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HEP: un hospital pediátrico que “se sostiene” con buena voluntad

El Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP) ya es adulto. El pasado 2 de mayo arribó a sus primeros 18 años y lo celebraron este 25 de mayo, de una manera sencilla pero emotiva, en un compartir que busca reafirmar a sí mismos y a los pacientes y familiares, que a pesar de las vicisitudes el centro de salud continúa con las puertas abiertas.

Es extraño evidenciar que el torbellino de pacientes, que día a día visitaban la institución, ya no es tal. Pasillos, consultorios y áreas verdes permanecen desolados, ante la escasa afluencia de personas, tanto de quienes acudían en busca de servicios médicos, como del propio personal que laboraba en el HEP.

Un ánimo sombrío amenaza con instalarse en el hospital, pero el escaso personal que aún labora en el centro de salud se encarga de “sacudir” a diario esa estela de cansancio y desesperanza que acompaña un contexto plagado de inconvenientes.

Lo que si se desborda en el HEP son las buenas intenciones. Gente que sonríe, que no se detiene ante los obstáculos, médicos, empleados y voluntariado que día a día están prestos para “salirle al paso” a la cotidianidad, a la realidad que se presume cada vez más descarnada.

Sin embargo, como sucede en muchos entes de salud públicos del país, las verdades son secretos a voces, que se estrellan contra las paredes de lo que ha sido uno de los mejores hospitales pediátricos de Latinoamérica.

Durante su historia, el HEP ha sorteado diferentes situaciones y ha salido invicto. Cierre de pisos completos y pabellones, escasez de insumos, daños en los acondicionadores de aires y otras dificultades que fueron subsanadas en su momento, por esa carga de buena voluntad que surge de un compromiso auténtico con la salud de los niños zulianos.

Pero la última dolencia de la institución pareciera ser un poco más grave que las anteriores. El primer hospital de referencia del occidente del país se queda sin especialistas, enfermeras y personal especializado. Por lo que la operatividad del HEP ha disminuido en al menos un 60 por ciento, intentando ser optimista.

Hasta hace un par de años, los gobernantes utilizaron al HEP como bandera y se jactaban de que el centro referencial ofrecía 39 especialidades médicas y 19 quirúrgicas. Hoy, a penas dos: Oncología y Psicología mantiene una apertura medianamente óptima, el resto zigzaguea verticalmente como el registro de un electrocardiograma.

Voz oficial

El doctor Servio Tulio Rivero es el actual director del HEP y su gestión suma tan solo cinco meses, aunque el médico cirujano y urólogo pediatra pertenece al directorio del hospital desde hace 10 años y entre 2013 y 2014 estuvo a cargo de la presidencia de la Fundación Hospital de Especialidades Pediátricas (FHEP), que administra el centro.

“Somos más que familia y estamos aquí para luchar por el hospital que tiene un modelo de gestión envidiable. A través de los años, en los altibajos, hemos dado respuesta para garantizar atención médica a los pacientes que viene no solo del occidente del país y de toda Venezuela, sino también de Colombia”, explica el galeno.

Rivero asegura que la atención que presta el hospital surge del corazón y del amor, porque se reciben niños desde recién nacidos hasta los 18 años menos un día, aunque en cientos de casos esa norma se expande, sobre todo en los pacientes oncológicos o con discapacidades.

“El hospital ya es un adulto que ha sabido ganarse amigos. No solo los entes gubernamentales nos dan apoyo financiero, sino que contamos con fundaciones como Fundanica y Compañeros de Batalla, la Sociedad de Amigos del FHEP, un extenso voluntariado y contribuyentes que quieren el hospital y reconocen sus aportes”, afirma el director.

El HEP depende directamente de la Gobernación del Zulia, a través de la Secretaria Regional de Salud, que está a cargo de Omaira Prieto. También reciben un “aporte pequeño” del Ministerio para la Salud. “Vamos a conversar para lograr más y concretar ayuda de otros entes, como lo hacen las alcaldías zulianas, pero ahora buscaremos que sea de una manera más organizada”.

En cuanto al déficit de personal especializado, Rivero admite que un importante número de médicos decidió migrar y renunciaron. “Éramos unos 160 médicos y quedamos como 90, pero tenemos confianza y fe en Dios de que van a llegar otros. Esto es parte del ciclo de la vida, un poco traumática, pero vendrán más”.

El doctor resaltó el compromiso que sostiene al personal que labora en el HEP. “Intentar separarnos de ese amor es muy difícil. Los que se han ido se despiden llorando, muchos ni siquiera se van del país, sino que se han mudado a otras ciudades, porque consiguieron alternativas en otros hospitales”.

Además aseguró que se está adelantando una “reingeniería, para lograr poco a poco ir arrancando y sumar a quienes quieran colaborar, confiamos en Dios de que las cosas mejoren, para aportar al trabajador otros beneficios, no solo en lo financiero, sino buscar otras ideas para que se sienta complacido. Estamos abiertos a quienes quieran aportar para que el hospital mejore”.

Un poco de historia

La Fundación Hospital de Especialidades Pediátricas (FHEP) nació de la necesidad de brindarle atención especializada a la población infantil del Zulia. En 1972, un grupo de médicos dio inicio a un movimiento orientado a la construcción y adecuación de un hospital de niños. Participaron entre otros los doctores Dario Montiel Villasmil, Marcos Tulio Torres Vera, Alí Torres y Haydee Parra de Soto.

Culminada definitivamente la infraestructura y parcialmente el equipamiento necesario para la institución, el 9 de septiembre de 1999 se creó la FHEP, encargada de administrar los recursos del hospital.

Lamentablemente la data que recopila los pormenores históricos del HEP, como planta física, cantidad de camas, número y tipo de especialidades, otros servicios que presta, entre otros detalles, ya no está al alcance de la mano. La página web del hospital dejo de funcionar y los registros en internet son escasos. Sin embargo, en la memoria de sus dolientes queda tatuada la trayectoria de 18 años forjados a fuerza de solidaridad, amor y buena voluntad.

 

Redacción: Reyna Carreño Miranda

Fotografía: Archivo

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