Leocenis García: Un «outsider» político con talento para meterse en problemas

El pasado 22 de febrero el empresario de medios, Leocenis García, anunció el lanzamiento de lo que a todas luces pinta como una candidatura para las presidenciales del 22 de abril, levantando así las cejas de una opinión pública que hasta la fecha solo ha escuchado su nombre en medio de escándalos con implicaciones políticas y judiciales que suelen dejar más preguntas que respuestas.

Nacido en Maracaibo el 4 de marzo de 1981, Leocenis es el mayor de tres hermanos, tiene dos hijas (Laura Victoría y Sopfia Isabella) de matrimonios distintos e ingresó a estudiar Comunicación Social en LUZ en 1999, aunque en diversas oportunidades su formación académica ha sido cuestionada por sus detractores.

Entre fama e infamia

El nombre de García saltó a la palestra pública en 2007 con el primero de sus seis encarcelamientos. Mientras trabajaba en el Reporte Diario de la Economía, un juez ordenó detenerlo junto su jefe y mentor, el padre José Palmar, por estar supuestamente incursos en una extorsión orquestada desde el medio contra el empresario oficialista Wilmer Ruperti.

En esa oportunidad el comunicador y el sacerdote ex chavista alegaron ser objeto de una retaliación política, por haber denunciado el presunto uso de buques de PDVSA para el tráfico de droga.

En 2008 el periodista fue detenido en Valencia después de causar destrozos en la sede de “El Periódico”, propiedad de Abdalá Mackled, excandidato a la alcaldía y hermano del narcotraficante Walid Mackled.

Medios nacionales aseguraron que todo el episodio fue una reacción de García ante el impago de una deuda de publicidad que la fundación de Makled tenía con el semanario 6to Poder; aun así, se le imputaron cargos por porte ilícito de armas, allanamiento de morada y destrozos.

Amistades peligrosas

Fue enviado a la peligrosa cárcel de Tocuyito, donde según afirman sus defensores, fue torturado a manos de la policía de Carabobo y permaneció 27 meses recluido, como resultado de lo que su familia calificó como una “confabulación” entre Makled, Ruperti y el exgobernador oficialista Luis Felipe Acosta Carles.

El tiempo tras las rejas tuvo réditos inesperados para Leocenis. Allí entabló amistad con el líder criminal de la cárcel, según el mismo admitiría en su cuenta de Twitter al escribir: «Sí, soy amigo de Wilmer Brizuela, el pram de Bolívar, y cuál es el peo?», en respuesta a señalamientos de la ex diputada chavista Desiré Santos Amaral en 2011.

El encarcelamiento también le trajo notoriedad política, pues Henry Ramos Allup, secretario General de Acción Democrática, lo propuso para encabezar la lista de candidatos a la Asamblea Nacional por el estado Carabobo, pero tras ser liberado el periodista dejó la nominación para convertirse en jefe de campaña de otros presos políticos y volverse a meter en problemas a los pocos meses.

En agosto de 2011 García fue acusado de instigación al odio por publicar una caricatura titulada “las mujeres de la Revolución”, en la cual representaba a las titulares de los poderes públicos del Estado como bailarinas de cabaret.

La reacción del Gobierno fue sacar de circulación del semanario Sexto Poder e iniciar un nuevo proceso judicial contra García. Las medidas provocaron la condena de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington D.C.

Después de unos días “en la clandestinidad”,  Leocenis intercambió su libertad por la reapertura de su semanario y fue recluido en el Helicoide -sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN)-, donde permaneció casi tres meses, hasta que fue liberado tras una mediática huelga de hambre.

Enemigos poderosos

A su salida, García retomó su modus operandi de figurar a través de la polémica y tras un escarceo en Twitter con la periodista Patricia Poleo y una demanda del presidente de Banesco, Juan Carlos Escotet, el editor de 6to Poder decidió cazar la pelea con el general Hugo “El Pollo” Carvajal, jefe de inteligencia militar del gobierno venezolano, quien desde el 2008 figuraba en la lista negra del Departamento del Tesoro de EEUU, por supuestos nexos con el narcotráfico y las FARC.

En medio de su campaña contra Carvajal, el periodista también aprovechaba para sonar cuanto silbato hallara contra el chavismo. Denunció la existencia de “mafias judiciales”, acusó a la CONATEL de extorsión por frenarle la compra de Atel Televisión y enfiló las baterías contra Raúl Gorrín, nuevo propietario del canal de noticias Globovisión.

Cuando ya parecía que García no podía tener más conejos en el asador, le echó más leña al fuego, anunciando que develaría los nombres de “los 15 robolucionarios” del Gobierno. El calor de aquella hoguera lo volvió a quemar.

En julio de 2013, una denuncia del diputado del PSUV, Julio Chávez, hizo que García fuera detenido por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCM), acusado de lavado de capitales, evasión fiscal y posesión de cuentas multimillonarias en Mónaco y Suiza.

Esta vez fue enviado a la propia “boca del lobo”: la sede del DGCM en Boleíta, Caracas, territorio del hombre al que había tildado de “narco”. No hubo solidaridades automáticas de la prensa ni los defensores de DDHH.

Golpe de timón

Al verse sin apoyo mediático o institucional, Leocenis acudió a la huelga de hambre como mecanismo de protesta. En un acto desesperado familiares del periodista usaron su cuenta de Twitter para divulgar el 14 de septiembre un mensaje responsabilizando a Carvajal por la vida del presidente de 6to Poder y contra todo pronóstico, la jugada dio resultados.

El 28 de noviembre García fue liberado sin previo aviso, alegando razones humanitarias ante el supuesto deterioro de su salud. Extrañamente, aunque los cargos se mantenían, el Gobierno permitió la reapertura del semanario y descongeló los bienes y cuentas del empresario de medios, pero lo más extraño fue el cambio de actitud de García.

A principios de diciembre de 2013 Leocenis ofreció una rueda de prensa anunciando que en lo sucesivo 6to Poder asumiría una línea más moderada y respetuosa hacia el Gobierno. A partir de ahí la situación se tornó aún más desconcertante.

Entre enero y marzo de 2014, justo después de que Carvajal fuera removido por Maduro del DGCM, el semanario de García comenzó a publicar una serie de artículos que ahora, lejos de criticar, ensalzaban a su ex carcelero como “una de las figuras más importantes de la revolución” y el “héroe” responsable de desmontar 20 intentonas golpistas contra el extinto presidente Hugo Chávez.

No se sabe a ciencia cierta qué pasó durante los 120 días que García estuvo bajo la tutela de “El Pollo”, pero lo que sí es evidente es que ya no era su adversario sino todo lo contrario.

Un mal hábito persistente

Durante todo ese año Leocénis se las ingenió para mantenerse en el carril, pero el síndrome de abstinencia pareció ser demasiado para su capacidad de autocontrol y en marzo de 2015 fue detenido nuevamente por incumplir con su régimen de presentación. Regresó a los calabozos del SEBIN y tras otra huelga de hambre recibió una medida de casa por cárcel.

Pese a estar bajo arresto domiciliario, el periodista continuó esforzándose por incomodar al Gobierno y en junio de 2016 fundó el Movimiento Prociudadanos​ con las consignas de defender la libertad de empresa y el derecho a la propiedad privada. Un mes más tarde le fue revocada la medida de “casa por cárcel”.

Su defensa argumentó que la sentencia obedecía a una polémica carta enviada por García, en donde condenaba a los actores dispuestos al diálogo nacional que promovía el Gobierno de Maduro; sin embargo en la víspera de año nuevo fue liberado junto un grupo de presos políticos donde destacaban el fundador del partido UNT, Manuel Rosales, y siete estudiantes detenidos por protestar contra el Gobierno.

Agenda desconocida

Desde su última liberación Leocenis había mantenido un bajo perfil mediático como asesor de aspirantes a las elecciones municipales del año pasado, pero en febrero de 2018 decidió pasar del tras bastidores a las luminarias como posible candidato en unos comicios presidenciales signados por la ausencia de verdaderos contrapesos políticos a la figura de Nicolás Maduro.

Aunque los errores de los partidos congregados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), han llevado a que los electores clamen por un “outsider” para hacerle frente al Gobierno, Leocenis García es quizás lo menos parecido a ese hipotético mesías electoral que podría amalgamar a opositores, indecisos y chavistas decepcionados.

¿Cuáles serán las razones detrás de la desconcertante «finta» electoral del periodista? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto luce como una nueva forma de seguir captando la atención pública por vías poco convencionales.

 

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotografía: Archivo