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¡ALERTA¡ Identifican virus en las redes sociales que afecta a los humanos

Si usted está leyendo esta “noticia” considérese en riesgo. Porque todos los usuarios de redes sociales y medios de comunicación está propensos a infectarse con el virus de las noticias falsas o fake news.

Esta podría ser una noticia falsa, sensacionalista y estructurada con una intención definida y certera, para alarmar y desestabilizar a la población. Pero como en TuReporte nos vacunamos contra la desinformación, puede seguir leyendo con confianza.

Día a día, cada ciudadano puede recibir hasta 10 mensajes por cadenas de WhatsApp, con alertas de supuestas noticias publicadas en Facebook, Twitter, Instagram o algún medio de comunicación digital. Un gran porcentaje son noticias falsas.

Notas de solicitud de medicamentos, insumos o dinero para procedimientos médicos; alertas sobre actos delictivos, secuestros y robos; muerte de personajes políticos, artistas, empresarios o religiosos, son solo algunas de las informaciones que se ponen a circular y las gente replica sin control y sin pensar.

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Hace apenas dos días me llegó una imagen acompañada de este texto: “¡Alerta URGENTE! Tenga cuidado de no tomar el paracetamol que viene escrito p/500. Es un paracetamol nuevo, muy blanco y brillante, los médicos prueban que contiene “Machupo” el virus, considerado uno de los virus más peligrosos del mundo y con alta tasa de mortalidad (…) Por favor comparte este mensaje (…) recuerda que Dios ayuda a aquellos que ayudan”.

Evidentemente, el mensaje no solo es falso, sino que tiene más de tres años “rodando” por las redes sociales. Al igual que uno que habla sobre unas ampollas de Granocite que “están donando porque se van a vencer”. Ese mensaje es de 2011 y ya lo recibí seis veces en los últimos cuatro años.

Virus de las noticias falsas que afecta a los humanos

María Fernanda Madriz, investigadora del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (Ininco), asegura que “los procesos virales comparten muchos más rasgos de los que podría suponerse con los procesos de desinformación que los falsos mensajes alimentan, infectando las prácticas comunicativas al propagarse de forma exponencial en medios y redes sociales”.

La experta asegura que el usuario podría considerarse “infoxicado” y para contrarrestar este proceso viral es importante que utilice “infovacunas” contra la desinformación, los rumores y las falsas noticias, mensajes falsos o fake news.

Según Madriz, clínicamente hablando, los virus: “son agentes patógenos, de estructura muy simple, incapaces de sobrevivir y reproducirse por sí solos. Para hacerlo, necesitan entrar en un ecosistema biológico, colonizar un organismo vivo y, una vez alojados en él como huéspedes parásitos, acoplarse a las células sanas e inocularles su propio material genético, que debe ser de un tipo afín al del organismo que parasitan”, explica.

Además sostiene que esta similitud les permite a los virus camuflarse, despistar al sistema inmunológico que no logra identificarlos como intrusos y, ya inoculados como polizones en las células, éstas se encargan de reproducirlos al reproducirse ellas mismas en su rutina de regeneración.

“Al infectarse un primer organismo, el virus coloniza a sus vecinos y contamina un entorno cada vez más amplio, con una proyección de crecimiento potencial hacia la pandemia”, comenta y asegura que este modelo puede extrapolarse sin desperdicio a la infección de un ecosistema mediático por la acción de los falsos mensajes, pues éstos se comportan como virus.

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La infección de los mensajes falsos

Los falsos mensajes son paquetes de contenido, comunicacionalmente diseñados para conmover el pathos social e incidir en la toma de decisiones colectiva, indica Madriz y relata que “poseen un contenido semántico (qué se dice), una estructura discursiva (cómo se organiza lo que se dice) y una estrategia comunicacional (dónde y a quién se dirige lo que se dice) de una muy eficaz sencillez basada en los principios goebbelianos sobre propaganda: decir poco, muchas veces, anclando lo dicho en las creencias y la emoción.

Para consumar sus fines comunicacionales, las falsas noticias necesitan acceder a su población objetivo, concebida como audiencias segmentadas o como masa difusa. “Deben penetrar el ecosistema mediático, colonizar las personas que interactúan en él e inocular su marco de creencias con contenidos pathicos, a los fines de estimular la toma de decisiones emotiva y no fundamentada en razones, a propósito de los asuntos de relevancia pública”.

Los falsos mensajes cumplen su objetivo al camuflarse de mensajes verdaderos. “De otro modo, serían identificados como amenazas por las alarmas inmunológicas del ecosistema mediático y eyectados de él, o desechados por los propios usuarios que los reconocerían como falsificaciones, resultando así inmunes a su falaz toxina”.

Ya dentro del ecosistema, las campañas de falsos mensajes ajustan el foco en internet. Ya que esta plataforma garantiza máxima y muy diversificada dispersión en tiempo real, así como varios recursos para el ocultamiento de la fuente que inicia el ciclo infeccioso.

De las plataformas digitales, las redes y medios sociales resultan ser las más idóneas, pues sus usuarios funcionan como prosumidores, es decir, pueden producir y consumir contenidos. Esto les permite actuar, intencional o involuntariamente, como agentes virales generadores de falsa información.

Una infovacuna contra un virus mediático

Una vez “infoxicada” una persona es capaz de “infoxicar” a todos cuantos comparten sus redes y éstos a las suyas, en un ciclo recursivo que termina borrando la seña de identidad del autor o autores que lo inician.

Este es sin duda el fenómeno más relevante, pues son las propias personas quienes amplifican exponencialmente el impacto de la falsa información, al duplicar y reenviar de manera automática cuanto reciben.

¿Qué hacer entonces ante esta pandemia que infecta la ecología mediática venezolana y global, para poner las prácticas comunicativas al servicio de intereses anónimos?

La receta es la misma, trátese de virus biológicos o de paquetes de información engañosa, e incluye una batería de estrategias enfocadas en:

  1. Aislar y anular los falsos mensajes.
  2. Fortalecer los recursos inmunológicos del ecosistema mediático.
  3. Enseñar a las personas cómo reconocer las amenazas y combatirlas con creatividad y éxito.
  4. Investigar las motivaciones, características, formatos y circulación de los falsos mensajes para generar base teórica, tipología, ruta metodológica y datos estadísticos sobre el fenómeno.
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Todo un protocolo de prevención

El Observatorio de Rumores y Falsas Noticias del Ininco trabaja en esta línea desde abril de 2017. Cuando las protestas de calle activaron una pandemia de falsas noticias.

Con relación al ecosistema mediático la estrategia es “viralizar”, no falsos mensajes sino información verificada. Gracias a la alianza con el equipo de periodistas del Servicio de Información Pública SeIP, el Ininco apoya el envío en tiempo real de tres Audio Reportes diarios a través de WhatsApp (más de 20 mil foristas), Twitter (20 mil seguidores); Telegram (4.800 suscritos) y SoundCloud (520 mil reproducciones).

“En paralelo, hemos iniciado la producción de Infovacunas destinadas a viralizar la “contra” de falsos mensajes específicos, reinoculando el sistema con memes e infografías donde éstos se desmontan y denuncian como fakes”, refiere Madriz.

En el campo de la formación, el taller Ciudadanos Advertidos capacita a vecinos, estudiantes universitarios y próximamente a niños y adolescentes en el manejo de una caja de herramientas que permite reconocer y desmontar falsos mensajes.

Además, se abrió la oferta de un curso de ampliación dirigido a brindar base teórico-metodológica a quienes esperamos se conviertan en red primaria de verificadores de falsos mensajes y viralizadores de sus contras, las infovacunas.

De todos modos, cada vez que reciba un mensaje de alerta, alarma o con síntomas de “noticia de última hora” deténgase un momento.
  1. Piense de dónde viene y evalué la credibilidad de la persona que lo envió.
  2. Lea con detenimiento el mensaje y analice el contenido. Verifique con lógica.
  3. Pregunte a quien se lo envió, de donde lo recibió y si confía que sea cierto.
    Pregunte a otras personas, de ser posible a profesionales en el área, gente bien informada o con credibilidad.
  4. Revise los medios de comunicación serios y con credibilidad, para verificar si publicaron algo al respecto.
  5. Y por último, antes de reenviar, pregúntese… ¿Para qué le sirve a otro esta información? ¿Qué beneficio aporta que lo reenvíe? No se presta para ser agente transmisor de falsedades.

 

Contactos:

ObservatorioIninco2017@gmail.com

@ININCOUCV

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografías: Cortesía

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