Política 

La oferta electoral opositora en el Zulia lleva 10 años estancada

Las oficinas de Primero Justicia (PJ) en Las Mercedes están abarrotadas. Afuera hay una tarima y un aparataje de sonido dispuestos para un acto. Juan Pablo Guanipa está apunto de declinar su candidatura a la Alcaldía de Maracaibo para apoyar a Manuel Rosales, líder de Un Nuevo Tiempo (UNT), quien aspira a un tercer período tras cumplir dos en la Gobernación del Zulia.

Es el año 2008. La oposición viene robustecida luego de ganar por un estrecho margen el referendo de la reforma constitucional del 2 de diciembre de 2007. No hubo primarias. La candidatura unitaria se decidió por consenso, con encuestas. Y el apoyo a Rosales fue tan estruendoso que ambos contendientes acordaron no revelar el número.

Han transcurrido nueve años desde aquel acto. Esta vez los números favorecen al abanderado de PJ, que se medirá en las primarias por la candidatura a la Gobernación del Zulia con Eveling de Rosales, esposa de Manuel y alcaldesa de Maracaibo. Estos son los cuatro escenarios: Rincón y Asociados: Guanipa 51,7% Rosales 47,1%; José Villa: Guanipa 53,9% Rosales 25,4%; Ivad: Guanipa 58,2% Rosales 36,9%; Datanálisis: Guanipa 45,2% Rosales 32,1%.

Todo cambió, excepto la oferta electoral. Tras casi una década, los zulianos tienen que elegir entre un Guanipa y un Rosales para representar a la oposición. “Son dos apellidos que se parecen a los Montesco y los Capuleto, de Romeo y Julieta. Parecieran ser dos familias que se enfrentan. En el fondo son dos hegemonías que quieren mantenerse”, opina María Alexandra Semprún, magíster en Ciencias Políticas y profesora en la Universidad Rafael Urdaneta (URU).

La diferencia entre los Rosales y los Guanipa, es que los primeros llevan 21 años gobernando. Los segundos, sin embargo, también tienen una larga historia en la política zuliana, recuerda la académica. “Son varios hermanos que hacen vida pública, hijos de un padre que hizo vida pública”.

Los votantes

Semprún destaca que los electores se asemejan a sus líderes: “pareciera que el Zulia se va más hacia la tradición de líderes conocidos que otros estados”.

Y no es un asunto de intuición. En Ciencias Políticas está demostrado en varios estudios —especialmente en Alemania y Estados Unidos— que los individuos tenderán a apoyar al líder con el que tengan un contacto personal, detalla la experta, y tanto Guanipa como los Rosales invierten gran parte de su tiempo acercándose a las comunidades.

La académica, que además realiza un doctorado en Antropología, señala que el venezolano tiene en gran estima a la familia. El Estudio Mundial de Valores, que es una encuesta realizada simultáneamente en distintos países, arroja que en Venezuela el núcleo familiar es casi sagrado.

“La familia es el punto en el que todos coincidimos que es lo más importante. Lo que no ocurre en sociedades más industrializadas o pequeñas. Pero en Venezuela todos los estudios han demostrado que, para el votante, lo más importante son los valores familiares”.

Y nada sintetiza mejor el concepto de familia que los apellidos. Semprún aclara que hay muchas explicaciones para este fenómeno: que las familias venezolanas nunca hayan estado bien estructuradas del todo, o que la mayoría de ellas sean matricentradas.

Economía de la simpatía

Ruth Guerrero, politóloga y experta en asuntos electorales, se explica a sí misma este fenómeno desde la óptica del marketing político: “es mucho más económico vender la imagen de una gestión hecha, de un liderazgo posicionado en la mente de los futuros electores”.

Y se trata de una manifestación nacional: muchos de los diputados de la Asamblea Nacional abandonaron su curul para postularse a constituyentes; otros, van en pos de las gobernaciones.

El tiempo, además, escasea. “El bueno por conocer sale más caro de promocionar y no tienes tiempo. Estos lapsos que está dando el CNE son demasiado cortos para hacer una verdadera campaña de posicionamiento de nuevos liderazgos”, concluyó Guerrero.

 

Redacción: José Flores

Foto: Archivo

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