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Ingenieros en sistema, computación e informática: Mano de obra barata para las trasnacionales

Marcelo Monnot Isamberth, presidente del Centro de Ingenieros del Zulia (Cidez), es de gesto ágil y pensar optimista. “Yo de aquí no me muevo. Creo en mi país. Tiene mucho potencial”, insiste al ofrecer un diagnóstico sobre el prestigioso gremio que representa en la entidad. “Eso de voy a estudiar ingeniería porque ahí está el dinero ya no es tan así, eso ahora depende”.

Hay poco más de 80 mil ingenieros graduados en el Zulia, de acuerdo con su estimación. “Tenemos 40 mil colegiados, tomando en cuenta los 35 mil inscritos en el Centro aquí en Maracaibo y unos 5 mil en el resto de seccionales”, y añade más de la mitad restante a quienes a su juicio optan por el terreno de la no colegiación.

Quienes se integran al gremio de manera formal suelen ser ingenieros civiles y arquitectos, por el sencillo hecho de requerir avales para planos con firma. Parte importante del gremio no se colegió, pese a que legalmente debe hacerlo para poder ejercer.

Los arquitectos, geodestas y afines también son representados por Monnot Isamberth, hijo del actual presidente de la Fundación Ecológica Manatara, Marcelo Monnot Caridad, dirigente político zuliano de vieja escuela, con quien actualmente dirige el Instituto de Gestión para el Desarrollo Sostenible, empresa consultora regional. “A nivel nacional estamos en trámites para incorporar a los topógrafos”, expresa.

Marcelo Monnot es ingeniero eléctrico y cuando habla de su mención las palabras crisis y desconfianza se arremolinan de golpe. “Muchos de mis colegas, amigos, con quienes estudié en la Universidad, se fueron del país en una fuga de cerebros que aparta de su tierra de origen, de acuerdo con una investigación de Datanálisis, a poco más de 3 millones 400 mil profesionales.

En su experiencia, esos amigos que formaron parte de empresas como Corpoelec, Pequiven o Petróleos de Venezuela, no se van sólo por los bajos salarios y la exorbitante inflación, se marchan tras lo que considera un proceso escalonado de señalamientos y detenciones de trabajadores acusados de saboteo.

Dos caras, una profesión

Hay una realidad en el mercado laboral de los ingenieros. Los civiles se encuentran en el lado más bajo de la soga. Hay carencia de empleos. “Aquí están paralizadas todas las obras. No hay construcciones en desarrollo”, refiere Marcelo Monnot, quien suma a los mecánicos en ese lado angosto del camino. “Hay un gran éxodo. Nos estamos quedando sin ingenieros. 60 por ciento de los profesionales apenas ganan sueldo mínimo”.   .

Pero también destaca otro escenario, muy distinto con otras ramas de la profesión. “Ahora, estoy seguro que el oficio, profesión o carrera que más provecho le saca a la crisis tiene que ver con la ingeniería en tres áreas que son muy afines: computación, informática y sistemas”.

La explicación, guarda relación con el auge de las redes sociales y el mercadeo digital. La tecnología sin dudas es el alma de la evolución laboral. Profesionales egresados de la Universidad Rafael Belloso Chacín, Santiago Mariño e incluso de la Unefa, donde se imparte Telecomunicaciones, se frotan las manos ante la posibilidad de obtener una vía de ingresos en su campo.

Pese a ello, Monnot cree que hay subpagos. Menciona que conoce a muchos colegas en los referidos campos de estudio que por 100 o 200 dólares trabajan desde Venezuela en trasnacionales o empresas grandes que desarrollan software y aplicaciones. “Se ahorran lo que les pagarían en el exterior, le instalan tremendos laboratorios aquí y luego venden afuera lo que se produce que es bueno”.

El no requerir de una gran infraestructura es una ventaja para ejercer a distancia. Las empresas se aprovechan de los cerebros y talentos y de la crisis que nos rodea. “Está pasando. Conozco personas que desarrollan sistemas de gestión de calidad basadas en las normas Isso 9000 en Venezuela para aplicaciones en el exterior. Afuera recibiría mucho más dinero, pero al cambio, representan casi 5 millones de bolívares que muy poca gente se los gana”.

Redacción: Raúl Semprún

Fotografía: Archivo

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