Sucesos 

José Luis Alcalá: “La seguridad no es un gasto, es una inversión”

Para que un país pueda considerarse a sí mismo civilizado, se requiere voluntad política. “Sin ella, no hacemos nada”, afirma José Luis Alcalá, exdirector de Polimaracaibo, para quien dicha voluntad ahora es más necesaria que nunca para que los ciudadanos cuenten con cuerpos de seguridad profesionalizados, con un recurso humano de primer orden.

“Para que tú tengas un país desarrollado, tiene que haber inversión en los cuerpos de seguridad. No puedes ver la seguridad como un gasto, como muchos gobernantes lo hacen, y para que tú puedas brindarle calidad de vida al ciudadano, tienes que brindarle seguridad. Y eso a su vez te va a generar éxitos en otros sectores, porque cuando brindas seguridad, verás cómo el sector empresarial extranjero y nacional hace inversiones en tu estado”.

Uno de esos sectores es el turismo, porque toda ciudad que brinde seguridad será tractiva para quienes deseen visitarla e invertir en ese ramo.

“Hay que crear las condiciones para que el sector empresarial nacional y extranjero pueda creer en el estado, invertir, y eso permitirá mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Porque cuando tú, comerciante, inviertes en determinados negocios: restaurantes, hoteles, estás generando empleo, pagas impuestos que se revierten en seguridad, ornato, recolección de desechos sólidos, y verás un crecimiento del estado y el municipio”.

Pero mientras la seguridad ciudadana se conciba como un gasto y las policías se utilicen para fines partidistas, las opciones de éxito se reducen a cero. “Las instituciones policiales no pueden ser politizadas, porque es un cuerpo armado, uniformado, que se tiene que deber exclusivamente a los ciudadanos, no a tendencias partidistas ni a ideologías políticas. Esa es una de las grandes fallas de hoy en día”.

Ciudad-cárcel

Alcalá, abogado especialista en Ciencias Penales y Criminalísticas, explica que a los ciudadanos, buscando escapar de la criminalidad, no les ha quedado más remedio que enrejarse en sus urbanizaciones.

“Maracaibo se ha convertido en una ciudad-cárcel. Y si bien es cierto que sus habitantes pueden lograr una sensación de seguridad, esto ha provocado que vivamos en una ciudad con anarquía, una ciudad que con los días pierde su calidad de vida”.

Ya los maracaiberos, a su juicio, agotaron todos los mecanismos de defensa: cámaras de seguridad, vigilantes, sistemas de alarmas, cercos eléctricos y resguardarse en sus hogares a partir de las 6:00 de la tarde.

“Entonces es el Estado venezolano el que está en mora. Y si no hay patrullaje, si no hay oficiales de policía y no hay equipamiento, el delincuente se aprovecha para cometer sus fechorías con total impunidad porque que sabe que no va a ser atrapado”.

Propuestas

Para Alcalá es fundamental modificar el pensum de estudio en la Universidad Experimental de Policía porque el vigente es muy básico, y de allí deriva la pésima preparación de los oficiales y el peor trato hacia los ciudadanos.

Los requisitos en la solicitud de ingreso también deben ser más rigurosos, porque muchos de los aspirantes a policía son jóvenes inmaduro y sin la preparación mental para el cargo.

“Hemos hablado de que debes tener una edad entre 18 y 24 años, entonces también te consigues que una persona de 18 a lo mejor no tenga esa preparación mental para tener un arma de fuego. Y por no tener una preparación adecuada pierden la tolerancia que deben tener y actúan contra los ciudadanos usando las armas de fuego”.

Los otros aspectos mejorables son los ya conocidos: mejores salarios y dotación de equipos. En Maracaibo se necesitan 600 unidades policiales, y el parque automotor, sumando vehículos y motocicletas apenas llega a 90, y esas 90, trabajan las 24 horas del día, de allí la notable ausencia policial en las calles

“Es por ello  que en la práctica sólo se pueden ver en la ciudad unas 50 unidades policiales, que son insuficientes. Una ciudad de tres millones de habitantes debería tener aproximadamente 10 mil policías. Y eso no lo hay. Lo que hay es una deserción masiva por el bajo sueldo y migra hacia el sector privado, después de años de entrenamiento, para ser escolta o vigilante”.

Satisfechas estas necesidades con la inversión de rigor y volviendo a las bases del combate a la delincuencia, las calles podrán volver a ser de la gente.

“El delito se estudia, se estudian las formas, los sectores y horas en que se cometen para que tú puedas articularte con tus organismos de inteligencia y puedas prevenir ese tipo de hechos”.

Redacción: José Flores

Foto: Cortesía alcaldía de Maracaibo

Trabajos Relacionados