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La hotelería de lujo se expande en Maracaibo, y a precios de ganga

La industria hotelera en Maracaibo vive tiempos inusuales. En medio de una crisis económica sin precedentes, grandes hoteles parecen brotar de la nada con pasmosa velocidad, mientras el ciudadano promedio se rasca la cabeza y fantasea con disfrutar “a cuerpo de rey” en las suntuosas edificaciones que lucen como infranqueables castillos de lujo y confort, en un entorno sitiado por las dificultades.

Detrás del desconcertante escenario, hay una lógica más simple de lo que pudiera imaginarse, que plantea nuevas oportunidades para el sector público, el empresariado del ramo y hasta la clientela local.

¿El nuevo petróleo?

La caída de la renta petrolera ha empujado al Gobierno nacional a volcarse hacia el turismo con miras a explotar el atractivo natural del país en un mercado internacional, que anualmente reporta miles de millones de dólares a naciones del Caribe con menos recursos y atributos que Venezuela.

José Elías Chamy, presidente de la Cámara Hotelera del Zulia, explica que el auge expansionista de los últimos años en Maracaibo, responde a que el sector turístico es visto como una fuerza dinamizadora de la economía, por cuanto genera numerosas fuentes de empleo directo e indirecto, tanto en la etapa de edificación como en la operación misma.

“En el inicio estos emprendimientos crean muchas fuentes de trabajo puesto que son construcciones grandes donde participan contratistas, el sector ferretero y otras industrias. Luego en la fase de operación cuando ya están listas las obras se requiere de mucho personal para todo el funcionamiento de las instalaciones, atención al público y los servicios que se ofrecen” detalla el titular del gremio hotelero.

La necesidad de atraer la inversión para el desarrollo de una infraestructura capaz de competir en el mercado global, ha promovido condiciones de crédito extremadamente favorables para los desarrolladores del ramo.

Financiamientos blandos a más de 15 años, con tasas de interés fijas y hasta tres años muertos para el pago de intereses -mientras el negocio comienza a producir dividendos- son parte de los beneficios que explican el evidente frenesí que experimenta esta industria.

Inflación de doble filo

La certeza del avance inflacionario y los incentivos gubernamentales, parecen actuar en el ramo hotelero como una vacuna contra la epidemia de miedo que paraliza a promotores urbanísticos marabinos frente a los espasmos del mercado cambiario no oficial.

“Si vemos esa situación 10 años atrás, podríamos afirmar que quienes invirtieron entonces hoy se deben estar riendo. El país siempre ha estado en progresión inflacionaria y pese a que hoy la situación luce muy aguda, todo apunta a que va a seguir en lo mismo. Esto significa que si inviertes ahorita, seguramente tu inversión se va a triplicar o a quintuplicar”, reflexiona Chamy al analizar la situación en perspectiva.

El tema inflacionario es un arma de doble filo para el sector hotelero, ya que si bien permite revalorizar las inversiones en un relativo corto plazo, erosiona gravemente el poder adquisitivo del consumidor local y tumba las tarifas a una décima de la cotización internacional, mermando los ingresos al momento de operar.

Referencialmente hablando, la tarifa en bolívares de una habitación en un hotel de cinco estrellas en Maracaibo, equivale a 30 o 40 dólares (a tasa paralela), pero el mismo alojamiento al otro lado de la frontera representa entre 300 y 500 dólares.

«Aquí es donde se afecta la inversión y el empresario toma cautela, ya que por un lado ve un facilismo asociado al financiamiento y la manera de capitalizar la inversión, pero cuando vas al punto de facturación, del retorno del dinero por las operaciones, es donde el proyecto no rinde lo que uno quiere”, confiesa el empresario.

Lujo a precios de ganga

Paradójicamente este problema de los operadores, deletrea «ventajas» para un público local que ya estaba acostumbrado a viajar al exterior, ya que el contraste de precios con el mercado internacional le permite disfrutar en la ciudad de un servicio de lujo por el 10 por ciento de lo que hubiese tenido que pagar afuera.

Chamy explica que desafortunadamente, esta «oportunidad» para también atraer a visitantes extranjeros, se ve afectada por los factores de inseguridad y escasez en el país, que cohíben al turista a la hora de decidirse por Venezuela.

Estas condiciones sui-generis han obligado a la industria hotelera a redirigir sus esfuerzos promocionales, colocando un especial énfasis en el mercado interno -local y nacional-, lo cual hasta el momento se traduce en una tasa de ocupación del 35 por ciento.

Otro perfil de cliente que se mantiene y hasta prolifera en estos tiempos de dificultad, es el llamado “turista de servicio o necesidad especial”, que se compone de visitantes (principalmente de Colombia), que llegan a cursar estudios de postgrado o por temas de salud, aprovechando que en la ciudad existe un elevado nivel de oferta académica y atención médica especializada a precios muy atractivos para el extranjero.

Crece la oferta

En este momento la Cámara Hotelera del Zulia cuenta con una capacidad instalada de 1.800 habitaciones, que con las nuevas inversiones programadas para Maracaibo y la Costa Oriental del Lago (COL), sumarán de 600 a 700 habitaciones más a la oferta.

Los principales emprendimientos del ramo en la capital zuliana son los hoteles Hesperia, Eurobuilding y Oceanía ubicados en los extremos este y oeste de la calle Dr. Portillo, el hotel boutique Bellas Artes en la avenida Cecílio Acosta, y en la COL los hoteles Miranda y Paraíso ubicados en la Rita y los Puertos de Altagracia.

El Venetur, antiguo Hotel del Lago, también se dispone a participar del auge en el sector, gracias a la participación de la empresa turística Tibisay, que asumirá la administración del icónico establecimiento por un período de 30 años.

Chamy destaca que en cuestión de 10 años la región tendrá cuatro hoteles de 5 estrellas y dos más 4 estrellas, lo cual es un salto cuántico que ilustra la importancia estratégica que este sector tendrá para la economía local y nacional en un futuro inmediato.

“El negocio turístico promete mucho para los años venideros y creo que estamos hablando a más tardar en tres o cuatro años para que empezaremos a ver un movimiento contundente” afirma el empresario.

 

Redacción: Luis Ricardo Pérez P.

Fotos: Luis R. Pérez y cortesía

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