Ni con una beca los jóvenes zulianos quieren estudiar para ser maestros

“El maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo porque su oficio es formar hombres para la sociedad”. Esta frase que pertenece a don Simón Rodríguez, formador de El Libertador Simón Bolívar, resulta en una dolorosa verdad que sacude a los venezolanos de tanto ignorarla.

Ser maestro en este país representa un karma en materia de reivindicaciones salariales y una decepción motivacional al adentrarnos a las fisuras que tiene el sistema educativo. La docencia como carrera no es considerada importante en Venezuela y el docente, de acuerdo con estudios, tiene serias deficiencias al momento de impartir clases en el aula.

Jorge José Pérez Varela, investigador-docente de la Universidad Experimental Libertador Instituto Pedagógico, Luis Beltrán Prieto Figueroa, nos ubica en el siguiente diagnóstico: “La formación docente, en la actualidad, enfatiza una visión fragmentaria, tecnológica y basada en el desarrollo de competencias. Se desarrolla mediante asignaturas aisladas entre sí, cada cual con su propia lógica y sus específicos requerimientos, lo que impide desarrollar una visión más integral, inter y transdisciplinaria”.

Palabras más, palabras menos, Pérez Varela cree que la formación de los maestros venezolanos se apoya en un esquema de enseñar herramientas, concentrándose más en la búsqueda de un docente como técnico, que en un desarrollo múltiple en lo mental, físico, psicológico y espiritual. Y eso se nota en el pobre desempeño de los estudiantes venezolanos, marcados por el caletre y la poca profundidad de sus análisis. Ser maestro no es atractivo y la mayoría de quienes apuestan por el oficio no lo hacen por vocación.

Alexis Artigas, director del programa de becas Jesús Enrique Losada, capítulo “Ana María Campos”, adscrito a la Alcaldía de Maracaibo, destaca el creciente desinterés de los jóvenes zulianos por estudiar Educación Integral y Preescolar, carreras muy demandadas en los censos de las becas en años anteriores. “Nadie quiere estudiar Educación. Es increíble. No llega ni al 2 por ciento de los solicitantes de las becas”, refiere.

El funcionario de la Alcaldía cree que la situación país y la creciente demanda de carreras vinculadas con el manejo de la economía, y otras con posibilidades de desarrollo fuera del país, inciden en el desprecio de los jóvenes hacia el oficio formativo de las nuevas generaciones. “En la época del Jesús Enrique Lossada de la gestión de Pablo Pérez la demanda de la carrera llegó a ubicarse en 22 por ciento”, sostiene.

La realidad es dura. Nadie quiere ser agente activo del cambio.

Antonio Pérez Esclarín, formador de Fe y Alegría y docente con vocación, detalla en un artículo de opinión, el porqué de nuestra tragedia como sociedad. “Tenemos cada vez más licenciados, profesores y hasta magísters y doctores, pero escasean los maestros: hombres y mujeres que encarnan estilos de vida, ideales, modos de realización humana. Personas orgullosas y felices de ser maestros, que asumen su profesión como una tarea humanizadora, como un proceso de desinstalación y de ruptura con las prácticas rutinarias. Que buscan la formación continua ya no para acaparar títulos, credenciales y diplomas, y de esta forma creerse superiores, sino para servir mejor a los alumnos”.

Diagnóstico, según las becas

El capítulo “Ana María Campos” de las becas JEL, cuenta, según Artigas, con 2.800 beneficiados en las universidades Rafael Belloso Chacín, Rafael Urdaneta, Cecilio Acosta, José Gregorio Hernández; el Instituto Universitario (Unir) y los institutos tecnológicos Antonio José de Sucre y Pedro Emilio Coll. Son las instituciones las que ofrecen los cupos por carrera y número.

La inversión de la Alcaldía de Maracaibo por trimestre, en el caso del proceso que acaba de terminar, estuvo por el orden de los 227 millones de bolívares. “Para el proceso que viene, ese monto podría duplicarse e incluso triplicarse. Los costos de las matrículas, como todo, se dispararon”, explica Artigas al recordar que, como todos los años, la selección de los beneficiados se logra a través de un censo público.

Administración, Banca y Negocios, junto con Contaduría Pública, concentran en la actualidad el 32 por ciento de la demanda del “Ana María Campos”, de acuerdo con la explicación de Artigas, quien añade que si bien los cupos estudiantiles son entregados por las universidades y tecnológicos, el grueso de la masa solicitante apuesta por carreras de este tipo, que permiten una formación en áreas con posibilidades de expansión.

“En estos tiempos de crisis un contador público, por ejemplo, tiene campo de trabajo. Igual un administrador. Está pasando bastante que los jóvenes procuran terminar una carrera que tenga campo en el exterior. Duele decirlo, pero es una realidad”, comenta el director del programa.

Comunicación Social se ubica en el lugar tres del escalafón de demandas. Diecisiete por ciento de los becarios estudia esta carrera. “Siempre tiene espacios para laborar. Adentro y afuera. El graduado puede ejercer en algún medio de comunicación, ofrecer asesorías comunicacionales y algo que se está dando mucho: ejercer como coaching”.

A Alexis Artigas no le sorprende cuánto se incrementaron las solicitudes para el estudio de Enfermería, que actualmente concentran el 15 por ciento.

“La razón es sencilla. En Venezuela el déficit de personal asistencial es de 50 por ciento. Quiere decir que hay garantía de empleo, tanto en el sector privado como el público. Además, en el exterior es un trabajo que suele ser bien remunerado”.Otra de las carreras en ascenso dentro del programa de becas es Ingeniería en Sistemas, con 8 por ciento de las solicitudes.

Artigas se queda con la reflexión de ese escaso número de estudiantes que quiere formar a las generaciones en tránsito. “Algo está mal. He conversado con estudiantes y lo que achacan es que Educación no es rentable en esta crisis. Que no es atractiva. Hay un problema motivacional y una distorsión de lo que somos como nación”.

Redacción: Raúl Semprún

Foto: Cortesía Alcaldía de Maracaibo