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El «Castillo de Lucas Rincón», el último bastión de la aristocracia en Maracaibo

En las esquinas de la calle 74 con Bella Vista y Santa Rita hay dos torreones solitarios. Cual piezas finales del tablero, tras una ardua partida de ajedrez, las estructuras de cuatro metros de altura son todo lo que queda en pie de lo que una vez fuera conocido como “el Castillo de Lucas Rincón”, propiedad de un magnate zuliano que llegó a ser “conde” y cuyo nombre figura junto a hitos del progreso marabino a principios del siglo XX, y en el centro de una batalla sucesoral que ya lleva dos generaciones.

El también denominado “castillo de Bella Vista” era la joya más preciada del extenso patrimonio inmobiliario amasado por el acaudalado empresario Lucas Evangelista Rincón Rincón, pero no era realmente una fortaleza medieval. Recibió este nombre debido a los seis torreones de estilo español que flanqueaban el imponente portón de la entrada y las esquinas de la cerca que bordeaba la propiedad de unos 6.700 metros cuadrados, situada entre las avenidas 4 y 8 (Santa Rita) y las calles 73 y 74.

Desde afuera se divisaba la espesa vegetación que conformaba los jardines internos de aquella opulenta “fortaleza”. Un verdadero bosque privado compuesto por mangos, chaguaramos, palmas reales, trinitarias, cayenas e isoras entre muchas otras variedades frutales y ornamentales, ocultaban una amplia quinta de tres plantas con puertas y ventanas de madera, techos altos cubiertos de tejas, balcones con postigos, pisos de adoquines importados y fuentes a la usanza de las casonas típicas de Maracaibo, diseñadas para mitigar el calor.

Era tal la presencia de especies vegetales, que las icónicas torretas realmente fungían como aposentos para el personal de jardinería en vez de atalayas para el resguardo de la propiedad.

Emblema de la opulencia

Todo en la vida de Rincón era lujo y estatus. Su linaje descendía de próceres zulianos de la independencia como Rafael Urdaneta y Remigio Negrón Rincón, tal vez por eso en los años 50 durante uno de los constantes viajes al exterior, decidió comprar el título nobiliario de “conde de Bocanegra”, al cual correspondía el escudo de armas que adoraba la entrada de su “castillo”.

Rincón también trajo al país un Cadillac presidencial modelo 1955 que solía usar en la ciudad para desplazarse a atender sus negocios como propietario de la concesión exclusiva de Ford en la región, la Maracaibo Telephone Company (que adquirió por la astronómica suma de 40 mil bolívares) o el Banco de Maracaibo, donde figuraba como accionista.

La ubicación de su residencia también era una declaración del poder de este magnate que dió su primer “gran hit” en el mundo de los negocios en 1918, cuando modernizó el tranvía de Bella Vista al encargarle a la empresa J.G Brill Co. de Filadelfia, cuatro vagones eléctricos de ocho ruedas y 10 gradas, que tomaba energía de un cable aéreo sujetado por postes que se encontraban en los rieles.

Desde su construcción a inicios de los años 30 hasta la muerte de su propietario el 30 de septiembre de 1968 (a la edad de 89 años), “el castillo” mantuvo su aspecto con una pared perimetral a media altura de tono verde pastel y blanco con rejas negras entre postigos de mampostería que dejaban ver algo de la casona y los hermosos jardines, pero a la llegada de los pleitos por la herencia de “el último conde de Maracaibo”, hizo que la pared creciera hasta la altura de los torreones y luego desapareciera la vegetación interna.

Un aura de melancolía y misterio se apoderó de la propiedad que fuera sede de fastuosas reuniones de la alta sociedad marabina, al estilo del Best Seller de T.S Eliot, “El Gran Gatsby”.

Víctima del progreso

Algunos registros hemerográficos aseguran que la propiedad fue vendida, mientras que otros destacan que los herederos -quizás con información confidencial- mandaron a demoler la estructura a mediados de los años 90’s, temiendo perder sus derechos sobre la privilegiada parcela de una cuadra, si la edificación era declarada patrimonio histórico de la ciudad.

Hoy un moderno minisúper de la cadena De Candido ocupa la mitad norte de la cuadra, mientras que la parte sur, al lado de Seguros La Occidental, es la sede de una recién instalada tienda de electrodomésticos.

Lo que queda del patrimonio de aquel “Gatsby zuliano” es un puñado de valiosísimos inmuebles que seguramente eran visibles desde la cima de los torreones o el balcón del tercer piso de la casona en la época en que fueron adquiridos. Es fácil imaginar a Rincón disfrutando de un café matutino o una copa de brandy al atardecer mientras contemplaba el fruto de su esfuerzo.

Legado en disputa

El conjunto de bienes denominado legalmente como “la sucesión de Lucas Evangelista Rincón Rincón” no contempla el renombrado “castillo”, lo cual respalda la versión que indica que fue vendido antes de su demolición. Lo que sí está contemplado en la herencia que hoy disputan los descendientes resultantes de tres uniones sentimentales, son las propiedades descritas en el expediente 10.993 del Juzgado Superior Primero en lo Civil y Mercantil de Zulia:

a.- Un inmueble formado por dos edificios de viviendas multifamiliares denominadas Residencias 24 de julio con su terreno de 8.058,82 M2, situado (frente al Centro de Bellas Artes) entre la avenida 3F y 3G y las casas, en la intersección con la calle 68A, (…) y otro inmueble formado por la quinta Nº 3F 90 y su terreno de 944,55 M2, situado en la av. 3G con calle 68A, (…).

b) Un terreno de 3.500 M2, donde se encuentran construídas nueve casas signadas con la nomenclatura municipal 73-09, 73-21 y 73-33 de la Ave. 9, 8-37, 8-49, 8-61 y 8-73 de la Calle 73, 73-08 y 73-20 de la Ave. 8, (…).

c.- El edificio Andrés Bello de cuatro plantas y su terreno, situado en la esquina de la avenida 8 con calle 73, Nº 72-62, una casa y su terreno de 634,63 M2, situado en la ave. 8 Nº 82-48, (…).

d.- Una casa-quinta denominada “Los Almendros” con 223,30 M2 de construcción y su terreno de 438,60 M2. situado en la Ave. 8, Nº 74-45, (…).

e.- Un terreno situado entre las Calles 61 o Mariposa y 62 o Luz Mercedes, Municipio Coquivacoa de este Distrito Maracaibo, (…)

f.- Un inmueble formado por un terreno de 1.071 M2, situado en la av. 4 o Bella Vista Nº 61-108, (…)”

Desde el 27 de noviembre de 1989, todas las propiedades antes mencionadas están afectadas por una prohibición de enajenar y gravar, dictada por el tribunal que lleva la causa sucesoral de Lucas Rincón, iniciada en marzo de 1970 a solo seis meses de su muerte.

El litigio planteado por la viuda, Aura María Colmenares y los cuatro hijos legítimos: Oswaldo Darío y Olga Margarita Rincón Meléndez (de su primer matrimonio con Cira Elena Meléndez), y Oscar Enrique y Lucas Alfredo Rincón Colmenares (de su segundo matrimonio) cuestionaba la paternidad del extinto empresario hacia su hija natural Bertha Elena Rincón de García.

Aunque hoy todos los querellantes originales fallecieron, el reclamo persiste a través de los descendientes de Oswaldo Darío, quienes en octubre de 1992 apelaron un fallo de 1991 que reconocía los derechos de Rincón de García y sus hijos sobre la 1/5 parte de los bienes dejados por el magnate.

La apelación que estuviera congelada por 20 años, finalmente fue rechazada en junio de 2012, mediante una ponencia de la jueza Imelda Rincón Ocando, lo cual da una pista de los intereses que aún persisten tras el legado del “aristócrata de Bella Vista”.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo

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