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Mercado negro del oro resguarda a «piratas y tahúres» en el centro de la ciudad

En Maracaibo las historias de oro y piratería parecen ir entretejidas en el propio ADN de la ciudad. Los ecos de la sanguinaria incursión de Henry Morgan en 1669, todavía resuenan en el malecón de la capital zuliana, donde modernos corsarios despojan a los ciudadanos de sus pequeños botines; esta vez, no a punta de espadas y mosquetones, sino de un arma más implacable e indiscriminada: La crisis económica.

El anillo de bodas de la tatarabuela, el reloj del nonno que sobrevivió a la II Guera Mundial, la medallita del bautizo y hasta la gargantilla de la quinceañera, arrancada en el callejón. No importa su procedencia ni valor sentimental. Todo cuenta como “oro roto” y se paga a precios de rapiña, muy por debajo de su valor real, rompiendo también el corazón de quienes entregan parte de su legado y patrimonio para escapar de la necesidad.

Fortunas portátiles

Buena parte del producto derivado de ese intercambio empapado en lágrimas, sudor y -no pocas  veces- sangre, se clasifica por grado de pureza, se funde y se saca del país en forma de pequeños lingotes que se cotizan en dólares más allá de la frontera.

El oro tiene una densidad de 19.300 kg/m3, mayor a la del plomo que es de 11.340 kg/m3; esto convierte a este metal precioso en un medio muy eficiente para transportar grandes capitales en volúmenes físicos muy compactos.

Por ejemplo un kilo de oro de 18K, que cabe en un lingote del tamaño de un celular Samsung S3 mini, representa más de 743 millones de bolívares o casi 31 mil 250 dólares a tasa innombrable.

“El precio del llamado oro roto en el centro de Maracaibo está entre 300 y 400 mil bolívares el gramo de 18 quilates, que es el estándar que circula en Venezuela, pero en Estados Unidos donde el estándar es el de 14 quilates, pagan muy bien el gramo de 18k (31,25 dólares o 743.312 bolívares a tasa no oficial)” explica un comerciante del ramo que por razones de seguridad prefirió identificarse como “José”.

Este joyero marabino explica que el precio del oro en el país está determinado por tres factores básicos que son el valor internacional, que fluctúa diariamente según las cotizaciones en los grandes mercados bursátiles, el grado de pureza que se expresa en quilates y el precio del llamado dólar negro.

“Las joyerías grandes y de mayor reputación se mantienen alejadas del negocio de los empeños o la compra de oro roto. Generalmente trabajan con proveedores certificados -principalmente de Caracas- que ofrecen una materia prima garantizada para la fabricación de joyas finas”, explica José, al subrayar que el comercio aurífero en lugares como el mercado de las pulgas, va más orientado a usar el oro como “un valor de refugio” ante la inflación y muy posiblemente la legitimación de capitales.

El comerciante afirma que no es coincidencia que los tarantines que compran dólares, también compren oro y plata. También el hecho de que manejen sin problemas y con total descaro una mercancía tan costosa y codiciada, en uno de los mercados más peligrosos de la ciudad, sugiere mucho sobre el poder de quiénes están detrás del negocio.

A precios de necesidad

Ana, un ama de casa de 39 años que pide cotizaciones en los puestos de empeño y compraventa de oro, cuenta con voz quebradiza que busca la opción que le dé más efectivo por la cadena de su tía, ya que necesita pagar deudas de tarjetas de crédito, arreglar el carro y cosas del hogar que se han ido dañando con los apagones y la falta de mantenimiento.

“Es un negocio muy duro, a la gente que está del otro lado (de la mesa o el mostrador) no le interesa si necesitas el dinero para una medicina o una emergencia médica, ellos simplemente te dicen ‘te puedo ofrecer tanto’, uno ve si lo toma o lo deja, sabiendo que te ofrecen menos de lo que vale porque tienes un apuro”, explica la dama de cabello oscuro y mirada preocupada.

Con un gesto de resignación Ana explica que los tiempos de crisis exigen ser más práctico y poner los pies en la tierra, ya que la inseguridad ha hecho que la gente no use en la calle esas prendas que compró cuando había una mejor situación económica o que heredó de un familiar. “No tiene mucho sentido tener guardado algo de tanto valor si uno se encuentra pasando calamidades”, acota la mujer.

En comercios más formales como las casas de empeño que plagan las inmediaciones de la avenida Delicias con calle 72, las cotizaciones tienden a mejorar en comparación con el centro de la ciudad.

Un empleado de una casa de empeño al que simplemente llamaremos “Oscar”, detalla que afuera de los locales generalmente se coloca el precio más alto como “carnada” para atraer a la gente, pero lo que al final determina cuánto recibe el cliente es la calidad y peso del oro que tengan.

“El oro que nosotros pagamos en 800 mil bolívares el gramo es el de tipo fino y certificado, lo que llaman ‘oro de ley 950’ que es el de más alta pureza. El italiano siempre es de ‘ley 750’ por lo que se cotiza a mejor precio que el nacional de igual cantidad de quilates”, indica Oscar, antes de precisar que “el italiano de 18k lo compramos a 518 mil bolívares, pero el nacional de 18k a 476 ya que viene con aleaciones que disminuyen su pureza”.

El método para determinar la calidad de una pieza es la famosa “prueba del ácido” donde se frota el metal en una piedra de superficie abrasiva y se le agrega una gota de químico que reacciona o no, dependiendo de los componentes.

“Siempre es bueno que la gente sepa exactamente cuánto pesa su prenda y el tipo de oro que tiene antes de salir a buscar precios, así se da cuenta que la quieren ‘tracalear’ cuando le ofrecen por debajo de lo que indica la cotización del momento”, recomienda el joven encargado.

Los precios varían de un establecimiento a otro promediando los Bs. 540.000 para el 18k italiano, Bs. 520.000 para el 18k nacional, 470.000 el 14k y 250.000 para el de 10k.

Negocio sólido

El comercio del oro en Maracaibo ya sea en el mercado formal o informal es un negocio lucrativo donde los vendedores buscan cubrir necesidades urgentes y los compradores resguardarse de la depreciación monetaria y aumentar su fortuna.

La inversión es tan sólida, que los bancos centrales de los países en todo el mundo mantienen reservas en este metal cuya tendencia histórica es siempre al alza, a diferencia de las divisas que sin importar cuan sólidas parezcan, tienden a fluctuar y descalabrarse ante la creciente liquidez y otros factores macroeconómicos.

Testimonio irrefutable de esta realidad es que China, la economía más grande del mundo se está transformando también en el mayor comprador de oro del planeta y se proyecta para los próximos años como el país con mayores reservas de este metal por encima de los Estados Unidos.

En conclusión, este elemento pesado que se origina en corazón de las estrellas supernova, tiene un atractivo y propiedades inmutables en el tiempo, que lo han convertido a lo largo de la historia humana, en el indicador por excelencia de la abundancia de imperios, ha inspirado leyendas, desatado guerras, conquistado corazones, corrompido gobernantes, enloquecido aventureros y ensangrentado a corsarios.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografías: Archivo

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