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Mercados Las Pulgas, un “submundo” que podría desaparecer

Decir que Las Pulgas es un mundo aparte resulta un “lugar común” para quien no lo conoce por dentro. El mercado tiene una larga historia pública y otra paralela, oscura y silenciosa, que se mueve con sigilo ante la mirada impávida de los sucesivos gobiernos que se instalaron en Maracaibo y el Zulia a lo largo de 46 años.

Es un secreto a voces que en Las Pulgas se vende “de todo”. Desde mercancía seca, electrodomésticos, animales vivos y muertos, plantas secas y frescas, verduras, vegetales y frutas, condimentos, comida de todo tipo, cocida y cruda; ropa, calzado, juguetes, libros, artículos de higiene personal, de limpieza, para brujería. Desde un tornillo hasta una casa, desde una munición hasta un arma.

Es uno de los pocos lugares del mundo donde se compra y se vende dinero en efectivo, cabello humano, complacencias sexuales, influencias, lealtad, secretos, vida, muerte, venganzas, sentencias y favores. Allí todo tiene su precio.

Las Pulgas

Interveción sorpresiva de las Pulgas

Este miércoles, el gobernador del Zulia, Omar Prieto, anunció la intervención de Las Pulgas tras una inspección realizada junto al alcalde de Maracaibo, Willy Casanova. Militares y policías tomaron el mercado bajo instrucción directa de mandatario regional y autoridades militares de la región.

Durante el evento se designaron dos autoridades para regir en este mercado: una militar, al G/D Agustín Herrera Luna, y una civil, que es el director general de la Alcaldía de Maracaibo, Tony Boza.

“Esto no es una visita. A partir de hoy vamos a venir diariamente para ir desplazando a los que configuran un sistema corrupto. Vamos a desalojar, conjuntamente con el alcalde de Maracaibo, los tarantines, la mayoría son de uno o dos propietarios y los alquilan”, indicó el gobernador.

Este podría ser el primer paso para la desaparición de Las Pulgas con el concepto que se conoce hasta ahora. Un “submundo” donde todo es posible, donde cada cosa posee un monto y cada quien tiene precio.

Las Pulgas

Un mercado antiguo, con bastantes secretos

Según se conoce, Las Pulgas es el tercer mercado público más grande de América Latina con 37.092 metros cuadrados. Está ubicado en la entre las parroquias Bolívar y Chiquinquirá, en la avenida 100 Libertador, con calle 14, entrando por la calle Urdaneta. Allí convergen las principales rutas de transporte público de la ciudad.

Construído por orden del entonces presidente Rafael Caldera, el mercado perteneció al proyecto de modernización de la ciudad, que incluyó entre otras cosas, la demolición del barrio El saladillo y la remodelación de la Basílica de Nuestra Señora del Chiquinquirá.

Su infraestructura es considerada una de las más antiguas del siglo XX, creada por el antiguo Banco Obrero, en 1972, con el objetivo de reivindicar a los comerciantes del Mercado Principal, La Marina y los de la Plaza Baralt y sus alrededores, cuyo desalojo se hizo necesario para dar paso a los trabajos de renovación del casco central.

El mercado está dividido en 12 bloques, de 250 casillas cada uno, alberga en su estructura tres mil comerciantes formales y más de seis mil informales. Fue diseñado para ser un comercio de mercancías secas, por lo que los locales no poseen, originalmente, servicio de agua potable ni aguas negras.

Por esta falta de condiciones mínimas de salubridad, fue que la Dirección de Zoonosis del Zulia, realizó hace unos 10 años atrás una campaña para difundir que “ninguno de los establecimientos y expendios de comida de Las Pulgas, poseían permiso sanitario».

El diseño original del mercado contemplaba espacios de esparcimientos ventilados por el propio fresco del lago y áreas para agrupar a los comerciantes informales existentes en la época. Hoy en día, eso es otra historia.

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Mezcla de razas, culturas, valores e intenciones

La mezcla étnica que hace vida en Las Pulgas reúne asiáticos, guajiros, marabinos y colombianos. Tanto vendedores como compradores. El mercado creció gradualmente de forma desproporcionada y proliferó la insalubridad, el hacinamiento y los problemas de seguridad.

“En Las Pulgas se consiguen hasta los clavos de Cristo”, comenta José Manuel, un carretillero anciano y desdentado, quien se conoce el mercado “como la palma de la mano” y sabe quién vende qué y a cuál precio.

Él asegura que “casi todos” los comerciantes que trabajan en la zona son o indígenas o extranjeros y sus descendientes, por lo cual el tráfico de productos y dinero hacia la frontera es más fácil. “Este es un Maicao chiquito”.

José Manuel se rasca la cabeza y asegura. “Aquí manda la plata, quién más tiene más puede. Hay gente que tiene muchos locales, muchos cobresy muchos contactos, ellos dicen como se baila aquí. Los demás somos guebones”.

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Siempre en busca del negocio redondo

El carretillero baja la voz y comenta: “Aquí hay gente que vende cosas ilegales, en locales donde funcionan confiterías, ferreterías o carnicerías. Pero lo peor es el buhonero, esos no tiene consideración ni con su madre”.

El hombre alude a la mutación que sufrió el comercio informal dentro del mercado. “Los que vendían queso, frutas, verduras, de pronto se volvieron bachaqueros” y aparecieron con bultos de mercancía que no se conseguía en otros lados, para venderla por hasta 1o veces su precio.

Cuando esto no fue suficiente, cambiaron de rubro, por la venta de dinero en efectivo. “Ese fue el gran negocio. Tanto, que los productos costaban hasta 10 veces menos que en los supermercados, pero si se pagaban con billetes”.

La reconversión y la circulación de moneda entre la población les “tumbó el negocio”. En las últimas semanas, las “ofertas” en Las Pulgas desaparecieron. El “está barato” dejó de existir y los comerciantes comenzaron manejar de nuevo los precios “por las nubes”.

Ahora, la población espera que esta intervención genere resultados positivos. La mayoría no creyó jamás que alguien se atreviera a “meterle la mano” a las Pulgas, un lugar catalogado como “sumamente peligroso”, al que diferentes gobiernos le “tuvieron miedo”.

Ayer, las amas de casa cargadas de bolsas, los choferes de tráfico y los transeúntes, al ver la movilización se sintieron aliviados. “Ojalá esto no sea puro bla, bla. Sí Prieto puede con Las Pulgas, honestamente me quito el sombrero ante él”, sentenció doña María Dolores.

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografía: Archivo

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