Iluminar el cielo en año nuevo: ¿Quemar el dinero o invertir en recuerdos imborrables?
Hace 30 años la felicidad de un niño en fin de año se resumía en contar con 100 bolívares para comprar una bolsa de fuegos artificiales en la tiendita de la esquina. Recámaras, chifladores, flores chinas, cebollitas, piedras explosivas, tumba-ranchos, fosforitos, estrellitas, volcanes, bombeadores y varillas presagiaban una noche de adrenalina, peligro y diversión que culminaba -en el mejor de los casos- sin más lamentaciones que algún susto y con un cielo iluminado por una constelación de pirotecnia, pero hoy ¿cuánto cuesta hoy pintar de alegría la llegada del año…
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