entre la Torre Tendencia y el Parque La Marina, este patio de juegos mecánicos ha sabido sobrevivir a su cada vez más peligroso entorno y al embate de las numerosas crisis económicas, políticas y sociales que han azotado a la región y el país en el último medio siglo.

Los caballitos de El Milagro, no siempre estuvieron situados en el lugar que hoy todos los marabinos conocen y recuerdan con nostalgia. Antes del año 74 solía ser una feria itinerante que visitaba distintas regiones del país, persiguiendo las fiestas patronales.

Fue en este peregrinaje ferial que Pasquale se enamoró de la capital zuliana y tras ocupar temporalmente espacios en la avenida Padilla y el terreno de Bella Vista, donde luego estuvo el desaparecido Cine Landia, adquirió la parcela ubicada al final de la calle 59, justo en la entrada de la Plaza del Buen Maestro.

En sus predios se han celebrado verbenas, fiestas privadas de cumpleaños, planes vacacionales y eventos de recaudación para graduaciones y a beneficio de diversas causas sociales.

Un gran susto

Una docena de atracciones mecánicas entre las cuales figuran la rueda de la fortuna, el carrusel, las tazas giratorias, los avioncitos, carritos chocones, el circuito de carreras, los elefantes voladores, el barquito pirata, el tractorcito y el pájaro loco sacaban sonrisas a grandes y pequeños, pero el favorito de todos era la mini montaña rusa conocida como El Gusanito.

Éste último juego mecánico fue el que finalmente en noviembre de 2014 llenó de adrenalina al diminuto parque Mickey Mouse, cuando la carcasa de fibra de vidrio pintada con aerógrafo se fracturó en la base y cayó desde una altura de dos metros dejando a cinco niños heridos.

El desafortunado episodio inmediatamente llamó la atención de medios nacionales y regionales que comenzaban a levantar cuestionamientos sobre la seguridad de las instalaciones, pero Hayda Vivas, copropietaria del parque mecánico aclaró que era el primer incidente que se registraba en 40 años de funcionamiento que llevaban para entonces.

La vocera de la empresa indicó que los juegos eran sometidos a un mantenimiento periódico e inspecciones regulares por parte del Cuartel de Bomberos de la ciudad para obtener el permiso denominado Constancia de Cumplimiento de Normas Técnicas.

Helim Pirela, comandante de bomberos a la fecha, ratificó las aseveraciones de los propietarios tras el incidente, pero luego de una revisión exhaustiva ordenada por la municipalidad, ingenieros del cuerpo de salvamento detectaron que algunas de las maquinarias no estaban aptas para el funcionamiento.

El veredicto obligó a un cierre forzoso de 10 días para que se hicieran las reparaciones necesarias. No había tiempo que perder ya que la temporada de feria de la Chinita, considerada la mejor del año -por encima de vacaciones y Navidad- ya estaba en puertas.

La administración del parque corrió con todos los gastos médicos de los cinco pequeños que sufrieron traumatismos y escoriaciones. Aunque temían demandas y una reacción adversa de los representantes de los niños, el inmediato gesto de buena voluntad ayudó a preservar la percepción favorable que la comunidad mantenía hacia el Mickey Mouse.

Pérdida irreparable

Hace seis meses el icónico lugar de diversión sufrió un nuevo golpe. Una tragedia irreparable donde afortunadamente ninguno de los usuarios se vio afectado. Fernando Pasquale, el hombre de la infancia interminable, cuyo sueño le regaló momentos inolvidables a tres generaciones de marabinos, falleció producto de complicaciones médicas asociadas a su avanzada edad.

A pesar de la tristeza “el show debe continuar”. De jueves a domingo a partir de las 4.00 pm, animales antropomórficos de burlona sonrisa cobran vida al compás de la música y las luces. El aire se carga de olor a pizzas, cotufas, algodón de azúcar y aceite requemado a la espera de chiquilines y padres que llegan cautivos del encantamiento lúdico.

Don Fernando ya no está, pero su persistente legado brilla con melancolía en las noches de El Milagro, esperando a que llegue la Feria y Maracaibo se vuelva a vestir de colorido y alegría en la intersección de avenida 2 con calle 59.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografías. Cortesía

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