Con bases llenas, la pelota zuliana apuesta por “quedar tabla” esta temporada
El título de campeones no les bastó para llenar la casa durante el juego inaugural. Águilas del Zulia, el equipo de béisbol que obtuvo la victoria durante pasada temporada 2016 – 2017 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), se las ingenia durante la campaña que recién inicia para seducir a la fanaticada y mantener vivo el negocio que fusiona deporte, pasión, cultura y tradición en los cuatro ángulos del terreno.
El encuentro de apertura logró vender siete mil 705 de las 23 mil 900 localidades del estadio Luis Aparicio “El Grande”, lo que representa un poco más del 30 % del aforo total. Yurinder Rincón, gerente de Operaciones de Águilas del Zulia, admite que, como todo negocio, la pelota zuliana debe proveer dividendos, pero “si salimos tabla estamos ganando”.
En el afán por empatarle el marcador a las vicisitudes económicas de la Venezuela de hoy, la organización apuesta a crear un ‟gran evento”, que no sea solo ir al estadio para ver un juego de béisbol, sino presenciar un espectáculo completo, donde además estén cubiertas las cuatro bases: seguridad, comodidad, traslado y consumos.
“Nos apoyamos en los patrocinadores para ofrecer un extra al momento de que el fanático visite el estadio”. Ese plus incluye venta de boletería por internet, ‟encombar” las entradas con bebidas, ofrecer descuento en las ‟carreras” de taxi y poner a disposición de la fanaticada sistema de pago a través de puntos de venta en los diferentes puestos de comida, bebidas y suvenires, para reducir al mínimo el uso de papel moneda.
Curva descendente
La temporada 2017-2018 representa la campaña número 73 consecutiva desde 1946. Tal como lo reportaron medios especializados en deportes, el 2015 marcó un quiebre descendente en la flecha de los records de taquilla y evidencio al menos un 20 % de reducción en la asistencia habitual de fanáticos a los diferentes juegos de la LVBP. En 2016 la caída en las cifras obtenidas por boletería prosiguió constante, puso los números en rojo y activó las alarmas de los ocho equipos que integran la liga.
El gerente de los aguiluchos relata que antes, en la campaña 2014-2015, ‟La Garra” ocupó el tercer renglón en la lista de registros de asistencia. Luego todo cambio. ‟El año pasado logramos reponernos en la serie final, con casa llena para los últimos juegos, pero la línea viene en descenso y los costos aumentan día a día”, admite, pero refuerza su compromiso con los aficionados y la intención inquebrantable de permanecer en el terreno de juego.
‟Seguimos aquí”, afirma y enumera los pilares sobre los que sostiene el éxito de esta campaña que apenas comienza. ‟Contamos con nuestros aliados estratégicos, como Maltin Polar, Pepsi, PDVSA, Movilnet, DirecTV, Su Caucho, Diario La Verdad, Sifrina, Nekso y Pazio, entre otros que hacen posible que podamos disfrutar de cada juego. La idea es mantener el negocio, la tradición y a Las Águilas vivas”.
Inversión millonaria
Cuando se le cuestiona sobre la cifra aproximada que se invierte en una temporada de beisbol, Rincón se pasa en simultaneo las manos por la frente y sonríe. ‟Son muchos millones de dólares y bolívares, tanto que sería casi improbable montarlo sin los patrocinios. Con el dinero que aprobó el Gobierno, casi 10 millones de dólares ($ 9.959.000) que otorgó PDVSA como patrocinio, solo se cubre el 90 o 95 % del pago y traslado de peloteros importados”.
El resto de la inversión, en bolívares y divisa extranjera, sale del pulmón financiero de la empresa y de las alianzas comerciales que este año se reforzaron y expandieron. Con eso se saldan los sueldos y salarios de los peloteros, y el resto de talento humano que está detrás del estadio, unos 800 empleados directos y más de mil 500 indirectos, sin contar a la masa humana que convive enconómicamente con el béisbol.
Este año se contrataron tres empresas de seguridad, se aplicó la tercerización en el expendio de bebidas y líquidos, y se asociaron con restaurantes y hoteles para la venta de comida, como el caso del Crowne Plaza Maruma, Casimiro y Ruta 76.
¡Play ball!
La alianza con la empresa Ticketmundo le permite al fanático adquirir su entrada en la página oficial de las Águilas del Zulia (www.aguilas.com). La boletería se mueve en un rango de precios que van desde los dos mil 600 hasta los 37 mil bolívares, según el día seleccionado y si el aficionado prefiere comprar la localidad con un combo que incluye dos bebidas (cerveza o gaseosa) y una jarra alusiva al equipo.
Con un clic cada comprador tiene la posibilidad de elegir el lugar exacto desde donde prefiere observar el partido. Paso siguiente incluye los datos de su tarjeta de crédito y realiza la compra. El sistema le genera un comprobante que debe imprimir y con el acudir a la taquilla VIP del estadio, donde le será canjeado por la entrada a partir de las 9.00 de la mañana y hasta la hora de inicio del partido.
Para trasladarse desde su hogar hasta el Luis Aparicio y de retorno, el fanático puede suscribirse a las empresas proveedoras de taxi Nekso o Pazio y solicitar un vehículo, cuyo costo cuenta con un 50 % de descuento en la tarifa regular y la facilidad de pagarlo con tarjeta de crédito o transferencia.
Dentro del estadio, los asistentes pueden comprar comidas, bebidas y snack y pagar de manera digital a través de los puntos de venta. ‟Sabemos que los porcentajes de ganancia van a ser mucho menores, pero nos interesa que el fanático nos acompañe. Igual montamos para 10 que para 21 mil 900 personas”, admite Rincón.
Puro entusiasmo
Durante los próximos cuatro meses la fanaticada podrá vivir la pasión del beisbol, pero Las Águilas del Zulia es una empresa que alimenta la visión futurista de convertirse en un espectáculo permanente durante todo el año.
El Museo del Béisbol Zuliano, la Boutique del Fanático, el cafetín y la Academia de Béisbol, serán los cuadrangulares que impulsarán este proyecto. La intención es proveer a los zulianos de un lugar para homenajear al deporte, donde puedan disfrutar un rato agradable y seguro, revivir el ímpetu que explota con cada batazo y nutrir un negocio que se sustenta con dinero, claro está, pero también con regionalismo, identidad y toneladas de pasión.
Redacción: Reyna Carreño Miranda
Fotografía: Cortesía