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“Papitas Ralladas Happy”: El “arma secreta” de la comida callejera maracucha

Lo que menos imagina la gente cuando se come un pan en los famosos puestos de la avenida Delicias o cualquier otra parte de la ciudad, es que ese sabor único que distingue nuestra comida callejera de la del resto del país y el mundo, se lo debemos en buena parte a la inventiva y visión de un empresario Chino.

Mientras en otras latitudes les echan cebolla, zanahoria o queso rallado a los perros calientes y hamburguesas, aquí, la carne y la salchicha van siempre acompañadas por una abundante porción de repollo crudo y muchas, pero muchas papitas fritas, que casi siempre son de la marca Happy.

Un chino-marabino

A principios de los años 90’s, el movimiento de comida callejera en la ciudad ya había consolidado marcas legendarias como Date, Franco, El Propio Carlos, El propio Negro, El Chalet, Nestico y El Importado entre otros. Fue en medio de este pujante mercado que el empresario de origen asiático, Quan Chong Lao Ma, decidió montar en la calle 83 del sector Veritas (frente a la iglesia cristiana Filadelfia) una pequeña fábrica de papitas fritas ralladas para aprovechar la popularidad de las calles del hambre.

El producto era muy distinto en apariencia, sabor y propósito a lo que el mercado internacional conoce como papas fritas. No se trataba de aquellos largos bastones crujientes por fuera y tiernos por dentro que complementan los combos de las grandes franquicias como McDonald’s o Burger King.

Las papitas de Happy no estaban pensadas como un contorno sino como un ingrediente del perrocaliente o la hamburguesa, el cual además de aportar una textura crujiente en las estrambóticas creaciones maracuchas, crea una superficie que permite afianzar las generosas dosis de salsa, permitiendo que cada mordisco pueda contener la mayor cantidad posible de aderezo, sin crear tanto desastre.

Las papitas y el repollo con salsa son casi un subproducto de nuestra comida rápida, ya que es virtualmente imposible terminar de comer sin que porciones importantes de estos ingredientes caigan en el plato, pero no hay problema, años de experiencia ya han enseñado al personal de los minilunch a proveer un tenedor plástico para disponer de estos sabrosos escombros.

Más que papitas

La marca Happy creada en julio de 1992 ha sido líder en el mercado de las papas fritas ralladas en los estados Zulia y Falcón. Aunque se dieron a conocer original y principalmente por este producto, desde el año 95 cuentan con otras líneas de productos alimenticios como los frijoles y semillas comestibles de todas las variedades, aceite de palma para freír, panela y salsa de soya.

Debido a complicaciones logísticas de algunos de los proveedores de insumos, hay algunas líneas de Happy que hoy se encuentran en latencia, esperando despacho para reactivar el empacado y distribución, pero sus icónicas papas fritas siguen saliendo de forma ininterrumpida hacia las principales cadenas de supermercados, abastos y provedurías de puestos de comida.

La empresa tiene una capacidad de almacenamiento de 450 toneladas de producto, repartido entre dos galpones. En sus mejores tiempos recibían hasta siete gandolas diarias de materia prima y empacaban alrededor de 15 toneladas de producto en presentaciones de medio kilo, pero en tiempos recientes los volúmenes han caído en forma significativa.

A pesar de las dificultades que impone la situación país, los dueños y el personal de la empresa (conformado por unos 35 empleados), siguen apostando a una recuperación económica del país y trabajan con afán para abastecer continuamente al mercado con las líneas de producción que reciben mayor cantidad de insumos, que en este momento son las papitas, el aceite y cuatro variedades de frijoles.

Happy es una marca zuliana que nació por la inventiva de un inmigrante asiático, y tras 25 años en el mercado se ha convertido en una referencia de quienes somos y qué nos gusta.

Si las hamburguesas y los perros calientes son el dúo dinámico imbatible en las calles del hambre marabinas, las papitas Happy son una de sus armas secretas más poderosas a la hora de combatir los “munchys” tras una noche de parranda.

 

 

Redacción Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Luis R. Pérez y Archivo

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