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El cocuy “casero” deja “fría” la venta de cerveza en licorerías marabinas

Un 80 por ciento descendieron las ventas en las licorerías de Maracaibo. ¿La razón? La cerveza dejó de ser un producto seductor para los zulianos, por sus altos costos, así que los consumidores migraron sus preferencias hacia productos más económicos, en muchos casos sin importar su procedencia.

Soraya Laguna, presidenta de la Cámara de Licoreros del Zulia y representante de la Federación Venezolana de Licoreros y Afines (Fevelif), siente preocupación por el destino del sector licorero regional, ya que su “producto estrella”, la cerveza en todos sus tipos y marcas, se queda “fría” en las cavas, porque todas las semanas aumenta de precio.

“La venta de cerveza representaba el 80 por ciento de nuestra venta total, pero ahora la gente no la compra, porque todas las semanas se incrementa su precio. Muchos clientes optan por adquirir un tipo de cocuy que se destila de manera ilícita y no cumple con las permisología de fabricación y distribución”, detalla Laguna.

Este producto “casero” se procesa ilegalmente, se envasa en botellas plásticas de refresco y se vende en la calle a un precio que va de los 300 a los 400 mil bolívares (300 o 400 bolívares Soberanos), explica la vocera y asegura que estos “productores” no pagan permisos ni invierten grandes sumas, por lo que ofrecen un licor barato pero sin garantía de calidad y de dudosa procedencia.

Este “destilado de ganga” representa una fuerte competencia para la cerveza que se cotiza hoy, 10 de mayo de 2018, en tres millones 700 mil bolívares la caja (tres mil bolívares Soberanos) y se expende por unidad a 100 mil bolívares la botella (100 Bs.S).

La ganancia de los licoreros en la venta de cerveza es de entre el 15 y el 16 por ciento, un margen muy pequeño si se toma en cuenta del monto de la inversión que deben realizar. “Ahora lo que hacemos es trabajar para mantener abierto el negocio, porque no obtenemos ganancias y muchos hemos vendido carros, casas y otras propiedades, para no tener que cerrar”, lamenta.

La Cámara de Licoreros reúne un total de cinco mil expendios, entre restaurantes, licorerías y abastos. De ese volumen, un 15 por ciento ha cerrado o trabaja en un horario “especial” dos o tres días a la semana. “Tenemos licorerías emblemáticas y tradicionales, que fueron heredadas a hijos o nietos que se fueron del país, y ahora fueron vendidas o están cerradas y abandonadas”, refiere Laguna.

Los números no cuadran

Como complemento, el sector licorero afronta los desafíos que significa trabajar sin un servicio de electricidad continuo, sin puntos de venta y sin personal. “Solo el 30 por ciento de los establecimientos posee punto de venta, a muchos nos robaron los cables de internet y no tenemos acceso a trabajar con el sistema de transferencias, porque más del 70 por ciento de las licorerías están en sectores populares”.

El destilado de marca comercial más económico se cotiza en un millón de bolívares, una bolsa de hielo tiene un precio de 500 mil bolívares y un litro y medio de gaseosa posee un valor de 700 mil bolívares, eso sin contar el aumento en los precios de la confitería y los snack. En medio de este escenario, cada licorero debe invertir al menos un millardo de bolívares mensuales para reponer la existencia de su negocio.

“Históricamente, los licoreros no tenemos acceso a créditos ni préstamos bancarios. Este es un sector que ha sido etiquetado de manera negativa, por el tipo de producto que vendemos, pero de aquí son miles de familias las que se alimentan, tanto directa como indirectamente. Además, nosotros nos organizamos y colaboramos con la seguridad y la limpieza de las zonas donde trabajamos”, afirma Laguna.

El del estribo

De cierto es que los licoreros representan un aporte grueso de impuestos para la municipalidad, no solo por las alícuotas que periódicamente depositan, sino por la cantidad de permisos y licencias que pagan para poder laborar. “También invertimos en seguridad, alquiler, pago de servicios, de personal administrativo, reparación de equipos y otras inversiones”.

Desde 2015, el 50 por ciento del valor de los licores es pechado en impuesto, esto se traduce en montos bastante onerosos, sobre todo por el reciente aumento de la Unidad Tributaria.

De la larga cadena que implica que un licor salga de la industria hasta que se sirva en el vaso, los expendedores representan el lado más flaco. “Agosto, septiembre y octubre son los meses más fuertes, porque las ventas descienden por efecto de las vacaciones y el regreso estudiantil, este trimestre veremos cuántos vamos a subsistir”.

En medio de esta realidad, el sector licorero no tiene muchas razones para “celebrar”, sobre todo porque se estima que en 20 días la caja de cerveza arribe a los seis millones de bolívares. “En estas condiciones el 70 por ciento de nuestros agremiados tendrá que cambiar el rubro de sus ventas o cerrar”.

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografía: Archivo

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