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Por respeto a la Chinita, Alcaldesa de Maracaibo «le clava un no» a las corridas de la feria

En vísperas de la Feria de la Chinita, en la Plaza de Toros de Maracaibo se lidió una faena a puertas cerradas. De un lado, la alcaldesa de Maracaibo blandía sin espada, un compromiso ante la virgen -en su día, el ruedo no se teñirá de sangre-, del otro lado los empresarios taurinos pateaban el polvo, bufaban y embestían con la amenaza de suspender la “fiesta brava”, si Eveling Trejo no rompía su palabra empeñada ante la Iglesia y su patrona. 

En este duelo de voluntades solo podía haber un vencedor. La máxima fiesta de la zulianidad no podía montarse sobre una ofensa a la excelsa patrona por lo que uno de los principales eventos de la temporada recibió una estocada mortal. No hubo traje de luces, capote ni paso doble. Lo que estaba en juego no es la vida del toro ni mucho menos la del “matador”, sino los intereses económicos tras la sangrienta afición versus la integridad moral y el fervor mariano de la máxima autoridad municipal.

“Es una cuestión de principios”, aseguró Melida Antúnez, presidenta del Servicio Autónomo Monumental Plaza de Toros (Saplaz), al explicar que había un proyecto de programación de cuatro días, que se divulgó parcialmente en las redes sociales, en la cual los empresarios taurinos proponían un festival de prácticos (con aprendices de Colombia, México y Perú) el jueves 16 de noviembre, una novillada el viernes 17, la corrida principal el sábado 18, Día de la Chinita, y otra corrida el domingo. Pero todo se vino abajo en la noche del 30 de octubre cuando Trejo le clavó un no rotundo a la faena en «honor a la Virgen».

El problema con la “propuesta” de cronograma es que desde el año 2012, por solicitud de la asociación protectora de animales Matar no es Arte, con intermediación de la Defensoría del Pueblo; monseñor Ubaldo Santana, Arzobispo de Maracaibo, le pidió a la alcaldesa que no hubiese corridas de toros el día de la santa patrona, y ésta aceptó.

Antúnez señala que el argumento de los empresarios taurinos era que el evento principal debe ser el Día de la Virgen o no tendrá el mismo éxito, por lo cual aseguraban que de no cumplirse esta demanda, suspenderán todas las actividades previstas en la Plaza de Toros, lo cual hicieron.

Fuentes allegadas a la Alcaldía de Maracaibo indicaron que entre los medios disuasivos, los promotores ofrecieron ayudar a costear el encendido de la figura de La Chinita en la Plaza el Ángel de la avenida el Milagro, e incluso buscaron “intermediación divina” a través de monseñor Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida, de quien se afirma es aficionado a la tauromaquia, pero Trejo se mantuvo firme y respondió: “No lo tengo escrito en un papel, pero es una promesa ante la Iglesia y la Virgen y yo cumplo mi palabra”.

Ya la plaza quedó lista y ahora permanecerá desolada durante la feria. Aunque la alcaldesa incluso contraofertó la opción de celebrar las corridas los días jueves, viernes y domingo, y el sábado una actividad infantil con payasos y novillos, donde no se dañe a los animales, no hubo acuerdo. «El tema de fondo es que hay un público taurino y otro antitaurino, y la alcaldesa se debe a ambos por igual”, enfatizó Antúnez antes de que se definiera la cancelación definitiva de la fiesta brava.

Ahora lo empresarios taurinos tendrán que correr con las posibles consecuencias económicas del retracto a última hora. Trascendió que ya estaban hechas las contrataciones con dos toreros venezolanos (uno de ellos Rafael Orellana) y un español, y pese a no haberse efectuado los pagos, es posible que les corresponda pagar alguna compensación a los matadores por haber reservado fechas que tal vez implicara el rechazo de otras ofertas.

El temor de los empresarios tampoco era infundado. Ya el año pasado debido a una combinación de crisis económica y creciente rechazo a este tipo de actividades calificadas de “barbáricas”, hizo que solo se efectuara una corrida con moderada concurrencia, donde el español Manuel Escribano y el venezolano Rafael Orellana lidiaron a seis toros de la ganadería Campolargo.

Se desconoce a ciencia cierta a cuanto ascendieron las pérdidas, pero fuentes allegadas al sector indicaron que la taquilla estuvo “muy por debajo de las expectativas a pesar de los esfuerzos”.

Medios digitales especializados detallan que la tauromaquia es un negocio sumamente costoso, ya que los honorarios de un torero famoso pueden oscilar entre 120.000 y 240.000 euros por corrida, mientras que los aspirantes, pueden ganar entre 2.000 y 3.000 euros en una plaza de feria. Otro factor de peso es el de las ganaderías, puesto que la cría de toros de lidia es un sector especializado y caro, incluso en Venezuela.

Por estas razones los promotores suelen buscar el patrocinio de anunciantes para sobrellevar la onerosa estructura de costos, pero en retorno los patrocinantes esperan ver justificada su inversión con una nutrida concurrencia, algo imposible de lograr sin la debida planificación y tiempo de promoción.

Este año el triunfo es para Chinita y los defensores de los derechos de los animales que durante décadas han luchado por abolir la corridas en la ciudad de Maracaibo.

 

Redacción: Luis Ricard Pérez P.

Fotografía: Archivo

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